POÉTICA SOBRE LA CRUELDAD DE LA VIDA

Ander Duque es un experimentado realizador de documentales. El hecho de saltar a la ficción ha tenido que ver en el momento que conoció a Rosalinda y a Zoe. Su relación de tía y sobrina le servía para idear una historia sobre la realidad social y humana que existe en nuestro país. No queriendo buscar culpables, sino pretendiendo plasmarla en la historia de una madre soltera que hace todo lo posible por sacar adelante a su pequeña. Y todo lo hace con unas imágenes y una música que, aunque se cuente una verdad muy cruel, deja buenas sensaciones visuales. Pudimos hablar de todo esto con el propio director

Ander Duque. Fotografía de Daniel Fernández Sosa
Ander Duque. Fotografía de Daniel Fernández Sosa

P: ¿Tenías de antemano previsto que en «Zoe» la madre si que le contara de verdad las consecuencias de esa situación de desempleo a su hija y en otras ocasiones jugaran como si no pasara nada?

Ander Duque: Lo teníamos muy premeditado. Las dos, en cierta manera, se están autoengañando. La reflexión final es ¿quién salva a quién?. La niña yo creo que el espectador percibe que sabe lo que está pasando, cómo le mira cuando no pueden abrir la puerta de casa, pero lo que intenta es, «no te preocupes, mamá, vamos a jugar y vamos a estar juntas». Ese es su máximo deseo. Intentar evadirte de esa realidad que te oprime y que te duele tanto. Por la parte de Rosalinda también, tiene ataques de sinceridad pero por otro lado fabulan con la nueva casa. Fabulan con un nuevo futuro juntas y donde van a vivir. Como si eso fuera a ocurrir. Esto lo que les angustia a las dos, que intentan salvarse pero el destino es muy cruel.

P: Creas una sensación extraña en el espectador porque visualmente es muy poética pero refleja esta realidad tan dura

Ander Duque: La idea es hacer una película sin crear una moraleja, sin que haya un arco narrativo con un pico dramático. Desde el principio ya intuyes como va a acabar pero lo que exijo como director, es que nos acompañes. No hay mucho histrionismo ni fuego de artificio. En la vida cuando te van mal las cosas, siempre esperas y deseas que haya un giro del destino. El espectador está hasta el último momento esperando que pase algo pero al final hemos querido ser realistas porque la película es realista.

Ander Duque. Fotografía de Daniel Fernández Sosa
Ander Duque. Fotografía de Daniel Fernández Sosa

P: ¿Es premeditado también centrar la cámara en la niña cuando comparte momentos con la madre y descentrarla, también con primeros planos, en la madre cuando cuenta la realidad de lo que está pasando?

Ander Duque: Era un juego de protagonismos. Primero es la niña, es el eje troncal de toda la película y la que lleva la magia y toda la carga emocional. Quería que el espectador tuviera ese necesidad de acogerla y que viera el sufrimiento mucho más de cerca. Los planos de Rosalinda son mucho más maduros y más centrados pero el plano detalle me gustaba más centrarlo en la niña.

P: Se mezcla, en ocasiones, el documental y el largometraje

Ander Duque: La película es un juego para ellas. Y también con el espectador. ¿Dónde está el límite con el espectador? ¿Está percibiendo que es un documental? ¿Sabe si esos personajes son reales? ¿Son actores profesionales o son personas reales de la calle? Ese juego con el espectador lo único que hace es acercarte mucho más a la historia. Creértela más y percibir que ese drama es real, es universal y está pasando y pasará. Hoy y dentro de diez años, por mucho que nos intenten vender que es la coyuntura social o la crisis. Hay muchos dramas dentro de las casas que no salen a la luz. Hay mucha gente que pasea por la calle y lleva una mochila muy fuerte y que no lo percibes, porque cada uno lleva su carga. Es el recurso emocional de cada uno en salir adelante, ese esfuerzo que hace el ser humano por salir adelante y emprender una nueva vida superando todo lo que le viene encima es lo que me interesa retratar.

