Crítica «Live is life» – 24 edición Festival de Málaga
TODOS JUNTOS SIEMPRE
Nunca puedes vaticinar cuando te puede hacer falta una película escrita por Albert Espinosa. Por si acaso, mantén siempre una en la recámara por si falta hiciera en los momentos más inesperados. Se estrena el próximo 13 de Agosto.
Una de ellas puede ser perfectamente «Live is life» presentada en la mañana del domingo en la 24 edición del Festival de Cine de Málaga. Los que conocemos el imaginario del escritor catalán, vamos a hallar sus influencias, matices y en definitiva las características que han hecho tan especial su cine. Nostalgia, mucha música, viajes, amistad, miedos, injusticias, timidez, enfermedad, cáncer, coma, la noche de San Juan, niños pelones, niños gorditos o niños pelochos, pero lo que más prima es esa idea que se transmite en la película: la felicidad no existe, lo importante es ser feliz cada día.
Preguntado en rueda de prensa al director Dani de Torre por la experiencia de trabajar por primera vez en este universo y además con la ventaja de rodar en tierras gallegas, originarias del realizador, nos explica que no se imaginaba que Albert era tan bueno y que fue muy generoso a la hora de dejar que hiciera suya la película. También hay que reconocer que pertenecer a la misma generación ayuda a que todas esas referencias de los 80 se reflejen con esa verdad que tenían que verse en pantalla. Aunque también reconoce que tuvo que buscar un equilibrio porque es cierto que Espinosa es más intenso, y para ello la propia idiosincrasia gallega ayudó mucho, por ejemplo en el aspecto afectivo donde no expresan tanto el cariño como en otras partes de España. Pero se notan que los dos hicieron piña y fueron a una como los protagonistas de «Live is Life».
Además ante nuestra cuestión sobre la oportunidad de dirigir a niños con su primera experiencia ante las cámara, la dificultad confiesa que radicaba en manejar y equilibrar a los 5 personajes, de forma que hubiera siempre esa continuidad que se precisaba. Lo que más destaca Dani de la Torre es que fue una experiencia pura y bonita, que aprendió de ellos y que pudo revivir su adolescencia, recordando además a esas pandillas en las que éramos más libres que ahora.
Tengo que reconocer que personalmente he vivido esa identificación que me ha ayudado a poder gestionar los aspectos más duros de mi vida, y que agradezco que se traten temas que para muchos son tabú o no entienden sin una mirada limpia y de conocimiento hacia la figura de Albert Espinosa, porque de esta manera la aventura que supone esta película, «Live is life», la he vivido con toda mi felicidad posible.
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