Crónica «Patáx» – S!ngulares – Teatro Cervantes
GRAVES DE CABEZA Y BUENOS DE CORAZÓN
Ser alma Patáx es vivir una libertad sin límites en el que la música se deja fluir por tus emociones logrando llegar hasta los rincones sentimentales que no esperas. Es la eterna teoría que funciona en la que «la mejor improvisación es la que está preparada», y cada uno de los músicos de esta banda se lo sabe al dedillo para lograr emanar toda la energía que el público no pueda imaginar, y completar un viaje de jazz, rock, flamenco y son cubano que alcanza todas las fronteras que cualquier clasicismo musical quiera imponer.
Hay dos características fundamentales que vamos a vivir en los conciertos de Patáx. Tanto Jorge Pérez a la batería como Aurora García como voz principal, Dani Morales a la percusión, Raúl Venegas a la guitarra, Santiago Greco al bajo, Sara Sánchez al baile, Roberto Pacheco al trombón y Jorge Vera al teclado se comportan como una familia unida en la que todos se apoyan con su talento, y eso era muy bello para disfrutarlo. Y la segunda es que todos mantienen un nivel de respeto al público manteniendo un nivel musical de alta calidad, en la que lo entregan todo desde el primer momento y absolutamente no paran de sorprender como sucedió anoche en el Teatro Cervantes.
La formación en círculo da paso a la gran Aurora García de riguroso negro mostrando dulzura, fuerza y sensualidad. Representando al tipo de mujer qué queremos ser hoy, junto con la energía arrolladora necesaria de Sara Sánchez. Da igual lo que entiendas o no entiendas sobre el arte flamenco, ves fluir con naturalidad a esta mujer y todo lo que transmite hacia tu cuerpo es verdad y positividad, e incluso una energía extra de que todo se puede conseguir y lograr. Vaya combinación de mujeres más atractiva e hipnótica. Ése va a ser el eje principal durante toda la noche de Patáx.
La catársis empieza con «Eleanor Rigby». Jorge Vera no resiste a estar sentado en su piano, atisbamos las interacciones entre los integrantes de la banda, las sonrisas cómplices y los solos empiezan a sucederse al trombón, para dar paso a un duelo brutal entre percusión y el baile de Sara, y no será la primera vez que suceda. Entre medias, se cuela un curioso «Twist and shout» a ritmos más cubanos lo que anticipa que hay que estar atento a cada nota, para averiguar donde nos lleva cada uno de los temas.
El camino sonoro da rienda suelta a un tema propio de «Patáx» titulado «Speak it up», que deslumbra con guitarra y bajo, y provoca las primeras palmas en sintonía con el público. Y algo que me entusiasma que hagan es acabar las canciones con esa parte más comedida, dando pinceladas de notas para luego rematar de forma enérgica. De aquí damos el salto a la versión de «Kiss». Aurora no canta versiones, las hace suyas dejándose llevar por la magia de talentos de sus compañeros, y esto es importante porque el concierto no se te hace tedioso por reconocer los temas, si no que no paras de asombrarte sin lograr adivinar hasta donde llega ese juego tan brutal y tan bien preparado para este concierto. ¿Pensabas que este conocida melodía no se podía bailar? Pues Sara enseguida te lo demuestra. Pero luego le toma la medida Aurora García para marcarse un final con «Purple Rain» que aún me sigue poniendo los vellos de punta.
Jorge Pérez alaba el teatrazo donde están tocando y agradece la labor de los técnicos de sonido, prometiéndonos un repertorio emocionante y arriesgado para los graves de cabeza pero buenos de corazón. Presentando a la banda, se sienta en su trono percutivo para dirigirnos hacia «Keeping it simple» jugando el piano y la percusión en buena parte del tema, para luego hacerlo con ritmos más latinos y escuchando esos coros tan animados que dan paso a esos rap urbano que tanto enganchar, y un solo de trompeta que nos confirma que de una canción más calmada volvemos inevitablemente al ritmo.
En la parte Beatles es un gustazo tremendo vivir en directo su adaptación de la luminosa «Here comes de sun», reflejando tanto a Aurora como Sara en ese brillo particular que ya indicaron que un lugar como Málaga sería perfecto para hablar del significado de esa energía positiva que emanan desde la primera nota. Vuelvo a reiterarme pero es que contemplar a estas dos mujeres ha sido un ejercicio bellísimo. En el caso de Sara por ser luz propia que me ha hecho comprender, que sin entender de flamenco todo lo que me transmitía en todos los poros de mi ser eran sensaciones que solo me hacían bien, mientras que observar la transición de Aurora dejándose llevar cada vez más, y que esas notas agudas alcanzaran cotas estratosféricas de interpretación como hacía mucho que no las percibía en un escenario.
El público ya tiene que ir tomando partido poco a poco en «Wasted by a boy», reconociendo un solo de guitarra con presencia de esa percusión de fondo, muchas improvisaciones al micrófono con el consiguiente descojone de Aurora García en esa amalgama de sonidos impredecibles. Y donde somos partícipes de nuestras primeras clases de acompañamiento vocal en la que pusimos el pabellón bien alto con nuestra implicación, Pátax resultan unos maestros increíbles mejores que muchos profesores tan clásicos y clasistas, sin duda.
Y siempre busco el momento en el que suelto mi libreta para cerrar los ojos y sentir profundamente ese «Yesterday» sin condimentos y con la voz tan envolvente y asombrosa de Aurora García, y el baile delicado de Sara Sánchez, convirtiéndose en mi instante personal que se me queda para recordarlo siempre. Esta paz no podía durar mucho porque «Yellow submarine» tenía que vibrar si o si, y es que «por la mañana yo agarro mi submarino».
Nos acercamos peligrosamente al final con «Billie Jean», un aprieto enorme mezclando «Despacito» a propuesta del público junto con «Bad» (donde lo bizarro es ver a Aurora con los ojos totalmente expresivos entremezclando «Ghostbusters»), y como propina ese «Thriller» donde, por fin, logran levantar a todo el público como fin de fiesta.
Bendita sea esta locura de Patáx, donde no hay límites (ni siquiera en el pequeño tablao de Sara Sánchez) para que sigan dando que hablar, que cantar y que tocar en este panorama musical donde muchos pensábamos que ya estaba inventado todo. Y lo que más me gusta es que me quiten la razón, y más si es de esta manera tan brutal , auténtica, hipnótica y magnética. Larga vida a los músicos valientes que hacen estas genialidades.
Deja un comentario