MEMORIAS DE UN HOMBRE EN PIJAMA

Crítica realizada por Ana Sonia Macías Martín

Rueda de prensa "Memorias de un hombre en pijama". Fotografía de Mai Serrano.
Rueda de prensa «Memorias de un hombre en pijama». Fotografía de Mai Serrano.

La segunda jornada del Festival de Málaga ha comenzado el ritmo cinéfilo con la primera proyección de la mañana en forma de animación: Memorias de un hombre en pijama, dirigida por Carlos Fernández de Vigo y basada en el comic de Paco Roca, quien junto a Ángel de la Cruz y Diana López conforman el equipo de guionistas de la película.

El largometraje hace referencia a las aventuras de un soltero cuarentón que consigue trabajar como ilustrador en un periódico y que con ello cumple el sueño de su vida, que no es ni más ni menos, que poder trabajar en pijama desde casa. Todo parecía ser perfecto, hasta que se enamora de Jilguero, una chica de la redacción del periódico donde publica sus tiras, con la que se adentra en el mundo de la relación de pareja. Combinación de imagen real con animación 2D en algunos momentos de la obra y con la interpretación protagonista y voces de Raúl Arévalo y María Castro, la obra hace continuos guiños al universo de Arrugas, anterior película también basada en otro cómic de Paco Roca.

Lo que se añade en esta obra a diferencia de la historia reflejada en el cómic, es la comedia romántica, una historia que no aporta una trama compleja, diferente o interesante y se va desarrollando en el tiempo de la película sin mucha originalidad, pero, a pesar de ello, y gracias a momentos de humor y una animación bastante conseguida que refleja un gran trabajo de interpretación, se consigue que la película sea entretenida, en definitiva, un contenido fácil de ver. Pero la historia no solo va en dirección a la relación de amor de Paco, también en la que tiene con su grupo de amigos, donde se suceden anécdotas y personalidades típicas de los grupos: el responsable, el que no sienta la cabeza, el que no liga…

El principal mensaje de la obra es la búsqueda del equilibrio en las relaciones sin culpabilizar a nadie de que las cosas no salgan tal y como se habían planeado. “Avanzar y evolucionar”, según los autores, pero también es un tributo a la novela gráfica española con la intencionalidad de potenciarla en España. Y no debemos olvidar ese final, que acaba tal y como empieza con imágenes reales de los personajes, en vez de animadas, en la que se hace referencia a un protagonista egocéntrico, introvertido, un poco machista y obsesionado con su trabajo.

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