Crónica «Diana Krall» – Starlite Marbella
SUGERENCIA DE RITMOS SORPRENDENTES
Nos despedimos en nuestra web de esta edición 2024 de Starlite Marbella, repitiendo por tercera vez con la elegancia de voz rasgada que es Diana Krall, e igualmente disfrutando de sus musicazos, el contrabajista Sebastian Steinberg y el batería Matt Chamberlain. Volviendo a esa estructura más íntima, las luces se quedan bastante difuminadas en esos focos clásicos característicos de los conciertos de la artista y embaucan a la calma armonizada por el interesante y diferente repertorio que nos presentó.
15 minutos de retraso para aparecer en escena en riguroso negro. En todas las propuestas que ambientaron la noche en Starlite Marbella, siempre va a marcarse un solo de contrabajo, batería o piano, que de lugar a la canción que vaya tocando interpretar, y luego buscaran un intercambio para cambiar el ritmo del tema hasta llegar a ese juego final sincronizado entre las miradas e instrumentos de los protagonistas de la noche.
En el comienzo suena «Almost like being in love» donde ya reconociendo esa sutileza increíble de timbre de la cantante, me cautiva con uno de sus versos «I would swear I was falling». Y es otra de las características principales que denotas cuando ya estás algo curtida en conciertos de Diana Krall, y es que según cómo se deje llevar en el momento y por las teclas del piano, acentuará algunas palabras concretas en su micro dando lugar a una gesticularidad muy apropiada y sugerente de la emoción que se pretende transmitir.
El piano que debe comenzar en todas nuestras vidas da cabida a «All or nothing at all», que nos regala que la intérprete cante prácticamente a capella, restando cada vez el sonido en ese juego enigmático con sus músicos pero que siempre tiene un resultado positivo y dulce. La canción más reconocida va a ser «I´ve got you under my skin», donde ese cambio de piano a contrabajo es algo sublime, además de un tarareo muy particular que claudicará en una parte percutiva muy interesante.
«Nothing can be done» hace acto de presencia con otro cambio impresionante de ritmo de los 3 artistas, percibiendo una evolución más cañera al piano , y que da paso también a «Queen Jane approximately», con una crecida muy enérgica de Diana Krall al piano y suena un blues como «Lost mind» que seguidamente aterriza en una de las canciones que más me gustó en su conjunto como es «Just you, just me», aquí siento que cuando canta con el contrabajo marcándole la base, es un gustazo acústico absolutamente delicioso y especial. Además el batería decide hacer un solo más percutivo dejándose llevar, incluso tocando con los codos.
Quedándose sola al piano nos embelesa con «They can´t take that away from me» que en su momento la cantó junto a Tony Bennet, y vuelven los músicos para darlo todo con «Mr.Soul» en un comienzo espectacular de batería, al que le sigue el contrabajo y un blues desgarrador que incluso hace que la pianista se levante un poco de la silla, y aquí me doy cuenta de lo que me gusta cuando detiene la canción, para tocar luego con más ímpetu y regresar a la sugerencia más precisa.
Que pasada es escucharla comenzar en el piano «How deep is the ocean (how high is the sky), pero aún más ver los ojos cerrados del contrabajista bailando con mucha dulzura, y durante el tiempo de la canción disfrutamos de grandes sonidos de la batería, así como observamos la mirada torcida tan peculiar de la protagonista del show.
Llegando peligrosamente al final es la ocasión de «Let´s face the music and dance» con un arranque de contrabajo de los que nos gustan, una progresión de las que nos gustaría hacer si supiéramos tocar el piano yendo por todas las teclas del piano deslizando los dedos hasta la tecla final, y sin olvidarnos de ese maravilloso juego de luces que ayuda a que la canción tenga más contexto, y una atmósfera que nos permite sentirla más. Dando las gracias a Starlite y todo el equipo llegan la propina con «Do Nothin’ Till You Hear From Me» en el que vemos por primera vez un juego de lengua de la artista, saboreando y alegrándose del momento que están viviendo con el público.
La calma de calidad exquisita es una atmósfera que también se deben vivir en veranos frenéticos. Espero que el año que viene, Diana Krall nos traiga esa luz de armonías agradables para seguirle el ritmo que mejora nuestra vida.
Deja un comentario