Invisibles-949856399-large

No sé si me hacía más ilusión a la hora de disfrutar esta película encontrarme con tres de mis actrices favoritas del cine español, que fuera dirigida por una de mis realizadoras predilectas o descubrir que el guión estaba coescrito con Antonio Mercero. En cualquier caso, sabía que era apuesta segura y que no iba a quedar invisible en cuestión de remover mi corazón y mi pensamiento.

Para verdaderamente entender qué es «Invisibles», hay que ir a corazón abierto y saber de primera mano que son reflexiones de mujeres caminando en un parque. Muchos pueden pensar en la facilidad con que he resumido esta cuestión, pero lo cierto es que esta película entraña y utiliza una de mis armas favoritas: la sutilidad.

Hay un trabajo tan bien cuidado y profesional en los diálogos y en la composición de personajes de estas tres protagonistas que logra lo más importante, que reunirse todos los jueves a la misma hora no resulte monótono ni aburrido, más bien que estés esperando al siguiente encuentro para ver por donde encauzan los acontecimientos y cuales de esas historias cotidianas con sus miedos y aciertos son más reconocibles para nosotros en cualquier pequeño aspecto, y cuales no tanto pero el grado de identificación se hace superlativo en cuanto vamos reconociendo nuestra propia personalidad o la de alguien cercano de nuestro entorno.

En esos paseos, Emma Suárez (Elsa) es la mujer que aparenta seguridad y que ha hecho con su vida lo que ha querido y se permite el lujo de dar consejos a las demás de lo que tiene que hacer, y en esa idealización de su propia realidad ella determina cómo sienten los demás hacia ella y que tiene que determinar en sus decisiones. Qué papel tan diferente y cómo he podido pasear con ella de la mano tan fácil. Ha sido una experiencia increíble.

Adriana Ozores (Julia) representa a una profesora de la realidad. Yo que tengo la fortuna de haber convivido toda mi vida entre maestros, sé que esas dudas, reflexiones y sentencias acerca del mundo de la enseñanza y los alumnos son totalmente ciertas. Es la más dura y cruel de las tres protagonistas, en apariencia, pero lo que la actriz hace con total «maestría» es reflejar esa coraza a través de la ironía para ocultar verdaderamente un sufrimiento que se palpa en su mirada y que no puede ocultar. Bravo también porque sus diálogos para mi fueron los más reveladores, aunque vayan cargados de dolor, melancolía y sufrimiento.

Y la más opuesta que se sale de su propia forma de ser es Nathalie Poza (Amelia). Qué mujer más cercana y palpable crea en esta persona que es incapaz de estar sola y al final es la más sincera al reconocer abiertamente esta circusntancia, tanto que agota su propio dolor con tal de estar con la persona a la que ama y no para ocultarle la verdad para seguir viviendo sus propios días con esta pareja, a pesar de no estar bien y sentirse fatal con su propia elección. Pero ¿cuantas mujeres conocemos así?. Me encantó su propuesta y verla en esa tesitura aunque me hiciera sufrir desde la sala de cine, porque yo sería como sus amigas en la ficción, de intentar imponerle que dijera lo que piensa y no acometiera el aceptar esa situación porque sí.

Esta película resulta perfecta porque rezuma verdad. La que no nos gusta ver en pantalla pero que te remueve por dentro el corazón por la pura realidad que representa. Las tres actrices hacen un trabajo increíble en representar esas distintas personalidades que, al final, forman parte de todos y de nuestro círculo, y creedme que eso es algo muy difícil de conseguir.

Con otra estructura y algo más de ritmo y movimiento veo «Invisibles» también como una maravillosa obra de teatro y ahí dejo mi propuesta para quién quiera recoger ese guante. Para mí, ellas no han sido «invisibles», aunque la sociedad las quiera marcar y etiquetar en ese sentido. En esos diálogos dicen constantemente realidades certeras, saben cometer nuestros mismos errores diarios y descubres que tus propias vivencias son compartidas por diferentes personalidades que ni siquiera esperabas.

Aprendes, disfrutas de las actuaciones y tienes que estar preparado para una sacudida de corazón constante, para querer ayudarlas si logras ese grado de empatía, y para analizarte a ti misma como solo el buen cine sabe conseguir. Un lujo «Invisibles». Un gran regalo.

¡Compártelo!
Share on Facebook
Facebook
Tweet about this on Twitter
Twitter