Crónica «Ana de día» – 21 Festival de Cine en Español de Málaga
LA FASCINACIÓN DE INTERPRETAR A UN PERSONAJE COMO «ANA DE DÍA»
En nuestro primer día de Festival, ya tuvimos ocasión a la tarde de acudir a la segunda película en la pugna por los premios de la sección oficial de largometrajes. Se trata de «Ana de día», una película de difícil salida ya que su guión se escribió hace ocho años y por la lucha del equipo técnico y la generosidad y la entrega del equipo artístico, lograron que se pudiera culminar y presentarla a este certamen de cine en español.
En la película, nos encontramos ante una situación en la que podemos sentir que nos ha pasado en algún momento de nuestra vida. Pensar que tenemos un doble, y que éste doble tiene una personalidad propia que hace de las suyas y de la que nosotros no nos percatamos porque cada uno lleva su propio camino. En «Ana de día», ópera prima de Andrea Jaurrieta, nos encontramos en un principio a Ana pero después al darse cuenta de vivir objetivos programados, los más identificables por todos, decide dar un cambio radical a su vida y adoptar otro personaje llamado Nina, que vive un momento presente completamente diferente.
La realizadora explicó en la rueda de prensa de la mañana que creó este personaje femenino que aparentemente no tiene ningún problema y lo engloba en un mundo de nocturnidad y suburbio, que acrecienta esa atmósfera con el decorado cabaretero, y por ende su estética, y además añadiéndole un toque psicodélico como si de un videoclip de la época de la movida se tratara. Este enfoque lo hablamos también con la actriz Ingrid García-Johnson, a la que tuvimos ocasión de entrevistar y nos explicaba que «uno tiene que confiar siempre en el director y sumergirse en estos mundos e ir a por lo que te está planteando, también confieso que cuando teníamos los ensayos discutíamos mucho e íbamos cambiando alguna cosa porque es un trabajo conjunto, pero mi obligación es hacer lo que está escrito, hacerlo real y no juzgarlo, y disfrutarlo por supuesto».
La propia protagonista nos confesaba que ella dejó la carrera de arquitectura para ser actriz, por tanto «he tenido experiencias muy similares a las del personaje que tenía que interpretar, he pasado por ese momento de ¿qué hago con mi vida? y ¿hacia donde me dirijo?, y al final he buscado lo que realmente me hace feliz». La intérprete lo hacía más extensible a esa idea obligada de encajar en unos estándares y que por ello fue fascinante interpretar a Ana, y en consecuencia a Nina.
Tuvieron muchas dificultades en todo el proceso cinematográfico hasta lograr alcanzar que «Ana de día» fuera una realidad que se pudiera ver en una gran pantalla, incluso de construcción de decorados por cambios constantes en la localización pero lo que siempre ha primado es la libertad creativa, conseguida por ese esfuerzo personal que les ha hecho tirar siempre hacia adelante. Por cierto, siendo frívolos, un sacrificio peliagudo ya que la propia Ingrid García-Johnson se tuvo que teñir el pelo de rojo para unas escenas muy precisas donde lo pasó muy mal, «estaba ya en guión y discutí con Andrea sobre ese color de pelo, y sí que es verdad que ayuda un montón porque es impresionante como se ve en pantalla, y define muy bien al personaje».
Un surrealismo muy personal que forma parte de este ideario audiovisual que este equipo han querido emprender y que esperemos que les sea mucho más relajadamente certero en próximos proyectos. Aunque la propia actriz protagonista no duda nunca en meterse siempre en proyectos de estas características, «no es la primera película con poco presupuesto en la que trabajo y creo que no siempre se presentan proyectos súper interesantes, lo que nos gusta es actuar y uno se mueve por amor el arte, amamos esta profesión, amamos el cine y queremos hacer cosas diferentes».
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