EL DÍA QUE ESCRIBÍ «AMIGA» EN MI TELÉFONO MÓVIL

Concierto de Rozalén en Málaga. Inicio de gira "El árbol y el bosque". Fotografía de Jose Vera.
Concierto de Rozalén en Málaga. Inicio de gira «El árbol y el bosque». Fotografía de Jose Vera.

Esta es la quinta vez que he tenido la suerte de ver a Rozalén en concierto. Y debo decir que es la mejor de todas cuánto he podido verla evolucionar encima de un escenario.

Recuerdo a María, con ese corazón de garganta que brotaba con timidez pero que anticipaba mucha fuerza. Y que sus movimientos se refugiaban en la magia de Bea Romero, pero que no dejaban de soltarse libres. Todavía estaban unidos como de una marioneta se tratase. Hoy ha cortado esos hilos, y de verdad he visto a Rozalén volar como nunca lo había hecho.

Ha sido en una noche de ensueño en el Auditorio Municipal de Málaga donde ha podido comenzar su gira. De nuevo. Lo digo así porque era lo que pretendía al estar en el último concierto que pude disfrutarla en Starlite Marbella, de proseguir con más ciudades y tuvo que cancelarse por las circunstancias que todos conocemos. En nuestro Festival de Cine de Málaga, todos han reconocido que en este tiempo de reflexión han mejorado y repensado sus proyectos, y éste de «El árbol y el bosque» ha logrado una mejoría palpable sin lugar a dudas. Lo he escuchado y sentido mejor. Era el momento y se notaba.

Una de las cosas que más me apasionan de Rozalén es su verdad. Yo lo llamo «llorar bonito», y ella lo transmite de una forma infinitamente mejor a cómo yo pudiera definirlo. Su verdad ha sido que esta noche en Málaga, más que nunca, cada uno de sus aciertos en palabras, se hayan convertido en una inspiración que pienso seguir y que la música es la mejor terapia que he podido tener esta noche ante mis miedos y las consideraciones que puedan hacerme pensar que estoy sola. Mi «llorar bonito» es su voz rota romperse. Es no poder acabar «Aves enjauladas» porque ese instante que la escribió no es el mismo que cantarla ahora pudiendo ver gente sentada enfrente suyo, y pudiendo desplegar su arte para que nosotros lo recibamos con alegría y los brazos abiertos. Creo que es de los momentos más especiales que he podido sentir de un artista en mi vida. Gracias por ser así, y no tener ya esa pulcritud de mostrarlo.

Rozalén empieza intensa con «Este tren» donde nos da la bienvenida al viaje y confiesa que nos echaba de menos, para después «Dragón Rojo» con esas luces que han ayudado a crear la atmósfera precisa en cada palabra de cada canción, y la mítica «Será mejor», que soy consciente que es la seña de identidad de mucha gente que me importa.

«No paráis de darme alegría, tengo un conjunto de emociones en las que prima que no valorábamos nuestro trabajo hasta que lo perdemos», así lo decía hecha un flanecico de nervios donde esa compostura y esa concentración ha estado tambaleándose con el amor más sincero de un público que la esperaba con fuerza y que le han hecho saber que les hacía falta que volviera. Qué bonito saber que se sigue apostando por la cultura.

Posteriormente «A tu vida»o «La línea» donde ya descubrimos esos nuevos estilos a explorar provenientes de influencias tan diferentes, y que al encontrarse Rozalén en esa etapa de autoestima y superación todo le viene como anillo al dedo, mejorando lo esperado.

Debo decir también que no sé por qué circunstancia ha pasado en este concierto, creo que es cuestión de energía, pero todos los arreglos de las canciones, especialmente la percusión, me han resultado soberbios y no podía dejar de fliparlo con cada sonido que escuchaba en su máxima dimensión y expresión. Brutal.

En esta noche he cambiado mi canción favorita. Creo que hoy «Justo» ha tenido su desnudez perfecta. Con poco, como es esa letra que entra en tu corazón para que solo salga sangre buena, se consigue mucho. Llegar a lo más alto donde él esté, donde el árbol le permita en su cima acoger a su Rozalén y que pueda ver el bosque. Ese bosque más sano de querer ser mejores personas, querernos y tener memoria histórica.

Pasamos a el homenaje a lo que hemos pasado en esta pandemia con «Aves enjauladas», para luego dejarnos de esa intensidad para mi esencial, e ir a vivir logrando absolutamente que desconectáramos de ese agotamiento mental que protagoniza nuestros días. La primera con la que empieza esta serie de canciones, es un descubrimiento que se va a convertir en otra de mis imprescindibles, «Mar en el trigal», su versión de «La maza», «La loba» para posteriormente dar paso a su merecido Goya, recibido en nuestra tierra, por la banda sonora de «La boda de Rosa» titulada «Que no, que no».

De aquí nos encaminamos al final con «Vivir», «El día que yo me muera» y esa acertadísima canción sobre la amistad, «Amiga». ¿Sabéis cuando os ocurre algo, que tenéis la música perfecta que define ese momento? ¿Y que siempre deseas que suene y no aparece en ese instante?. A mi esta noche mágica me ha ocurrido. Estaba con quién más me aguanta en mis días menos felices, quién me lo hace todo fácil, quién me conoce a mi primer guiño y quién se ha convertido en una de las personas imprescindibles en mi vida, tanto que ya no se llama Jose Vera, si no que le cambié enseguida su nombre en mi móvil y ahora es «Amiga». Esos son los pequeños detalles, aquellas pequeñas cosas, que definen un siempre. «Amiga mía qué suerte tenerte, los amores van y vienen pero lo nuestro es para siempre».

Concierto de Rozalén en Málaga. Inicio de gira "El árbol y el bosque". Fotografía de Jose Vera.
Concierto de Rozalén en Málaga. Inicio de gira «El árbol y el bosque». Fotografía de Jose Vera.

La narradora de nuestras almas se atreve con diferentes medleys donde escuchamos éxitos como «Me arrepiento», «Tu nombre», «80 veces», «Saltan chispas», «Vuelves» donde Bea Romero me parece la mejor bailarina del universo, no puedo dejar de mirarla y asombrarme de lo que me conmueve o «Comiéndote a besos».

La despedida antes de los bises tiene un regalo en forma de «Y busqué», para el momento esperado de «La puerta violeta», el himno que espero que siga sonando más que nunca, «Girasoles» y un sorpresón en forma de bola de discoteca y baile sin parar llamado «El paso del tiempo», que nos invita a pensar qué este resurgir, este ave Fénix, va a explorar todos los rincones de la música para deleitarnos con su prodigiosa y transmisora garganta. Si, Rozalén, quiero más. Quiero llenarme más de vida gracias a ti.

Gracias Rozalén por recordarnos que somos valientes al mostrarnos frágiles. Por quererte y hacer que nos queramos todas. Por ese valor que le pones a tus melodías y que entras en mi cabeza sin poesía para que le puedas poner tu armonía perfecta. Porque aunque no te tomes ese vino directamente conmigo, te siento mi amiga. Gracias por tu respeto y tus valores. Y especialmente por llevarnos a la luz, y que no haya metido nada de oscuridad en éste que ha sido uno de mis textos más sinceros. Será que, como bien dices, la respuesta estaba dentro de mí.

¡Compártelo!
Share on Facebook
Facebook
Tweet about this on Twitter
Twitter