UNA OPORTUNIDAD ÚNICA DE VIVIR UNA AUTÉNTICA ESTUPIDEZ TEATRAL

Les cuento una historia. Hace un par de años, una joven compañía me mostraba sus sueños. Tenían las bases, pero también los miedos y las incertidumbres. Lo que ocurre es que al hablar en ese momento con Javier Márquez y Fran Perea, productores y actores, no lo hacían sin conocimiento. Llevaban años de experiencia y decidieron su primer reto teatral que fue un éxito, «Feelgood» (gran antesala de la realidad que vemos actualmente en las relaciones entre políticos). El ejemplo para seguir trabajando en lo que uno cree está en el segundo montaje que nos presentan en el Teatro Cervantes y en el Teatro Ciudad de Marbella, «La estupidez», la adaptación del texto de Rafael Spregelburd donde continúan con el «más difícil todavía» en cuanto a ofrecer algo único que el espectador pueda experimentar desde el patio de butacas. Qué ganas de ser ya una estúpida con ellos y poder hablar de la obra en esta entrevista.

Fran Perea y Javier Márquez durante nuestra entrevista. Fotografía de Mai Serrano
Fran Perea y Javier Márquez durante nuestra entrevista. Fotografía de Mai Serrano

P: La estupidez ya os llegó antes que decidierais estrenaros como compañía con Feelgood pero no fue el momento, ¿por qué ahora?

Fran Perea: Al leer ese texto fue la locura absoluta y decidimos dejarlo para un poco más adelante. Ahora era un buen momento para retomar la historia porque Feelgood nos ha permitido abrirnos un hueco pequeñito en el mercado. No podíamos con un segundo estreno ir para abajo o para atrás.

Javier Márquez: Teníamos la opción de acomodarnos en algo que hubiese funcionado a medias tintas o un texto con una seguridad previa a que va a funcionar, pero dijimos «si no asumimos el riesgo ahora, ¿cuando lo asumimos?». Y estamos felices como perdices de levantar este texto con una arquitectura teatral tan fantástica.

P: ¿Cómo lo habéis podido conseguir?

Javier Márquez: Ha sido un doble mortal y creo que hay que hacerlo. Si te sientes con fuerzas, con ganas y con energía, sólo hay que seguir empujando y rodearte de un equipo fantástico como nosotros hemos tenido esa posibilidad y la suerte de que se hayan sumado. Nosotros desde que arrancamos nuestros proyectos, hablamos de la expresión «gente que tira del carro» en lugar de «gente que se sube al carro». Ha habido mucha gente que ha tirado del carro y eso es muy de agradecer. Toda esa gente ha conseguido que podamos tener aquí dos días en Málaga que, además, nos hacía especial ilusión porque es muy difícil esta función, ya que es muy compleja de poder volver a verla. Es una función donde tiene que haber otros locos, productores y actores, que decidan montar esta catedral de texto tan rotundo, tan divertido, tan dinámico y tan frenético. Y además que vengan con estos mimbres, como es la dirección de Fernando Soto, que ahora es un director en punta de lanza absoluto, referente en Madrid con otro tipo de funciones con textos tan arriesgados y nuestros compañeros como son Javier Coll, Toni Acosta y Ainhoa Santamaría. Es un montaje donde lo importante es el montaje. Hay cinco actores trabajando a destajo para sacar adelante las noventa y tantas páginas de texto a pie para que ese ritmo no decaiga. Nuestro director lo describía como «imaginaros que estáis todos soplando juntos en círculo una pelota de ping pong y que el que deje de soplar, se cae la pelota». Y es así, es una función donde no puedes parar de trabajar. Y es fantástico

Fran Perea: Trabajar con el otro, controlando el aire que echa el otro para tu echar el tuyo. Tiene que ver con eso, con el trabajo en equipo

P: Esa arquitectura teatral que hablabais supone que vais a interpretar a 24 personajes en un motel donde se ven todas esas circunstancias que nos hace ser avariciosos y que muchas veces no somos capaces de reconocerlo

