PATATAS FRITAS

Inauguramos el Festival de Teatro de Málaga con Mayumana y su último espectáculo, «Currents». En él vuelven a demostrar que desde lo primigenio, el trabajo constante y la mezcla de culturas, ritmos e influencias se puede sorprender a un público completamente entregado, y lo que más me alegra en tiempos de pandemia y dificultosos para la cultura, un público de edades muy diferentes que interactuaba al ritmo de la percusión y de todas las sorpresas que nos esperaban durante la tarde.

Los que conocemos anteriores espectáculos de esta compañía de amplia trayectoria y que ha podido recorrer todo el mundo, reconocemos los diferentes elementos que ya se pueden considerar clásicos y que no por ello dejan de impresionar cada vez que aparecen en escena. Así que por todo ese viaje de la función no van a faltar los cubos de basura, los vasos de colores, los botes de pintura o las cajas flamencas. Y sin desvelar, podrán percatarse de otros elementos que ni esperan y que conseguirán el mismo efecto de coreografía perfecta de iluminación, sonido y movimiento de los artistas.

Tayl-Jade Bedser, Rotem Rachel Hirsch, Itamar Dari, Omri Fis, Adi Shalev, Amit Magnezi, May Alfi y Omer Lavi son los causantes de que el público en esta primera función que he podido disfrutar en el Teatro Cervantes hayamos pasado de la risa, a impresionarnos con los movimientos que parecen imposibles de que puedan llevarse en conjunto y también a ser propios miembros de Mayumana, de peor o mejor manera pero siempre con muy buena intención de conseguir que el espectáculo sea pleno.

Las principales novedades que presenta «Currents» es la utilización de diferentes elementos que mejoran esas proyecciones electrónicas y la propia música en si que utilizan de base, y con la que pueden luego jugar durante toda la obra. Por ejemplo, el stop motion que es muy acertado en buena parte del show, el beatbox que se mezcla perfectamente con esos aspectos más urbanos que han querido incidir en la obra, el montaje de diferentes instrumentos que lograban formar una banda completa solo con un músico y alguien grabando con la cámara, el juego de voces (tengan en cuenta patatas fritas que va a ser un punto de partida importante) y la pelea de gallos/pelea entre los intérpretes de Mayunama con un pique más que interesante. Todo en conjunto levanta tu interés y no cesa en que todo lo que va aconteciendo sea inesperado, y que esta sensación vaya yendo a más. Por cierto, muchos profesionales podrían aprender de las transiciones rápidas que han causado que tenga todo un recorrido vertiginoso que el espectador agradece.

Tengo que resaltar de la función que el juego de luces que provocaban esas imágenes de sombras es de lo más bello que he visto en mucho tiempo encima de un escenario. Especialmente en uno de esos últimos momentos que las artistas se han posicionado delante del público con cuatro instrumentos de percusión, y la luz les daba directamente. Era completamente un cuadro perfecto de danza y expresión corporal, además de por la propia profesionalidad de ellas, pero ese cuidado es un chapeau a considerar, que beneficia a la satisfacción completa cuando sales del patio de butacas.

Les queda una única función mañana a las 19:00 dentro de nuestro Festival de Teatro. No deberían perder una oportunidad de sentir en familia o buscar personalmente algo diferente que les haga sonreír en múltiples ocasiones y, permítanme la licencia, fliparlo en colores con lo que un corazón de esta profesión puede generar con todo su cuerpo. No hay que buscar explicaciones, hay que vivirlo y dejarse llevar. Y como ellos realizan, cambiar las posiciones originales de lo que uno tiene preconcebido. Así podrán conectarse todas las «corrientes» del alma que te vibra.

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