Entrevista Fernando Navarro – Martha. Música para el recuerdo – Fnac Málaga
YO HE ENCONTRADO EN LAS CANCIONES LAS GRANDES VERDADES DE MI VIDA
Hasta que he conocido a Fernando Navarro, podía presumir de ser una de las personas con más memoria de todo el mundo. Pero en esta entrevista donde nos presenta su primer libro, «Martha. Música para el recuerdo», no sólo recuerda como los personajes de su novela, citas, frases y sentencias que quedan para la historia de diversos artistas sino que en esta propia charla, rememora con facilidad programas, discos, referencias literarias, e incluso, un detalle muy curioso que no todos los escritores cumplen que es acordarse propiamente de pasajes que hay en las páginas de sus historias. Un memorión que me sorprende al igual que su facilidad de conversación y que, dándome igual si es autobiográfico o no, me transmite esa misma pasión por la música y por lo que emprende con esta aventura novel, como su propio protagonista Javi lo hace con Marta. Esto es lo que nos contó previamente a la presentación en el fórum de Fnac Málaga
P: Uno de los aspectos que más me ha gustado del libro es tu capacidad de descripción de personajes, ambientes y diálogos, que para una lectora como yo que, habitualmente, esa manera de escribir le echa para atrás, en tu caso logra que tenga ritmo y enganche la historia
Fernando Navarro: Yo quería intentar que todo fluyese. Releía mucho. Era mi primera novela con lo cual tenía mucha ilusión pero también mucho vértigo, por si iba a ser capaz de hacer una historia verídica que emocionara. Leí una cosa de Murakami en el New York Times que hablaba de que él se ponía mucho jazz para escribir y que intentaba que su literatura tuviera sonoridad. A mí eso me impactó mucho. Él quería que sus libros fueran como los discos de Miles Davis o John Coltrane donde las notas van muy fluidas como en el jazz y todo suena como un caudal sonoro maravilloso. Quería que su literatura fuera igual. Incluso que si lo leyeses en alto, tuviera sentido. Me di cuenta de lo importante que era el tono que das a la literatura. Yo me releía mucho y escuchaba muchos los discos que nombro. Por ejemplo, en el capítulo 6 que aparece Van Morrison quería captar ese tono de «Astral Weeks» y quería también que ese pasaje, de alguna manera, tuviera ese tono. Me releía mucho para limar o quitar cosas, incluso para que las conversaciones no fueran tremendamente largas o potentes, quería esa sonoridad que buscaba. Era muy buscado, no sé si conseguido, pero para eso era muy necesario releerme mucho y utilizar la música y los discos para que le diese ese tono.
P: A priori, el que te conozca y empiece este libro, podría pensar que la parte más descriptiva iba a tirar hacia las canciones, no hacía todo lo que logras ambientar de la historia de Javi y Marta
Fernando Navarro: De lo que tenía claro que quería huir era de hacer una enciclopedia musical y de analizar las canciones poniéndome en la piel de un crítico musical. Quería hablar de las emociones que giran entorno a las canciones. La música, al fin y al cabo, lo que despierta en nosotros son emociones, tanto cuando amortiguan tu tristeza, proyectan en tí ilusiones o cuando te acompañan grandes momentos de tu vida. Lo que me obsesionaba era utilizar esas canciones y darles el entorno sentimental que les corresponde. Todas las canciones están, evidentemente, pensadas para referirse a ese entorno sentimental.
P: Hay mucho más que la música que ambienta una historia de verano
Fernando Navarro: La novela está en dos dimensiones. Está la dimensión del presente con Javi que, a través de que conoce el fallecimiento de Marta, recupera la canción de «Martha» y como una caja de Pandora, su gran jukebox sentimental y emocional a través de las canciones. Es como si la muerte de Marta le activase ese jukebox, esa gramola sentimental, y saliesen todas las canciones que había compartido con ella durante su adolescencia. Y está la dimensión del pasado que es en la que se mueve la historia de Javi y Marta y yo intenté explicar dos entornos muy diferentes pero que no lo eran tanto. Al fin y al cabo, es el entorno en el que Javi quiere ser persona y es el entorno en el que vas dejando el mundo infantil hacia el mundo adulto, que es ese tránsito que es la adolescencia, y te tienes que identificar con la vida e iniciarte con nuevas amistades, el primer amor, el alcohol, todo se vive muy apasionadamente, con otro entorno donde Javi quiere ser esa persona en el que llega un momento que todo le supera, la escala de valores en la que creía se ha venido abajo, y se deja llevar. Se le propone una oferta de trabajo del demonio, como él llega a decir, y se replantea otra vez quién quiere ser. La muerte de Marta le hace recordar todo lo que soñó y lo que las canciones le aportaron, una ética y una escala de valores que, a lo mejor, no ha renunciado a ellas pero las tiene arrinconadas. Vuelve a recuperarlas y entonces la música tiene que sonar fuerte.
