Crónica «Rozalén» – 101 Music Festival
LOS SUSPIROS QUE ABRAZAN A MARÍA
Saben lo sincera que soy en mis publicaciones, y mucho más cuando se trata de una auténtica genia en sacar a relucir poniéndo en palabras y emociones que se transmiten en un abrazo eterno como es Rozalén. Verla y escucharla es una de mis terapias de vida favoritas, y hoy además tenía especial interés ya que en anteriores discos se había convertido en especialistas en poder homenajear a mi madre con sus canciones, y en éste último disco por sus circunstancias personales, me iba a servir de canalización con ella para poder desvivirme por mi padre, mi grandullón, y sus abrazos únicos.
Evidentemente en mis palabras voy a relucir todo lo imprescindible que es su música y su talento, pero tengo que confesarles que no estaba ni en el sitio adecuado, encontrándome desde nos colocaron como prensa en una zona muy alejada y apartada del escenario e impidiéndome describir como a mi me gusta lo que acontece en un concierto, y luego que verdaderamente la plaza de toros para una arista como Rozalén, y teniendo la suerte y privilegio de haberla escuchado en otros escenarios, no me ha parecido la atmósfera idónea para disfrutar lo que hubiera querido.
Aún así, sigo reafirmándome que tenemos una suerte enorme en este país de contar con una compositora del calibre de Rozalén. Es un privilegio que alguien contando su propia vida, sea la tuya. Que sus armonías se conviertan en la respuesta a tus anhelos, incertidumbres e inquietudes. Y que sea la auténtica embajadora de las emociones más puras, permitiendo que desde ese «sofocón» necesario, se pueda brillar con fuerza para seguir celebrando la vida.
Como os adelantaba voy a ir narrando lo que me pude percatar desde donde estaba, y decidí darle la vuelta a la situación dejándome llevar por los sonidos. Y en ese ejercicio descubrí algo maravilloso de lo que no había sido consciente en mis anteriores conciertos de la artista, o que ha desempeñado de una manera más fehaciente en esta ocasión. Se trata de unos suspiros que atrapaban el micrófono antes de interpretar sus canciones, y por tanto su vida, y que me hacían sentir cómo que recogía el aire de los seres queridos de los que hablaba, para soltarlo con fuerza hacia nosotros en cada tema. Así que he decido dividir el concierto entre los suspiros que he podido sentir.
SUSPIRO 1
Presentación de muchos de los temas que conforman el disco «El abrazo». La muestra de cariño por excelencia. Sencilla pero imprescindible. Nos entregamos a él con uno de los singles de presentacion, «Lo tengo claro». Aquí ya denotamos ese trabajo en equipo de felicidad, y en este caso sonidos que recuerdan a la cumbia, y esa felicidad innata que se palpa en esas melodías. Muy chulo el trabajo de las guitarras en este caso.
Rozalén nos da las buenas noches, indicándonos que vamos a celebrar muchas cosas, y enlaza «Sácame la pena» con «Te cuidaré de lejos», que tiene esos sonidos tan rockeros y la podemos disfrutar empezando a cantar con los ojos cerrados que es algo que me apasiona de ella. De aquí aterrizamos en una de las más conocidas, «Y busqué», con su voz aterciopelada que se rompe por su propios sentimientos y que es algo increíble de vivir y percibir.
Echaba de menos que hablara un «poquico», y me complace explicando que, recien cumplidos sus 38 años, ha puesto en valor en este último disco diferentes amores y diferentes nostalgias. Quieren que nos sintamos en el sofá de casa donde sentamos a los amigos, como ellos mismos que son los nuestros, con los hemos compartido este tiempo de carrera musical y que habrá «raticos» de todo. Agradece a Málaga haber acabado el año pasado la gira «Matriz», empezar la gira de «El árbol y el bosque», ser su primera alfombra roja en el Festival de Cine y haber ganado un Goya (aunque fuera de manera telemática), y recuerda haciéndome saltar mis primeras lágrimas a sus amigos malagueños: Kanka, María Pelae y esas noches inolvidables en «La Botica». Sentencia con un canto a la vida agradeciendo a su Málaga querida haberle dando tantos regalos sin esperar nada a cambio.
De frente nos viene «La cara amable del mundo», para reconocer enseguida los acordes de «Vuelves» siguiendo erizándoseme la piel al escucharla con su vibrato especial esos fraseos que nunca quieres que finalicen, y que suenan realmente bellos, pero es un medley que esconde también «Comiéndote a besos» y mi primera lágrima con «Este tren».
SUSPIRO 2
La oportunidad es del sofocón de canciones que luego modificará para hacernos estar muy arriba. Antes de eso, nos recuerda su faceta intensa y emocional. Y como por las circunstancias que le han tocado vivir en estos 4 o 5 años ha podido estar en contacto con la enfermedad y la muerte. Tengo su misma idea y filosofía de amar más la vida. Como ella clavadamente expresa, la vida es un equilibrio entre gestionar esas desgracias, pero transformarlas en tristezas que se van esfumando poco a poco. Así que es el turno de homenajear a su abuela en «Ceniza», un poquito de «Justo» para dar paso a la que se ha convertido en una de mis favoritas de su último disco, y lo he podido revelar al escucharla en directo y es una luz radiante llamada «Entonces» y finiquitar con «Todo lo que amaste» dedicada a su padre, y al mio también. A mi también me temblaron las manos escribiendo en la libreta durante esta canción, María.
«Matriz» también suena esta noche en 101 Music Festival con «Te quiero porque te quiero», cuyo arte se visualizaba con esa brisa malagueña que alzaba el pelo de la intérprete, promete que en «Matriz 2» va a cantar un tema por verdiales y nos ensalza con su «Es albacete»
Otra de mis favoritas del último disco «El abrazo», se trata de esta opción urbana llamada «Mis infiernos», que se convierte en una de esas letras necesarias para estos tiempos de opinión gratis y burla fácil. Aprovecha para presentar a todos sus músicos prestigiosos y derivar en otro medley que abarca «En una noche cualquiera», «Vivir» , mi canción «Que no, que no», la canción con la que se dio a conocer al mundo, «80 veces» y terminando en «Las hadas existen».
SUSPIRO 3
Ya toca aprender a volar con la favorita del sobrino de Rozalén, «Tres días en Cartagena», el medley materno que alberga la que yo declaro que sería su carta de despedida si es que me la hubiera hecho que es»El día que yo me muera» y sus «Girasoles».
La cantante nos da las gracias por cuidarles tanto haciéndose de rogar muy poco con las propinas que finalmente obtenemos: un rock psicodélico intenso que concuerda a la perfección con esa voz de Rizalén que se propaga por todo el espacio sideral en «Llévame», la progresión es brutal y más con esas luces y la postura de la artista como si se fuera a lanzar al ritmo de la música, baja al público para la esperada «La puerta violeta» donde sube muy emocionada y casi sin poder concluir con «Todo sigue igual».
Abrazo desde lejos a esta narradora de biografías de personas valientes y cariñosas a las que homenajear siempre en vida, echándolas cada segundo de menos. Gracias por conseguir que vuelva a estar en paz. No hay nadie que lo logre como esta virgen de los picatostes albaceteña.
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