ADICTOS A LAS BUENAS ACTRICES

Es a lo único que vamos a ser adictos tras ver esta función, junto con descubrir en este Festival de Teatro una era o modas con las que no logro congeniar en escena, pero ante el talentazo de tres grandes intérpretes como Lola Herrera, Lola Baldrich o Ana Labordeta, pues pueden salvar un texto insulso y aburrido nuevamente sobre la tecnología que puede acabar con la humanidad haciéndonos cada vez menos humanos.

La protagonista es Estela Anderson, una científica que logra un avance de gran alcance, y que también provoca la lucha entre las personas por conseguir ese hito y que el poder sea algo corrupto para todos. De aquí no se puede extraer nada más. La escenografía no plantea nada atractivo que ayude a crear esas atmósferas de entendimiento o esa recuperación progresiva de la memoria, y además el utilizar como elemento de transición de escenas únicamente una cama a la que ir quitándole los frenos usando la misma música, se hace repetitivo y sin un trasfondo que logre que salga del patio de butacas llegando a alguna conclusión, o reflexión sobre nuestra relación con todos esos avances técnicos que nunca cesan.

«Adictos» únicamente merece la pena disfrutarla por sus tres increíbles actrices. Han cumplido su función, y tiene un ejercicio de silencios, miradas y verdad en sus personajes que daba gusto fijarse en cada detalle. Pero hay que hacer un análisis de lo que está sucediendo en estos últimos tiempos con familiares de grandes nombres del teatro, y lo que escriben para sus progenitores porque en ocasiones la verdad es que no son satisfactorios, e igualmente habría que ser conscientes de ese interés actual de los creadores por comparar el comportamiento humano en la era digital, puesto que en este festival ya hemos visto más historias que tienen que ver con este contexto.

En la función se dice que todas las generaciones tenemos que luchar por algo, si nos metemos en un nuevo mundo teatral en el que estos aspectos sean los que primen, perteneceré a esa parte de la población que sea prescindible, y lo que lucharé es por esas historias trabajadas que superen a las proyecciones y se guíen más por una mirada curranta que crea emociones por las que reflexionar y nos ayuden a ser adictos de la cultura.

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