P: Y ¿cómo es posible que tratando de un tema trágico, yo tenga una buena sensación a la hora de acabar el libro?
Fernando Navarro: Porque en el viaje interno que hace Javi a través de las canciones y de su pasado, si te fijas la última frase del libro acaba en presente, podía haber sido de otra manera, y es un final abierto pero directo a una sola dirección y es que sigue amando la vida y lo que le aporta la vida. Asociaba la música a sus grandes momentos. Le han acompañado en la persona que siempre ha soñado ser y lo sigue amando y lo tiene que seguir utilizando para no dejarse vencer por la rutina, ni por los miedos ni por las frustraciones. Seguir peleando por él mismo es la única manera de seguir peleando por todo lo demás.
P: En la estructura, ¿pensaste primero en las canciones y luego en la historia o de la historia vinieron las canciones?
Fernando Navarro: Flaubert cuando escribió «Madame Bovary» decía que se sentaba en su escritorio y no sabía lo que iba a escribir pero si que tenía claro lo que quería escribir, tenía claras las emociones que llevaba de dentro. En esto, pasa igual. Yo me sentaba y no tenía claro donde me llevaban los personajes, sabía su final de trayecto pero podían pasar muchos surcos y, en esos momentos, se metían muchas canciones. No tenía puesta una lista de canciones. Hay algunas que tenían que entrar pero porque forman parte del paisaje de la época. Es decir, tiene que entrar «Corazón partío» o «La Flaca» porque sonaban en aquel verano. Si ibas a los recreativos, no podías poner a Neil Young o a Springsteen. Pero luego hay una serie de canciones que se fueron metiendo con la historia y que, también, es un homenaje a la música que más me ha inspirado y me ha emocionado como Los Rodríguez, Extremoduro, Springsteen o Tom Waitts. Eso ya formaba la radiografía sentimental de los personajes.
P: Aprovechando que te tengo delante, te voy a leer algunas de las muchas frases que me han dejado impactada. «¿Los Beatles son más importante que Jesucristo?»
Fernando Navarro: Para mí, si. Yo he encontrado en las canciones las grandes verdades de mi vida. Le pasa en el capítulo a Javi con Van Morrison que empieza a replantearse toda su educación católica y que recibimos muchos en el colegio y, de repente, ante la muerte de Miguel Ángel Blanco y ante esa pérdida de la inocencia que fue un hecho tan trágico, u otras circunstancias que te hacen perderla, empieza a cobrar fuerza y algo que le aporta, que no sabe lo que es, como decía Bob Dylan, «las canciones son como sueños que sabes que están ahí, países innotos que merece la pena adentrarse en ellos», pero le merece la pena. En el caso de Javi, el mío y el de mucha gente, encuentras esas verdades en la música más que en la religión. Albert Camus era muy existencialista pero decía «ante el silencio absurdo de Dios, lo que hace falta es la rebeldía del ser humano». Ante ese silencio absurdo, que es una cuestión de un acto de fe, yo encontré mucha más fe en lo que me aportaban las reflexiones que son como grandes pilares y verdades de la humanidad de Bob Dylan, Springsteen o Tom Waitts. Para el personaje de Tomi que dice esa frase, lo que nos han dicho los Beatles es más importante que Jesucristo.
P: «Solo me he sentido un héroe en esta vida cuando te he imaginado conmigo en mis canciones». Esto es frase directa para que caigamos rendidas, sin duda.
Fernando Navarro: Eso pasa mucho. De todas las artes, la música es la más fascinante porque juega con tu imaginación, más que ninguna. El cine, la literatura o el teatro te genera un marco, muy determinado, donde proyectas tus sentimientos. Con la música, no. Te bastan tres acordes, una melodía o, incluso, no entiendes la letra para que ya te agarres a eso y te proyecta tu imaginación. Empiezas a recordar ese sentimiento, ese recuerdo o esa sensación de una forma muy potente e impactante, o proyectas en el futuro. Si estás enamorado, te imaginas escenas con esa persona, que es un rollo maravilloso y muy humano. Y eso es lo que tiene la música.
