LA DESPEDIDA DE QUIENES NOS LO HICIERON FLIPAR EN UNA SALA PEQUEÑA

Fotografía realizada por Lorenzo Carnero
Fotografía realizada por Lorenzo Carnero

Definición de la RAE de «despedida»: Acción y efecto de despedir a alguien o despedirse.

Definición de la RAE de «hogar»: Familia, grupo de personas emparentadas que viven juntas.

Estos conceptos nos resumen lingüísticamente lo que Izal pretende hacer en esta gira de despedida que pasa por diferentes hogares españoles. Despedirse de su propia familia. La que desde el año 2009 les empezó ayudando con los crowfunding de sus primeros discos hasta llenar hasta en 3 ocasiones seguidas el Circo Price. Y es que al final cuando uno quiere hacer balance de lo vivido, es el momento del agradecimiento y darlo todo a quienes han estado contigo en los momentos buenos y en los menos buenos. Eso es lo que ha sucedido en esta primera experiencia de concierto en el Autocine Málaga CesurFP, una generosidad y un quid pro quo en el que creo que todos sus seguidores se han sentido satisfechos de todo el amor que han recibido un jueves por la noche por parte de toda la banda.

Mis emociones durante todo el concierto han sido curiosas. Soy una novata dentro de un show que pretende ya decir adiós hacia otra etapa, pero al mismo tiempo ha sido una ventaja de ir descubriendo por qué ese público estaba tan entregado, e ir viendo y describiendo todos esos matices tan personales que hacen que una banda como Izal haya sido y será referencia dentro de la música en España.

Antes de empezar el concierto he conocido a Adriana, una joven seguidora que llevaba un cartel con el logotipo de la banda en color brillante para que se le pudiera ver desde larga distancia, esto me hacía ya percibir que esos sentimientos iban a ir en historias generacionales, de esas que se quedan en los lazos muy fuertes y que cuentan tramas familiares de las que se quedan en el corazón, precisamente, del hogar.

Creo que no es baladí el nombre del último disco y gira, han querido sentir hogar y hacer sentir hogar. Una pequeña gran revolución de menos a más, donde se han entregado absolutamente a todo el público, y siendo mi primera experiencia he descubierto un directo concienzudamente preparado, con una calidad técnica, instrumental y vocal de alto nivel, y un ejemplo de dinámicas que hacen que los espectadores no puedan descansar en ningún momento. Adrenalina de piel y de entrega a muchos seres que llenan.

Fotografía realizada por Lorenzo Carnero
Fotografía realizada por Lorenzo Carnero

Con tan solo 10 minutos de retraso, que se agradece, os narro las dos horas de concierto que empezaron a lo grande con una mítica, «El pozo». Para arrancar previamente se lanza un vídeo en el que los artistas brindan, se rodean en círculo y empiezo a detectar el baile mikelizaliano que me va a volver loca durante todo el concierto. Gran ovación del público que les esperaba, y que como decía el propio cantante, les hizo incitar a saltar a una piscina que no sabían que estaba llena. Suena el «buenas noches Málaga» y esas luces rojas que protagonizaran muchos de sus temas, y que nos derivan a «Asuntos delicados», donde ya denoto ese acting de Mikel Izal cuando suelta la guitarra y se deja llevar por sus letras y también siento esos cambios de menos a más en la rítmica, que también contagian al intérprete para dar lo mejor de si mismo trasladando con su impecable voz esas palabras de sus canciones.

En esta parte del concierto entra lo que se convierte en una característica adictiva de Mikel Izal que es cantar con la boca torcida, muy sugerente y que hacía mucho tiempo que no lo veía en un artista, y de aquí vamos a «Copacabana». Un himno muy esperado por el público y que me retrotrajo a la única vez que les entrevisté en la Fnac cuando presentaron este trabajo, de cara a un concierto de 90 personas en la París 15 como bien recordaba el cantante en un momento del evento. Y primer humo final y muchas gracias, algo que no parará de repetir en las dos horas que nos quedan. Y creo que es justificado para denotar el significado de toda esta experiencia en la que ese reconocimiento al cariño de sus seguidores va a ser la nota predominante en este capítulo final.

Mikel toma el micrófono para preguntarnos como estamos y destacar la baja productividad que vamos a dar todos los asistentes mañana cuando volvamos al trabajo, turno para Emmanuel Pérez «Gato» al bajo hablando de nuestra ciudad como hogar de adopción para el músico durante unos años y que hace que se recuerden los 12 años de felicidad de la banda con 5 discos a sus espaldas, y que significará que no se dejaran nada en el tintero para hacer disfrutar a la gente durante toda la noche. Y lo logran con «Meiuqèr», una canción con una fuerza increíble de Iván Mella al piano y que esa voz de Mikel nos  muestra ese réquiem, que en fotografía con las luces me hacía pensar en David Lynch, y con el ukelele a lo trovador/juglar donde se sincera acerca de su propio bloqueo personal que significa el faro de guía de su último disco, «Hogar». Una auténtica belleza a descubrir. Gracias por escribirle también a los fantasmas que nos pesan.

Alberto Pérez a la guitarra eléctrica presentan la que es mi canción «Pequeña gran revolución», en la que recuerdo a mis padres y que aunque no estén conmigo sé que sigo siendo para ellos su pequeña gran revolución. La danzabilidad de Mikel Izal continúa en «He vuelto», un temazo en el que se desenvuelve sin guitarra, bailando entre luces rojas de nuevo y donde reluce esos falsetes y desgarros de voz que me alucinan de su técnica vocal e interpretativa. Hay algunas canciones que noto más sus sentimientos, es un intérprete muy sincero y donde se le notan sus preferencias y se agradece que no deje nada escondido de lo que quiere transmitir. Que maravilla escucharle sentado en ese final en el que nos habla en la canción y que remata nuevamente con «muchas gracias».

