falling-poster

Llevo una semana de encogerme el corazón con historias que me sorprenden por su realidad. En el caso de «Falling» de Viggo Mortensen, es una ópera prima que no me  ha podido resultar más cuidadosa, y aunque no sea una película de fácil visionado, es un ejercicio actoral sorprendente, digno de que nadie pueda perdérselo.

La película está dedicada a los hermanos del productor, creador de la música, guionista y uno de los actores principales del film. Pero no es una autobiografía. Mortensen quiere hablar fundamentalmente de la faceta educacional que hace que las personas tomemos decisiones trascendentales tanto por nosotros mismos, como hacia nuestra familia, y cómo el derivarse hacia un aprendizaje severo y en la rectitud intransigente provoca una irritabilidad y un estado de cansancio con tu propia vida y con el mundo, que te perjudica a la hora de  tener una vida basada en el odio, el rencor y el pensar constantemente que los demás quieren hacer algo contra ti. Pero también quiere hablar de la falta de comunicación, el dejar pasar los problemas, que uno se los trague, los gestione y pasen de generación en generación sin resolverse.

Para tratar todo esto lo centraliza en la figura de Willis, interpretado magistralmente por Lance Henriksen, no sé quién es este actor ni que había hecho antes, pero qué barbaridad de personaje, con la enorme dificultad que es adentrarse dentro de un señor mayor detestable, completamente irascible con todo el mundo y al que no puedes llegar a tener ningún tipo de empatía en toda la película, pero en esos pocos detalles y sutilidades reconoces aspectos que le ocurre a tus allegados cuando van cumpliendo años, y van perdiendo algo de cabeza. Los síntomas son diferentes en cada uno, pero la reacciones generales son muy identificables en nuestro alrededor. Es brutal la intensidad y la labor de este intérprete en «Falling». Verdaderamente asombroso.

Especialmente hay dos escenas que me dejaron boquiabierta, una comida de domingo familiar donde se pueden entender los estratos de cada una de las generaciones familiares, cómo lo entienden y cómo afrontan cada uno de ellos los problemas que plantea este abuelo y padre de familia que tiene este carácter insoportable e injustificable propio de esa educación sexista, sin capacidad de dar ningún tipo de amor, con prejuicios y ganas de provocar constante además de clasista, y se extrapola a cómo los hijos cambian de tema y lo soportan, pero en cambio los nietos no quieren tener que aguantar esos comentarios y son la nueva ola que no se calla y dicen lo que piensan.

La otra escena la representa la foto de portada. Es Viggo Mortensen, que me olvidaba también de su impecable actuación y para mi sorpresa con muchísimos detalles que hacen de su interpretación algo tierno y con muchas capas que romper de su interior que tiene enquistadas, y que aguanta sin explotar sabiendo que delante tiene a alguien a quién en el fondo quiere y comprende, aunque su propio padre sea incapaz de hacerlo y que debe lidiar con madurez ante esa situación por su familia y por él mismo. Ese ejercicio se ve tanto en los flashbacks que van acompañando al ritmo muy dinámico de la película, entendiéndose todo perfectamente, como en la propia actualidad que va lidiando en cada una de las escenas.

No sé cuantos premios puede haber actualmente con las nuevas circunstancias pero se los merecen absolutamente todos, y pueden estar orgullosos que este «Falling», sea una caída tan auténtica, sin caricaturizarse para nada en una sociedad que parece que tiene que estar callada ante lo que le asusta y teme, aunque sea de su propia familia. Ojalá provoque una retirada de nuestros miedos cotidianos, brillaría una sinceridad que provocaría ese amor que necesitamos todos.

¡Compártelo!
Share on Facebook
Facebook
Tweet about this on Twitter
Twitter