P: «En este mundo, hay que saber elegir incluso a la persona con quién complicarse la vida»
Fernando Navarro: Sin duda. No merece la pena complicarse con todo el mundo pero si encuentras la persona adecuada, hay complicaciones que pueden aportar, incluso, enseñanzas. Yo creo que Javi, de hecho, con Marta que nunca fue un asunto pendiente, que nunca se llegó a concretar, saca enseñanzas de su vida que le ha merecido la pena pese a que se complicó la vida y sufrió mucho.
P: Cuando se sentencia con artistas, también corres el riesgo de que algunos seguidores reaccionen. Y, en este caso, yo también prefiero a Sabina que a Calamaro
Fernando Navarro: Había una disputa en aquella época. Y en ese año, el 98, donde Sabina lo petó con «19 días y 500 noches», habla del casino de Torrelodones que está al lado de Hoyo de Manzanares (el lugar donde se ambienta la novela). En ese año, estaba Sabina pero Javi era más rockero y era leal como los rockeros de pro, y si se emocionaba con Los Rodríguez tenía que emocionarse con Calamaro.
P: «Serás el crítico más flipado de tu generación aunque tus padres nunca te leerán»
Fernando Navarro: Tengo un montón de amigos que me dicen su pena de no haberse dedicado a ser periodista o hacer sus sueños. Y se arrepienten. Pero, claro, no es lo mismo perder un tren con 18 que con 40.
P: ¿Por qué a Javi le gusta escribir tanto sobre música?
Fernando Navarro: Fíjate, yo podía haber puesto a Javi como un personaje desvinculado de la música. Abogado, banquero o contable. Y tener esa misma historia de pasión porque hay abogados, banqueros y contables que les encanta la música y se apasionan con las canciones. Me parecía muy interesante, pese a que sabía que le iban a asociar mucho a mí, que el protagonista escribiese de música, estuviese en contacto con ella diariamente y la tuviese siempre a su disposición para mostrar todavía, con más fuerza, que ese desapego hacia la música y hacía la vida, muchas veces, puede causar crisis internas mucho más bestias y, al final, Javi es un personaje desorientado. Dice «con toda la música que escucho y cuanta más música tengo a mi alcance, qué poco me dice en ese momento». A lo mejor antes, con una sola canción o un solo disco, te bastaba para que te dijese millones de cosas más y tenías menos acceso a la música. Está obsesionado en escribir de música pero ¿qué es escribir de música?. La reflexión es que la música, al final, son sentimientos, emociones y algo más que decir que este disco está muy bien y que este artista es mejor o peor. Eso es cuestión de gustos. Que más da si Sabina o Calamaro es mejor o peor, lo que importa es qué te dice Sabina y qué te dice Calamaro.
P: No te has limitado a contar tampoco, no sólo en el caso de Javi y Marta, historias de amor con finales predecibles
Fernando Navarro: Es la vida misma. La vida está llena de historias bonitas, alegres y tristes. Hay un par de homenajes en la novela a las películas. Javi cuando trabaja en el videoclub dice que ve «Los puentes de Madison», que es una película muy de generación de los 90, que sería la típica película que vería con Marta y ella le responde que no sea flipado que es una película para viejas. Esa película si la tenía como una historia que podía ser parecida a la de Javi y Marta, igual que Marta cita «La tregua» que es una historia similar en el libro de Benedetti. Son historias que son muy bonitas y muy humanas, fuertes sentimentalmente y emocionalmente, pero que no acaban como un cuento de hadas. En el fondo, la historia de Javi y Marta y ese era mi gran propósito del libro, acaba como empieza y empieza como acaba. Es una cosa circular. Siguen unidos. De alguna forma, Javi se lleva una parte de Marta para toda su vida y, al haberla olvidado, se da cuenta que no tenía que haber renunciado a olvidar eso porque le ha aportado mucho y se da cuenta a través de su viaje a su pasado a través de las canciones y Marta, que ya no sabía donde estaba Javi ni qué era de su vida, escuchando esa canción demuestra que tenía una parte de Javi que la acompañaba. Esto quiere decir que los grandes momentos de tu vida y la gente que te aporta, no tienes porqué renunciar a ellos. Puedes seguir avanzando en tu vida, aunque a lo mejor ya no vayáis de la mano, pero te aporte eso que da tanto a la vida que son grandes cosas.
