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Recuperando la normalidad, me decidí a ver la ópera prima en largometraje de la cineasta Irene Zoe Alameda. Una película en la que se habla de las etiquetas, de cómo juzgamos a la mínima de cambio y nuestros pensamientos enquistados pueden provocar cambios en el futuro de esas personas. Tengan la edad que tengan.

Álex es una niña que no ha conocido nunca su historia completa. A través del regreso de un padre del que desconocía su existencia, y de un viaje laboral de vital importancia al que ella le acompaña, encuentran ese tiempo perdido donde los prejuicios se van transformando en las realidades. El público irá construyendo sin problema todas las piezas del puzzle, al mismo tiempo que la pequeña protagonista y nos dejaremos llevar enseguida por esos paisajes de la India, de telas, contrabando y la parte tan difícil del presente de la mera existencia en un país con sus complicaciones.

Reconozco que, al comienzo, yo misma tuve esa capacidad de juzgar enseguida y me suele ocurrir con adolescentes que llevan el mayor peso de la trama en las historias. Poco a poco, el dinamismo de las acciones más esas revelaciones importantes para ir entendiendo lo que va transcurriendo, permite que el disfrute de la película vaya de menos a más, se conozca mucho mejor una cultura de la supervivencia con lo que se fabrica y con las propias costumbres que ellos representan y valoremos ese amor que va haciéndose incipiente entre un padre y una hija que no se han visto en 10 años. Habla de la cara «B» de las cosas y que los opuestos son parte de lo mismo, aunque cada parte del mundo luche por sus propios intereses.

«La cinta de Álex» tiene una riqueza lingüística maravillosa, y cuenta con el gran trabajo de Rocío Yanguas, pero particularmente quería poner el énfasis en Fernando Gil. Es un actor que conozco, especialmente de su etapa más teatral, y aquí ha sido una maravilla ir descubriendo una evolución en cada escena, en lo que interiormente le iba removiendo a este personaje, desde el miedo pasando por la desesperación y lo que más brillaba en su mirada y en la entonación de sus diálogos que es un profundo amor que pretende recuperar, donde se ha sentido injustamente culpabilizado y que pretende recuperar con ansia y con todas sus fuerzas. Gran trabajo de este intérprete que para mi ha sido lo mejor de este film.

En este debut de la directora descubrirán que todo tiene dos caminos como esa representación matemática que va a ser fundamental y clave en toda la película. Y que no nos alejamos tanto de un mundo que se rige especialmente en demasía por la histeria mediática, en lugar de pararnos a pensar en las causas y consecuencias de las acciones. «La cinta de Álex» habla de las segundas oportunidades o de todas las que merecen darse, sin sacar conclusiones precipitadas y desacertadas. Un drama con acción bien preparada, que en determinadas ocasiones le hubiera eliminado esas escenas más pastelosas y de melodrama de películas de fin de semana por la tarde, pero en general tiene un discurso necesario y muy buen trabajo actoral, que enriquece el conocimiento de la cultura india y de cómo nos gusta juzgar al mundo, hasta al que más desconocemos.

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