LA FLAQUEZA DEL «TONTOLESCENTE»

Adolfo Fernández llevaba trabajando en este proyecto teatral 18 años. En esa mayoría de edad, ha podido perfeccionar y lucharlo hasta convertirlo en una realidad delante del escenario como sucederá tanto hoy como mañana a las 20:00 en el Teatro Echegaray. Le acompaña una de las miradas más atrayentes y enigmáticas que he podido descubrir en una entrevista, Susana Abaitua. Ambos protagonizan, «La flaqueza del bolchevique», una de las novelas más queridas por los lectores de Lorenzo Silva y de la que nos hablan momentos antes de su estreno en Málaga.

Adolfo Fernandez. Fotografía de Malasangre Photography.
Adolfo Fernandez. Fotografía de Malasangre Photography.

P: ¿Cómo has logrado llevar al teatro una historia que me parece sumamente complicada?

Adolfo Fernández: Hemos encontrado una fórmula que se parece mucho a la novela. Es un tipo que se presenta a si mismo, casi hablando en primera persona sobre su anodina vida. Es un hombre muy preparado que ha estudiado filosofía y que está condenado al ostracismo de trabajar en un banco y de ser un soplapollas, digo esta palabra porque él la utiliza consigo mismo y como está tan aburrido desde su altura de conocimiento, pensamiento crítico, filosófico y por su formación, de repente al tener que vivir una realidad que no le interesa nada, se distrae poniendo calificativos. Particionando la sociedad en soplapollas, eventuales de mierda o budas. Hace esa visión de la realidad para no aburrirse. Creo que tiene la suerte que ocurra una anécdota que es un accidente de tráfico y que salga de ese descapotable blanco una antítesis de la mujer a la que él aspiraría como emblema femenino. Es todo lo contrario. Una ultrapija que cumple todos los protocolos de la señorita de la alta sociedad, aburrida de todo. Así que le da por meterse con ella y en esa anécdota aparece la hermana adolescente de esa señora odiosa que es una nínfula que a él le recuerda a la hija del zar Nicolas II, que es una foto que él siempre lleva. Que argucia literaria más hermosa por parte de Lorenzo Silva. A partir de ahí, surge la historia. Se enamora locamente de un imposible.

P: Haciendo esa construcción de este personaje es como tú pudiste plasmar la obra en el escenario

Adolfo Fernández: Rompimos la cuarta pared y dijimos lo que ha hecho Lorenzo Silva es contarnos la historia. En vez de regalarles la novela, hemos dicho vamos a corporeizar al sinvergüenza este que no sabemos ni como se llama y hablamos con el público de una manera directa. No hay ni trampa ni cartón. Lo que está ocurriendo es porque él cuenta lo que le ocurrió hasta que surge la presencia mágica y maravillosa del personaje que hace Susana Abaitua. Ella le trastoca y le pone en un punto muy límite. En la cuerda floja. Lo que desea es dar ese paso y ella también lo desea. Porque ni ella es tan niña, ella es más mujer que muchas mujeres que la triplican en edad. Él es más tontolescente o estupidolescente. Porque los hombres desarrollamos la tontolescencia durante muchos años. Por mala educación que nos han dado, seguramente. Estamos intentando demostrar lo que no somos. Se mezcla un hombre que no se ha hecho y una cría que se ha hecho más que lo que corresponde a su edad. Por ejemplo, ella está aburrida de los canutos y de hablar de las cosas de moda. Ella tiene gustos literarios y musicales mucho más interesantes que todas sus compañeras y él está aburrido de los convencionalismos y de esa casta social del banco, la norma o la corbata.

Susana Albiatua. Fotografía de Malasangre Photography
Susana Abaitua. Fotografía de Malasangre Photography

P: Son dos personajes entonces que están necesitados de encontrarse

Susana Abaitua: Ellos se encuentran en el momento que se tienen que encontrar y se complementan. Ella encuentra en él lo que nadie le aporta y a él le pasa lo mismo. Hay un momento en el que encajan a la perfección. Rosana no es una niña que se enamora de hombre mayores, no es una Lolita. Hay un momento en la obra precioso que es la primera vez que ellos se ven y algo pasa.

Adolfo Fernández: Como si fuera un elemento químico o cósmico.

P: No sé si te pasa Susana que a mi me encanta como Lorenzo escribe sobre las mujeres

Susana Abaitua: Es una maravilla como escribe. Con fuerza también. Rosana tiene su carácter, tiene su opinión sobre la vida, lo que cree, lo que le gusta y no está al servicio. El personaje con su mundo aporta lo que tiene que aportar en el momento que tiene que aportar. Muchas veces pasa que las mujeres estamos al servicio de la historia del hombre y aquí creo que es al revés. Ella tiene su aportación.

P: Siempre me ha dado respeto el que un actor tenga que tener una interpelación muy directa con el público. ¿Cómo llevas eso, Adolfo?

Adolfo Fernández: Cada vez se rompe más la cuarta pared y soy partidario de que los personajes se confiesen. Pero siempre que estamos juntos, Rosana y yo, no rompemos la cuarta pared. Yo la rompo cuando ella se va y comparto mi alegría y mi desasosiego con el público.

P: Un tema muy interesante para descubrir como lo manejáis en «La flaqueza del bolchevique» es el humor

Susana Abaitua: Una de las cosas que más me gusta del personaje de Rosana es ese humor negro y esa forma de ver la vida y de reírse de todo. De estar asqueado de todo pero llevarlo desde el juego. No es una obra para morirte de la risa, es humor negro y que a mi me gusta mucho.