P: Te mojas también con nuestra profesión y cómo ves la situación actual
Fernando Navarro: Cuando decidí que quería escribir el libro, esa situación yo la sufrí en el periódico que hubo un ERE y lo ha habido en casi todas las empresas grandes de este país. Yo quería reflejarlo porque es un entorno que es real. Sobretodo, porque al final lo que sucede que, al ser una novela que parece que se dirige a una generación que pensábamos que teníamos el futuro ganado, que ya venía hecho, veníamos de esa «España va bien» que decía el presidente Aznar, los milagros se han convertido no solamente en una cosa trágica, sino en una desfachatez. Lo más triste de toda esta historia de ahora no solamente que hay una crisis económica, sino que hay una crisis de valores. Estamos viendo mucho descrédito a nivel político y representativo. Viendo gente que no sólo ha robado y roba, engaña y ha engañado, sino que encima no ha dimitido y se mantienen en el poder. Eso genera lo que decía Saramago antes de morir, que lo contaba su mujer, Pilar del Río en una entrevista con Gabilondo Estaban cenando un día en su casa con su familia y Saramago estaba sentado en un sofá, discutían sobre la crisis económica, y pidió callar, se levantó, tardó como dos minutos en llegar a la mesa y dijo, «dejad de hablar de crisis económica, estamos viviendo una crisis de valores occidental, y se están viniendo abajo los valores de la dignidad de una democracia, de una política ciudadana y de un bien público». Yo quería hablar de ese entorno, cuando los valores se caen, porque es muy hostil, triste y difícil de encontrar cuando la religión no te dice nada, y para eso están las canciones, el arte, la literatura o las películas. Uno de los personajes, Lorenzo, le dice a Javi, «al final, lo que importa es lo que uno hace» y eso es una enseñanza que saqué de una novela, que también es un homenaje, como «Las uvas de la ira».
P: Ahora entiendo que hayas tardado dos años en escribir este libro
Fernando Navarro: Lo que más me costaba y me daba mucho miedo era encontrar un equilibrio bueno entre el presente y el pasado. Me daban mucho miedo esos flashbacks y volver al presente. Al final, todo confluye pero ¿se entendería hasta donde llega todo?. Quería jugar con esos elementos. Para mi, es tan importante todas esas reflexiones que tiene en el pasado como las que tiene en el mundo adulto hacia otra etapa de la vida que es otra madurez, pero que no es lo mismo que tener 20, 30 o 40.
P: Ahora que el libro ha tenido ya un recorrido, ¿se han disipado esos miedos?
Fernando Navarro: Me han pasado cosas absolutamente maravillosas de feeling y de feedback de la gente. Una chica me vino a una presentación a Madrid desde Hoyo de Manzanares y me dijo que le había hablado de su vida. Me han sucedido cosas como un chico en Valladolid, que me leía mucho en el periódico pero que gracias al libro se había dado cuenta que no merecía la pena pensar en suicidarse, cosa que pensaba hacer tras separarse y sufrir muchísimo. Hace poco, también, me escribió una chica por Facebook a la que no conozco, que le habían diagnosticado cáncer de mama y que estaba luchando con la quimio y que estaba leyendo la novela mientras estaba teniendo el tratamiento, le había hecho recordar tanto su pasado y los mejores momentos de su vida, que le estaba dando muchas fuerzas vitales para luchar contra el cáncer porque estaba empezando a recordar lo bonito que era vivir. Ha decidido, al acabar la novela, abrir un blog porque necesita contar su experiencia y el primer mensaje está dedicado a la novela.
Para concluir me remata Fernando que «las canciones nos aportan grandes momentos y nos ayudan a buscar lo mejor de nosotros mismos, mi objetivo con la novela es que inspire a sacar lo mejor de tí». Y lo consigue. «Martha. Música para el recuerdo» del periodista y escritor, Fernando Navarro, es recomendable ya seais melómanos o de los que no se acuerda como se llama su artista favorito porque verdaderamente logra sacar las mejores buenas sensaciones que te pueda aportar un libro y, encima, es una auténtica maravilla de banda sonora. Yo, por suerte, tengo a mi propio recetador musical, como Javi era el de Marta. Busquen el suyo.
Para escuchar la entrevista con Fernando Navarro, sólo tenéis que pinchar en este enlace:
http://www.ivoox.com/entrevista-fernando-navarro-martha-fnac-malaga-audios-mp3_rf_4629087_1.html
Deja un comentario