BAR DE LA GENTE

La fotografía de portada es de Isa Vera Nicart

Una de las muchas funciones del teatro es que la persona que se siente en el patio de butacas salga de forma diferente a como entró. Si además lo logran sintiéndote en casa y en familia, con ese arte magistral que tiene el teatro de hacerte sonreír con un pellizco en el alma, el mérito y el viaje escénico se convierte en una aventura imprescindible porque el amor que despliegan sus artistas cala hondo entre los asistentes que quieren adentrarse en esa magia.

Me dejé llevar fácilmente en un texto genialmente preparado al que no le faltaba un detalle. En el que podían caber todas, todos y todes. Y me refiero a quién lleve su forma de ser y de amar de múltiples maneras. Al final todos somos «people», queramos a quién queramos, nos expresemos cómo nos expresemos y el mensaje más imprescindible de esta función es sentirte dentro de esa gente pero cuidando tu idiosincrasia especial. Aceptarte para que el mundo no te destruya, ni tu mismo tampoco.

Jose Vera y Emilio Arce lo logran contando su propia historia. Ésa en la que se reencontraron, sacaron todo a su propio escenario en el Auditorio de Benalmádena para luego plasmarlo en un papel de libreta amarilla. Son personajes, Emilio y Jose, pero que hablan de verdades universales. Durante la obra, te sientes abrazado por lo que te ha podido pasar o por reconocerlo en alguien a quién quieres. Son diálogos y circunstancias con muchas sorpresas más que divertidas en las que constantemente pasas de la risa a llorar bonito. Y que primordialmente no juzga a quién haya podido adoptar una postura concreta, si no que muestra esas incomprensiones que se perdonan con el tiempo, y que lo importante es seguir adquiriendo conceptos, comunicar siempre lo que a uno le pasa y valorar la personalidad de cada uno. Paso a paso y peldaño a peldaño, minuto a minuto, segundo a segundo, se sigue adelante, con el ritmo y el tiempo de cada uno. Con respeto y aceptación.

Las transiciones son maravillosas y dignas de estudio para entender cómo se debe pasar de una escena a otra, transformándola por completo y seguir encontrándole ese sentido. El trabajo de luces es un protagonista más que logra relucir todas las partes importantes de esta función de «People». Y el trabajo de estos dos artistazos es de una maestría tremenda. Se complementan y se ayudan, se entienden y se quieren y se lo pasa uno en grande siendo público, especialmente cuando dan rienda suelta a lo más esencial de ellos mismos. Juegan en el escenario y nos lo comunican de una manera brillante al espectador.

«People» es el bar de la gente, pero su obra es el «Teatro de la gente». Ése que acoge a quién quiere mirar con ojos de aprendizaje, de ensoñación y que le de las gracias al universo en las horas concretas. Este teatro transforma a mejor, la medicina que Jose Vera y Emilio Arce suministran es la que te hace sentir mejor ser humano porque te perdona lo que creíste que podías haber hecho mejor y acepta a la persona que eres ahora. Es teatro necesario para la gente. Es en definitiva, vida.

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