UN DESPROPÓSITO DE MUERTE

La premisa resultaba interesante. Plantear una propuesta de futuro sobre lo que conocemos de base de Romeo y Julieta que pudiera plantear aspectos para la reflexión sobre el paso del tiempo. Una de las armas de esta función ha sido la música, fiel escudera de los pasajes que íbamos conociendo a través de Ana Belén y Jesús Noguero, y ojalá hubiera sido la principal artífice y base de todo el montaje, porque sinceramente es la culpable de que se salve una función que no sabe donde quiere llegar y que no puede utilizar el caballo ganador de una de las artistas más fundamentales de nuestro país para salvar una obra.

Con un comienzo prometedor lleno de humor y gags, nos situamos en ese despertar en el volvemos a recordar pasajes importantes del texto de Shakespeare, o constantes juegos entrando y saliendo todos los personajes del escenario, pero todo es un batiburillo que no tiene sentido, despista al espectador y no logra que tenga algún tipo de dinamismo en el que se avancen las escenas, ni tenga como parte troncal alguna idea que vaya evolucionando a poder emocionarnos o tener una moraleja de algo concreto.

Sí que quiero destacar que mi gran sorpresa en «Romeo y Julieta despiertan» son Irene Rouco, José Luis Torrijo y David San José, músicos e intérpretes que le han dado un valor y una razón de ser logrando salvar cualquier dificultad o ritmo tedioso que se tiene en todo el montaje. Se despiertan sonrisas necesarias, y se percibe una entrega total al servicio de lo que tenían que hacer, y era un gran alivio que se pusieran el vestuario para distintos personajes o que intervinieran con su violonchelo, la guitarra, la percusión y el piano. Me quedo, además, con un gran momento con Ana Belén cantando «Noche no te vayas» que fue el único instante donde pude sacar la emoción disfrutando, sin que resultara algo cómico, de lo que me transmitía la música preparada para la ocasión.

 No necesitamos esperar más años para ir descubriendo que pasa en la historia de capuletos y montescos, mejor seguir durmiendo y esperar a otro veneno teatrero que tenga mejores resultados.
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