EL MEJOR PARTIDO DE BALONCESTO QUE HE DISFRUTADO

Cuando el teatro logra sorprenderte tanto en emocionarte como en hacerte una propuesta diferente, la verdad es que la sensación que uno recibe desde el patio de butacas es única. «Tebas Land» es un ejercicio escénico de alta complejidad, cuyo resultado es una victoria contundente tanto en el planteamiento como en las interpretaciones de Pablo Gómez-Pando y Víctor Sevilla.

Al momento Pablo Gómez-Pando es «S», el dramaturgo que se convierte en narrador, igualmente en dramaturgo e incluso, en ocasiones, en psicólogo para irnos llevando al transcurso de esas entrevistas que tiene que establecer con un parricida, para hacer una reconstrucción más fidedigna de lo que posteriormente querrá plasmar en el escenario sobre la historia de este entrevistado que se encuentra en la cárcel por su crimen. Y posteriormente Víctor Sevilla desempeña doble labor como protagonista de su fatal hecho, y como actor que es elegido para encarnar a ese mismo papel que él también representa. Esa dualidad es distinguida perfectamente y muy habilidosamente durante toda la función, y se puede seguir el ritmo de la trama con toda tranquilidad, y sin desconectar ni un momento de lo que se está jugando esa cancha de baloncesto que nos proponen como puesta en escena.

Esa pista de juego está rodeada de vallas porque dibuja muy bien el espacio carcelario donde deben sucederse los momentos de preguntas y respuestas, como también el lugar de ensayo para que el intérprete pueda coger la atmósfera más real posible, a la hora de dar vida a este parricida. Me encanta que sea dificultoso para el espectador poder seguir los acontecimientos de lo que pasa, porque esa valla también nos impide ver con toda claridad lo que está sucediendo, eso supone un esfuerzo con un interés añadido, que permite que el grado de implicación con enterarnos de todo lo que sucede sea máximo, y un acierto en el planteamiento escenográfico.

Al mismo tiempo de juego en los diferentes cuartos y prórroga en los que se divide la obra, vamos entrando en el momento de las reflexiones. ¿Es ético que se pueda contar con detalles la vida de un carcelario que ha asesinado a su padre? ¿El dramaturgo tiene derecho a inventarse detalles para mejorar la historia, si lo que se pretende es contar una acción real? ¿Y tiene derecho a aprovecharse de esa información que el recluso le proporciona? ¿Logro empatizar con el protagonista pero entiendo que no pueda obtener los permisos que se le solicitan por el acto criminal que ha cometido?. Y sólo propongo unas cuantas de las muchas que se me pasaron por la cabeza.

thumbnail_Tebas Land Víctor SevillaY una de las cosas que más me encantaron de «Tebas Land», es que me daba igual si lo que estaba viendo ante mis ojos era realidad o ficción, porque me resultaron verdaderos los sentimientos y acciones que todos los personajes estaban manifestando. Uno de los que más me entusiasmó, son esas dudas que el preso le planteaba al dramaturgo sobre su profesión, por ejemplo, no entender lo que era una representación de teatro o que se utilizara la palabra «contemporáneo». Esto permite que quién sea menos asiduo al teatro puede llegar a ponerse en la piel de Martín como parricida, quién sea más habitual en una vida teatral identificarse con el dramaturgo «S», y quién sea actor vivir más lo que le sucede a «Fede». Una maniobra muy inteligente y que mejora la estructura y el planteamiento de la función.

En definitiva está muy bien tratado, ese guión tiene perfilados exquisitamente esa relación que va evolucionando entre todos los personajes de menos a más con una veracidad muy convincente. No querer desahogarse ante un extraño para luego soltarse sin ningún tapujo. Dejar entrever aspectos de la relación entre ellos sin la necesidad de ser explícito, sino sutil que eso se agradece muchísimo. Y culminar en un final perfecto que deja de las mejores sensaciones que yo he vivido como espectadora de teatro, eso sí como aficionada baloncestera ya les enseñaré a ambos algunas técnicas de tiro para lanzar a canasta. Pero el triple prometido que me llegara al corazón lo consiguieron de principio a fin del partido.

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