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Un buen thriller ambientado en el corazón de Cuba. Quizás es lo que menos nos hubiéramos imaginado como siguiente proyecto de Félix Viscarret. Ese idealista que, me hizo emocionar y reflexionar tanto sobre las relaciones humanas, con ese gran debut en la dirección como fue «Bajo las estrellas, con Alberto San Juan y Emma Suárez. Pero así se cerciora la gran versatilidad que tiene este realizador.

Viscarret ha bautizado esta película como «Habana noir» y está muy acertado en ese concepto. La historia de este policía, que quiso ser escritor, que pretende resolver el asesinato de una profesora, mientras se mantiene en la incertidumbre amorosa de haber encontrado a la musa que llevaba anhelando toda la vida, es un ejemplo bárbaro de cómo se debe rodar una trama de suspense. Principalmente, por el ritmo. Muy sosegado pero sin dejar de perder el interés por todo lo que va sucediendo. Con ese montaje, donde se entiende perfectamente todo y ayuda a que contextualicemos cada ambiente y nuevo descubrimiento que va apareciendo en esa investigación policial.

«Vientos de la Habana» es la adaptación del libro «Vientos de Cuaresma» de Leonardo Padura, quién también ha participado en la elaboración del guión. Su revisión no ha servido para que quedaran plasmados todos los aspectos de las páginas que lo comprenden, sino que ha ido más a ayudar a retratar esa Cuba bella pero a la vez oscura. Crear esa ambientación para que llegara más al espectador esas sensaciones que debe tener, para ir descubriendo las claves principales y, a la vez, que te vaya sorprendiendo cada rincón de esos paisajes y de cómo van evolucionando las pistas de la resolución final.

Además, de esta trama principal en la que he disfrutado intentando averiguar quién es el responsable de todos los posibles sospechosos que nos van presentando en el asesinato de esa profesora, (agradable sorpresa encontrar la interpretación de Mariam Hernández, aunque sea en forma de cadáver que da origen al conflicto), otra cuestión que me ha encantado ver reflejada es esa relación tan intensa entre el personaje de Jorge Perugorría y el de Juana Acosta. Dos almas que se tenían que encontrar. Dos personas que no han terminado de cumplir sus sueños pero que no pueden evitar rendirse al desenfreno de su tensión sexual. No es algo que quieran dejar a un lado y no atreverse a no rendirse a lo que sienten. Conde y Karina describen perfectamente lo que son, cuando no tienen que volver a la vida real. Y en eso se puede sentir uno reflejado, en ese ímpetu de querer cambiar la verdad que tiene todos los días, aunque se sepa que se debe volver al mundanal ruido en el que ya no existe esa conexión tan fuerte.

Jorge Perugorría vuelve a dar lo mejor de su capacidad interpretativa. Esos matices y miradas dan envergadura a ese policía, que no añora su trabajo pero que no soporta la injusticia. Desborda sensibilidad en un carácter más sobrio y parcialmente impenetrable. Pero sueña cuando escucha jazz y cuando conoce a Karina. Esa cara de los rudos protagonistas que te gusta comprobar que pueden ser de otra manera, pero mostrándolo de una manera natural y creíble. Juana Acosta es la perdición de cualquier personaje que se hubiera pasado por allí, su forma de moverse en pantalla y de interactuar siempre embauca y cumple como femme fatale en el sentido de que altera el orden de la historia cuando se precisa. Forma una pareja totalmente compenetrada y atractiva con Jorge desde el comienzo de la película.

Y particularmente, me quedo también con Carlos Enrique Almirante, en ese rol complicado de ser el compañero del policía protagonista. Él que da las réplicas y brinda lo posible para el lucimiento de Conde. Da muy bien en pantalla y me ha parecido un gran descubrimiento a seguir en su trayectoria. El resto de papeles secundarios, en esa comisaría de policía y en la casa de una de las amistades de Conde, denotan esas tablas veteranas que hacen falta para que se cumplan los objetivos de las relaciones que se establecen entre todos. Se sabe de su personalidad enseguida e interaccionan también, descubriendo nuevos aspectos que ayudan a mejorar ese hilo conductor principal.

Es muy recomendable «Vientos de la Habana» por descubrir esa Habana exótica y misteriosa que nunca podía pensar que serviría como escenario para un thriller, y por descubrir a este Félix Viscarret que se convierte en un director que ayuda a hacer una historia de suspense con tanto contenido y tan bien rodado, que seguramente tendréis la sensación de haber disfrutado de una buena trama y diálogos exquisitos. A la película le seguirá el estreno en TVE y Movistar+ de una miniserie que, junto a ésta, incluirá también la adaptación de las otras tres novelas que forman la saga «Las cuatro temporadas»: Pasado Perfecto, Máscaras y Paisaje de Otoño. Estaré pendiente.

Nota: 10 Arcones

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