P: «Zoe» nos hace recordar que esos casos existen y que no es como tantas noticias que ya no queremos ver y cambiamos de canal

Ander Duque: Una de las cosas que más me obsesionaba al principio es no incomodarles. Hay una frontera límite que si te vuelves muy crudo o muy incómodo a la hora de hacer una película, la gente va a hacer zapping. Entonces quise jugar con el tono poético, que sienten que están en ese entorno con la música e, incluso, que se rían con la abuela pero después viene el llanto de la despedida. Necesitas un poco de aire con la abuela y que la gente esté con la resaca de la risa para llegar al golpe final. Quiero que el espectador sienta que ha visto algo bonito, que no le ha incomodado pero que le ha dolido. Que se haya sentido tocado a nivel emocional. Y que piense, «esto me puede pasar a mi mañana». Es una realidad tan cercana que le puede pasar al vecino de al lado o le ha pasado a mucha gente conocida, por desgracia.

Ander Duque Fotografía de Daniel Fernández Sosa
Ander Duque Fotografía de Daniel Fernández Sosa

P: ¿Cómo escogiste a las protagonistas?

Ander Duque: Yo conocía a Rosalinda previamente porque tengo una banda y le hice un casting. No encajó muy bien pero, a partir de ahí, ya empezamos a tener una relación. Es una luchadora total de 25 años que se ha ido a vivir a Madrid desde su pueblo de Los Palacios, que ha estado muy castigado por la crisis. En estas conversaciones que teníamos, ella recibía notas de voz de wattsap de Zoe y te descojonabas de risa. Enseguida percibí que teníamos que hacer algo con esta niña, que con la relación que ya tenía con Rosalinda iban a ser las dos protagonistas y lo único que había que encontrar era el tema. Surgió el tema de los desahucios, que estaba muy en boga en aquel momento y se nos ocurrió hacerlo con ellas. Paralelamente, surgió también «Techo y comida». Fue una coincidencia cósmica que estos dos proyectos saliesen casi al mismo tiempo.

P: Una de las escenas que más refleja visualmente ese derrumbe que es lógico que la madre tenga es la del baño

Ander Duque: Es muy simbólica la película. Cuando no tienes financiación o recursos para una gran producción, lo único que te queda es hacer una película muy simbólica. Que juegue con los símbolos. Las alas, los pájaros, las jaulas, los letreros de «Felices fiestas» que están todos al revés, son detalles que de una manera inconsciente se te van quedando. Retratas estos detalles de una manera subliminal casi, van marcando este tono emocional y esa poesía. Las manos de la niña y la madre son juegos, a pesar de todo siempre encuentran un momento para el juego.

Ander Duque. Fotografía de Daniel Fernández Sosa
Ander Duque. Fotografía de Daniel Fernández Sosa

P: No juzgas tampoco a esos negocios donde la protagonista va a pedir trabajo y es que lamentablemente no se lo pueden dar, pero el espectador entiende que es así

Ander Duque: La culpa no es de la gente que no da trabajo. Hay una culpa que está por encima de todo pero la idea no era hacer un fin político. Esto ha pasado, pasa y por desgracia, seguirá pasando. No queríamos culpabilizar ni a los pobres empresarios, ni a nadie.

P: Háblame de tu trabajo en la música de la película

Ander Duque: Yo quería que también tuviera este tono emocional pero sin pasarse. Que fuera una música incidental pero que estuviera en el límite de provocar más de lo que realmente es necesario. Compuse muchas bases y al final seleccioné las que creía que eran mejores. La última canción la compusimos Rosalinda y yo, ella vino con la letra y yo me cogí la guitarra y la creamos. Dijimos ya que hemos hecho todo primeras y segundas tomas en la película, la canción va a ser una primera toma. Lo que escuchas es lo que le salió a Rosalinda la primera vez.