Fran Perea: De los actos estúpidos que nos lleva a cometer la avaricia. Actos, incluso insignificantes, que tienen consecuencias terribles. La función manda. El espectáculo está por encima y hay que estar muy compenetrado para que salga todo perfecto. El autor del texto, Rafael Spregelburd, nos preguntaba que tal nos iba con las funciones en Madrid porque ellos no fueron capaces de hacer tres funciones semanales y nosotros hemos hecho seis funciones semanales en Madrid durante cinco semanas. Es agotador pero en el teatro te pasa algo que, cuando termina la función se te recargan las pilas

Javier Márquez: Es algo químico. Uno somete al sistema a esta adrenalina, a esta exposición y a este ejercicio mental muchísimo, sobre todo en esta función. Hay otras funciones donde se te puede ir el texto y tener dos segundos, pensar y decir por donde lo llevas. Esta no es esa función. Esta no te permite eso. Es tan satisfactorio para nosotros, tan divertida y la disfrutamos mucho. Eso forma parte del éxito de este espectáculo. Los cinco actores que estamos en escena no es un montaje más. Es jugar. Es muy divertido para nosotros y esa energía llega al público.

Fran Perea. Fotografía de Mai Serrano
Fran Perea. Fotografía de Mai Serrano

P: Hay dos motivaciones grandes para que el público se decida a ver «La estupidez». Una es que sabe que vuestra fórmula teatral funciona presentando este tipo de montajes tan arriesgado y vivir esa experiencia maravillosa de comentar lo que ha podido ver en esta historia al concluir la obra

Fran Perea: El teatro que nos gusta es el que permite que se vea un reflejo de la realidad y haga ese tipo de preguntas al espectador cuando sale. Y luego también la excepcionalidad de este montaje que se sale del canon.

Javier Márquez: Para nosotros, no es tanto un ejercicio de virtuosismo. Nos lleva a un ejercicio de trabajo medido donde es una orquesta que está tocando cada músico su instrumento y tiene que entrar en ese momento, la nota tiene esa duración, entra en ese tono y nada puede cambiar para que eso suene así. Eso con la batuta de Fernando Soto, que acordaros de lo que os digo porque vais a alucinar con muchos de sus montajes.

Javier Márquez. Fotografía de Mai Serrano
Javier Márquez. Fotografía de Mai Serrano

P: Hay dos empresas privadas que os han ayudado a estar aquí en Málaga. Eso, además, lo reflejáis en vuestras redes de comunicación para que la gente compruebe lo que os cuesta el poder mantener una función como «La estupidez». Y en esa transparencia habéis podido sinceraros que lamentablemente no vais a poder llegar a un terreno tan importante como es Barcelona por no disponer de ese aporte que no se facilita desde ninguna institución pública.

Javier Márquez:  Lo hemos tenido que aparcar pero es que realmente había que tomar una decisión consciente porque los números también mandan, no es el momento y no podemos asumir ese riesgo como compañía porque somos muchas personas trabajando. De hecho, quién quiera bichear tenemos un video con el primer proyecto, FeelGood, que lo lanzamos hace algunos meses que se llama Cultura riqueza donde explicamos el proyecto FeelGood y que supuso. Siempre hay una idea de que el teatro depende culturalmente de subvenciones o de unos números u otros y realmente no deja de ser una empresa que se pone en marcha con un número de trabajadores que, evidentemente, genera riqueza al Estado. Ya que no conseguíamos demostrar la riqueza que supone la cultura. El poso, el alma o la capacidad de dialogar o escuchar. Lo valoraremos en el único idioma que parece que se conoce que es cuanto genera esto en pasta.

P: Mostráis esa transparencia incluso mostrando los números que recientemente habéis obtenido en esas semanas que habéis estado en Madrid

Fran Perea: Queremos que la gente sepa lo que cuestan las cosas. Esto lo empezamos a finales de octubre, hemos estado trabajando noviembre, diciembre y en enero estrenamos hasta el 21 de febrero en Madrid. Hemos pagado los ensayos de los trabajadores, a los proveedores que tenemos y a todos los distintos estamentos. Y nosotros todavía no hemos visto nada de ingresos en nuestras cuentas. Lo que supone para una compañía eso, no solo tienes que hacer arquitectura financiera, lo siguiente.

