COMEDIA ENCANTADORAMENTE ARROGANTE

Reconozco que no empecé con una buena perspectiva al sentarme en el patio de butacas del «Teatro La Latina» a disfrutar de la última función del lunes de «La cuenta».

Empezaron a recordarme a viejos fantasmas de la vida real con conversaciones hirientes, un poco de chistes de mal gusto y eso hizo que empezara a mostrar cierta desconfianza hacia el resultado final, sin dejar de estar pendiente a los diálogos de Alejandro, Julio y Antonio, los personajes protagonistas.

Entonces en ese trabajo de adaptación de Ramón Paso suceden esos giros que provocan que el ritmo vaya in crecendo en las situaciones hilarantes que se van sucediendo, y la función es como si girara 180 grados para transformarse en otra completamente distinta. Las diferentes personalidades de los personajes logran la comicidad que se requiere ante los extremos que tienen que dar rienda suelta en la encarnación de una parte más seria, otra parte más cómica y finalmente otra más arrogante.

Antonio Hortelano, César Camino y Abraham Arenas comparten sus experiencias vitales en las que no cesan las infidelidades, las mentiras y una necesidad intrínseca de no acertar en sus propias vidas y dejar siempre cuentas pendientes. De lo que ahí deriva se convierte en un juego de equívocos, que va mejorando a medida que los actores pueden dar rienda suelta a movimientos de su propio cuerpo, dejarse llevar por el disparate y principalmente saber reírse de ellos mismos, que es verdaderamente el ingrediente principal que funciona en el espectáculo.

El resultado es una partida de 90 minutos de ping pong de divertimento y pasarlo bien. Y recuerden no pedir dinero prestado, igual estropean amistades aunque sirvan para dar origen a una obra como «La cuenta».

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