Fotografía realizada por Lorenzo Carnero
Fotografía realizada por Lorenzo Carnero

Tras un reconocimiento a los acompañantes que no vienen expresamente a disfrutar del grupo, nos sorprenden con «Seres que me llenan», vemos a los cinco en esas pantallas divididas, me teletransporta a un viaje de carretera cuya banda sonora me embauca completamente, y me quedo completamente absorta con el buen hacer de Alejandro Jordá a la batería. Mikel se desplaza por primera vez con la guitarra hacia el público animándose cada vez más, y el final no puede ser más apoteósico con el final vocal, las palmas del público y el salto en la batería.

En «Pasos de ciego» flipo con el comienzo solo a guitarra acústica, en medio de esa luz verde fantástica y con un momentazo de guitarra eléctrica y piano apoteósico, agradezco también esas partes instrumentales que introducen a veces donde generan también un cambio de estilo y de ritmo que hacen ese dinamismo siga de menos a más, seguimos con «El hombre del futuro» donde Mikel Izal hace nuevamente un despliegue de transmisión que me hipnotiza a no parar de verle y escucharle y se cambia la tonalidad a luz azul porque vamos a comunicaciones más espaciales con «Agujeros de gusano», un disco que salió de los dinericos del público y que dedican a la hija de su primer productor, Jose Caballero que se llama Alba y que al principio del tema la escuchamos con un dulce «one, two, three, four», vuelta de Mikel Izal al ukelele, contemplamos un parón de esos que luego hacen que la canción suba con intensidad y esas onomatopeyas o sonidetes divertidos que se escuchan en ocasiones y despiertan más de una sonrisa.

Viajamos hacia lo que para mi es la parte más íntima y que tocó más mi corazón en el concierto con «Tu continente», donde por favor no se pierdan esa letra tan exquisita, posteriormente «Inercia», otra de las más esperadas por la gente y donde observo al público mirándose unos a otros para dedicársela, e igualmente siento que Mikel Izal es un narrador de historias que se baila a si mismo. Una exquisitez sin medida.

Para introducir «Pánico práctico», habla de estos dos años complicados, de mierda, de miedo, recordando a Nina Simone cuando dijo que «la libertad era no tener miedo», y que querría que viviéramos sin miedo. La interpretación cuando Mikel Izal deja las manos al aire para decir «cuerpos alados» o «gigantes» es de una felicidad sublime, ¡cómo comunica y te hace sentir con eso!. La batería vuelve a estar a un nivel brutal al igual que la guitarra eléctrica y el humo vuelve a ser protagonista como intermedio a «Autoterapia», y esa transición a un sonido más heavy, oscuro y duro donde el bajo cobra un sentido mucho más sideral.

Fotografía realizada por Lorenzo Carnero
Fotografía realizada por Lorenzo Carnero

Las proyecciones mejoran con rayos, una estética muy Bowie y los 5 se montan en la nave de «La increíble historia del hombre que podía volar pero no sabía cómo», y vuelve a sonar ese «muchas gracias», llegando a la parte de las que más me gusta el mensaje en el concierto remarcando el trabajo de esas salas pequeñas como «La Bótica», donde ocurre lo que no sabéis que os va a flipar. Me emocioné especialmente porque ésa es mi filosofía de vida y lo que os intento transmitir con mi trabajo cultural. Y llega «Magia y efectos especiales», y me retrotrae a una imagen donde le veo en un taburete, en época de cantautor y que va in crecendo para que se vaya uniendo la gente al baile. Es una imagen preciosa que se me crea en la cabeza tras escucharle, aunque ojalá hubiera sido verdad y le hubiera descubierto en alguno de esos espacios que son imprescindibles para mi todos los fines de semana.

Tras la confesión que han pedido camperos como la época que lo hacían en Mafalda para cenar, llega una de las esperadas y favoritas que es «Bill Murray» y esa explicación sonora de esa mítica película que es «Atrapado en el tiempo», me encanta cuando se le escapa ese «all right» y culmina con «os amamos». Pasamos a «Despedida» donde confiesan que quieren que la noche y la gira fueran eterna, positiva, alegre y buenrollera. En proyección vemos su evolución en un calendario de 2009 hasta 2022 y como no, otro «muchas gracias», de aquí vamos llegando estrepitosamente al final con un tema que mi querida amiga Irene me transmite que le recuerda a mi, cosa que me hace descubrirla, desinhibirme y vibrarla más como es «El baile». Gracias amiga.

Otro instante importante fue con «Pausa» donde hacen un ejercicio escénico y rítmico en directo que es totalmente sorprendente, y muy especialmente el despliegue vocal de Mikel Izal. De aquí nos quedamos en el «Hogar», y ese muchas gracias se traduce en que hemos logrado que Málaga sea también su hogar y que expresen que han tenido un concierto acojonante. Aquí vamos a otro escenario muy cercano en el que Mikel Izal se baja al público porque sabe que «Qué bien» es una canción de muchas personas, como también siento a mi alrededor y así también transmite lo mucho que hemos necesitado besos, abrazos, cariño, y en definitiva amor.

Y al irse una declaración de intenciones muy reivindicativa reforzando la labor de nuestra sanidad pública que nos salvó en el peor momento de nuestra vida y lo sigue haciendo, reclama que no tengan que pasar por una política de esclavitud y que tengamos memoria con el colofón final que debía ser «La mujer de verde».

Gracias Izal por despediros en lo que también es vuestro hogar, por recordar o mostrar por primera vez como íbamos a flipar con vuestro directo, y por regalarnos vuestros superpoderes para igualaros a nosotros, por volver a poneros el traje para rescatarnos.

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