Javier Márquez: Imagínate que abres un bar el 15 de octubre y la gente llega y consume cervezas y jamón. Y te empiezan a pagar en marzo pero tú hasta entonces has seguido vendiendo.

Fran Perea: Hay algo en este sector que no está siendo tratado como se debe tratar. De la misma manera que abres un bar y más o menos te van entrando ingresos, y si te va mal es que has tenido una mala idea. Pero lo nuestro, lo montes donde lo montes y lo que montes, siempre va a haber el mismo riesgo. Y desgraciadamente cuando trabajas con las instituciones públicas que tardan tanto en pagar. Se produce una situación muy curiosa e incómoda.

Javier Márquez: También estamos aquí para ayudar a eso. A pensar que las cosas se pueden cambiar y que, desde la experiencia y desde instituciones y compañías pequeñas y grandes, seguro que hay cosas que se pueden cambiar. No somos tanto del lamento sino de buscar la solución de cómo salir de esto

Fran Perea: Es decir esto son los números, ¿dónde está la solución?. Para que yo pueda sobrevivir y tener una empresa que genera dinero. Javier, Ainhoa, Manuela Velasco que también está en producción y yo, estamos pagando nuestros impuestos, la seguridad social de todos nuestros trabajadores y nóminas. Incluso si yo le dijese a todos mis trabajadores, «no te puedo pagar todavía, espérate un poquito», yo a la Seguridad Social le tengo que pagar a final de mes. ¿Cómo puede ser que lo público no me esté solucionando nada y además me agrave mi problema por otro lado?. Me grava doblemente. Cuando creo que es el Estado el que tiene que ayudarme como a cualquier otro sector.

Javier Márquez: Es algo que no sólo pasará en nuestro segmento, pasará en otros tantos.

P: Pero es necesario que se sepa, para que no queden siempre las mismas consideraciones sobre los artistas

Javier Márquez: Normalmente, la profesión se envuelve de lo hollywoodiense y del glamour. Y debe de tenerlo porque hay que vender el producto y es lógico. Pero es de preguntarse tras ver una gala de premios, tipo los Goya, que parece que todos en la tele nadan en la abundancia, ¿cuantos trajes son alquilados?. La sorpresa sería mayúscula.

Fran Perea: O cuanta gente se ha ido al día siguiente a trabajar o de los premiados cuantos están sin curro desde hace meses

P: O realizar otros trabajos para que podáis tener vuestra obra en el teatro

Fran Perea: A día de hoy, nosotros no podríamos vivir de esta empresa. Si alguno de los socios que somos, trabajadores de la empresa, quisiéramos vivir de «FeelGood Teatro», sería imposible.

Javier Márquez y Fran Perea. Fotografía de Mai Serrano
Javier Márquez y Fran Perea. Fotografía de Mai Serrano

Decía Einstein, «Hay dos cosas infinitas, el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro». Me viene a colación porque ellos han podido callar muchas de esas bocas que sueltan falacias sobre el mundo de la cultura y lo han demostrado no parando de currar para seguir apostando por lo que creen y por su propia visión. No sean público estúpido y vean sus propias estupideces bien interpretadas por estos maestros de la escena, que ya empiezan a tener madera de gurús de la producción, tanto el jueves 10 como el viernes 11 en el Teatro Cervantes de Málaga, como el sábado 12 en el Teatro Ciudad de Marbella. El final de esta historia de una joven compañía que empecé a contarles, espero que no tenga que verlo nunca. Be stupid, feelgodianos.

Si queréis escuchar el audio de la entrevista con Fran Perea y Javier Márquez, sólo tenéis que pinchar en este enlace:

http://www.ivoox.com/entrevista-fran-perea-javier-marquez-la-audios-mp3_rf_10725719_1.html

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