P: Creas también esa inquietud con esos minutos que van cayendo desde el principio de la película

Ander Duque: Es difícil mantener esa tensión. Podíamos tener el riesgo que el espectador se cansara al seguirlas pero al ponerlo varias veces, vi que el pulso se sostenía. El montaje fue durísimo pero noté que esa tensión se mantenía. Ha habido gente que hasta me ha dicho que le parecía corta la película. Tiene un compás muy cadente que está abocado al barranco y el espectador aguanta. Siempre puede haber un atisbo de esperanza y te agarras a la vida pero muchas veces no te lo da.

Ander Duque. Fotografía de Daniel Fernández Sosa
Ander Duque. Fotografía de Daniel Fernández Sosa

P: ¿Cómo fue ese trabajo de posproducción?

Ander Duque: Yo me lo paso muy bien rodando y grabando pero luego el trabajo de posproducción fue duro. Porque además lo he montado yo también. Soy reacio a que me monten mis películas y mis documentales. Yo tengo en la cabeza lo que quiero y no voy a explicárselo a nadie tampoco. Ha sido duro, ha sido largo y la acabamos hace año y medio. Hasta ahora, ha sido un camino muy largo. Estoy contento porque al final sales con la sensación, después de verla, de que es la mejor manera que podía haber montado la película

P: Lo que si nos costaba es entender el papel de la madre de Rosalinda de no ayudar a criar a su hija

Ander Duque: Existe también. La frase clave es «la decisión de tenerla fue tuya». Tu carga con la responsabilidad. Hay una relación muy complicada entre la madre y la hija porque también está cuidando a los abuelos. Si que es verdad que ella es la que se lleva un poco de culpa y queda tocada en la película. Hay un background que tampoco contamos ni nos interesa. La figura del hombre está desaparecida. Hasta Superman se ahoga. No hay un hombre que pueda salvarla.

Ander Duque. Fotografía de Daniel Fernández Sosa
Ander Duque. Fotografía de Daniel Fernández Sosa

P: ¿El Festival de Málaga va a ser un buen escaparate para «Zoe»?

Ander Duque: Lo veremos. Yo tengo una rutina de trabajo y mucha producción de documental, estoy preparando uno y tengo otro a estrenar después del verano. Mi rutina como documentalista es siempre en la sombra. Yo vivo en la sombra, cojo mis cámaras, me voy a grabar, me meto en mi estudio y nunca he tenido este reconocimiento masivo del que no estoy acostumbrado. Estoy como aturdido. El objetivo es salir con una distribución, por muy pequeña que sea, lo más importante para un cineasta es que su película la vea la gente y cuanta más gente la vea, mejor. Es muy difícil hacer cine en España y en estas condiciones todavía más. Yo estoy contento con lo que he hecho hasta aquí, para mí estar aquí ya es un regalo, quedará un legado precioso para Zoe cuando crezca y sea consciente de lo que hemos hecho.

P: ¿Y es también difícil hacer documentales?

Ander Duque: No es tan difícil. Yo tengo mi financiación privada, colaboro con fundaciones y empresas privadas. Saben el tipo de documental que hago, me dan total libertad y además tengo la plataforma de la 2 que me facilita también la emisión. Yo tengo una rutina de trabajo muy continua. Hago cuatro documentales al año y es mi manera de vivir desde hace muchos años. Ahora enfrentarme a otra ficción, me lo tendría que pensar.

«Nosotras necesitamos un nido, hasta que aprendas a volar», es la frase central de «Zoe» y el lema que el director pretende que tengamos en nuestra retina aunque me lo remata «pero a veces el destino y la vida no te permiten que te crezcan las alas». Duro pero real y, en ocasiones, hay que explicar en el suelo lo que no podemos ver cuando soñamos con volar.  Por cierto, Ander Duque no para en su proceso creativo y ya está inmerso en otro documental. Así que alas para dar rienda suelta a esa imaginación tiene para coger mucha altura.

Si queréis escuchar el audio con Ander Duque, sólo tenéis que pinchar en este enlace:

http://www.ivoox.com/entrevista-ander-duque-zoe-festival-de-audios-mp3_rf_11328757_1.html

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