Adolfo Fernández: Es humor inteligente. Si que hay veces que se toca un tema que, en algunos momentos, el público en general puede sentir que está mal visto que un tío de sesenta años esté con una adolescente. Lo interesante es que es honesto. Cuando más desea dar el paso, de repente dice no. Así que es un buen héroe.

Susana Abiatua y Adolfo Fernández. Fotografía de Malasangre Photography
Susana Abaitua y Adolfo Fernández. Fotografía de Malasangre Photography 

P: Vosotros os conocéis de participar en más obras juntos, ¿habéis descubierto facetas diferentes del otro en los ensayos?

Susana Abaitua: En mi caso, Adolfo me metió en el teatro. No había hecho teatro desde que hice con K Producciones, «Naturaleza en la cuneta». Había algo que estaba ya muy arriba, en mi caso con Adolfo como director y como actor. Yo ya sabía que Adolfo tiene ese control con el público desde que le ví en «Cantando bajo las balas» y como maneja al público y se lo lleva al bolsillo. Siempre te sorprende y te conoces porque sabes que estás trabajando con alguien en quién confías plenamente.

Adolfo Fernández: Fíjate las ganas que yo tengo de seguir trabajando con Susana que precisamente hoy en «El País» sale un reportaje de una próxima obra, «En la orilla», y estaba a punto de inventarme un personaje para ella. Vamos creciendo juntos. Susana sabe más cosas de mí ahora después de tres proyectos y yo también de ella. Es mucho más fácil tocar la clave de la sensibilidad o de la inteligente para construir ese personaje. Nosotros hacemos un ensayo antes de comenzar la función, cambiaremos algo y así nos vamos conociendo más. Eso en el campo de lo profesional pero en el campo de lo humano, ni te cuento. El novio de Susana es mi novia, mi novia es su novio o mi hija Violeta porque son años.

Susana Abiatua: En este caso de la obra es también porque estamos los dos solos. Entonces si que es verdad que te conoces más todavía. Dos personas de gira que vamos en la furgoneta y vamos los dos juntos a pasar muchas horas.

P: ¿Por qué has querido estar en la actuación y no quedarte simplemente en la dirección?

Adolfo Fernández: Me ha apoyado muy bien en la dirección, David Álvarez que ha sido, además, el adaptador. Y he querido estar porque la idea se me ocurrió a mí. Yo soñaba con la puesta en escena y, a partir de ahí, ya es muy difícil, no estar. Prefiero firmarlo con David que David me tenga que pegar un toque algún día. Ser claros desde el principio. Hace 18 años que leí la novela, que le propuse la adaptación a David Álvarez y que se me ocurrió a mi dirigirla.

Susana Abiatua y Adolfo Fernández. Fotografía de Malasangre Photography
Susana Abaitua y Adolfo Fernández. Fotografía de Malasangre Photography

P: ¿Cómo has logrado mantener la actividad de tu productora teatral todo este tiempo?

Adolfo Fernández: El proyecto de «La flaqueza del bolchevique» lleva 18 años en un cajón. «En la orilla» que es un proyecto más fuerte y que económicamente es una producción enorme. Aquí estamos dos actores y dos técnicos y con el otro proyecto vamos a llevar 7 u 8 actores y 3 o 4 técnicos, imagínate. Ha habido que conseguir un volumen económico muy potente, luchar además favoreciendo a un autor al que nadie favorece. Tu dices mañana que vas a hacer un Mamet o un Shakespeare y se te abren muchas puertas. Y Rafael Chirbes que ha recibido todos los premios de crítica con esta novela de «En la orilla», te preguntan quién es. Eso cuesta tres años y medio sacarlo adelante. Hay que convencer a mucha gente. Y no me he rendido pero te puedo decir que lo he conseguido desde antes de ayer. Hay esfuerzos que tienen mayores dificultades que otros. Es mucho más fácil cualquier versión de Calderón, tienes un montón de puertas abiertas pero como no lo hagas bien, sabes que te puede dormir. Seamos sinceros. Hay mucha hipocresía con esto.

P:  En «La flaqueza del bolchevique», ¿el espectador va a poder ver sus propias flaquezas?

Susana Abaitua: Todo el mundo se identifica y entienden la flaqueza.

Adolfo Fernández: Él organiza un muestreo poblacional con muchos característicos. No sólo su personaje sino los personajes que le rodean dentro de la empresa. Todo el mundo se siente identificado con los personajes cuando son vivos. Todos tenemos algo de todos. Tenemos el registro de la bondad hasta el de la crueldad, pasando por todos los matices. Somos los más tontos y los más inteligentes. En nosotros, habita el demonio y el ángel. Nuestros personajes están bien construidos y por eso en ellos habita la vida y en la vida está todo eso.

Como me explicaba Adolfo Fernández, a través del teatro se puede llegar más a la novela que la propia película que dirigió Manuel Martín Cuenca y con la que, curiosamente, Susana Abaitua decidió que quería dedicarse al cine, tras ver el personaje de María Valverde. Lo pueden corroborar en este ejercicio teatral que seguro va a llegar a emociones que deben sentir desde las butacas del Teatro Echegaray tanto hoy como mañana a las 20:00. Y lo confesamos, todo lo que trate Lorenzo Silva, nosotros desde «El arcón de Natalia» a muerte lo apoyamos.

Si queréis escuchar a Adolfo Fernández y Susaba Abaitua, lo podéis hacer descargando este enlace:

http://www.ivoox.com/entrevista-adolfo-fernandez-susana-abaitua-la-audios-mp3_rf_10995672_1.html

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