METÁFORA TEATRAL NECESARIA Y MUY DIGNA

Buscar la dignidad del ser humano. En cualquier contexto vital, es un sueño deseado y una meta difícil de encontrar en estos tiempos tan modernos pero tan primitivos de valores. Si inteligentemente lo enmarcamos en un ámbito propicio de tópicos y le otorgamos esa misma dignidad de un texto inteligente, una puesta en escena soberbia y unas interpretaciones de lujo, el resultado es políticamente satisfactorio. Previamente, tuvimos la ocasión de hablar con el autor del texto, Ignasi Vidal quién también interpreta esta reunión de despacho político junto con Pablo Puyol.

P: Casualidades de la vida, me encontré con con una frase esta semana que creo que remarca muy bien vuestra obra «Dignidad» y es la siguiente: La dignidad es el enfado del respeto

Ignasi Vidal: No puedo estar más de acuerdo. Subraya muy bien lo que es esta función

P: ¿Y qué es esta función?

Ignasi Vidal: Es un duelo de ideas y de planteamientos de dos amigos que llevan trabajando codo con codo desde hace veinte años, han ascendido dentro de un partido político supuestamente con los mismos valores y las mismas ideas pero en ese tiempo han conocido otras formas de hacer las cosas que les han influenciado y les ha separado en diferentes visiones sobre la política.

P: El ambiente político es la excusa para hablar de muchos temas sobre las relaciones humanas

Ignasi Vidal: Partimos de la base de que todo es política en la vida y todo se negocia o se pacta. Esto no es más que una metáfora de la amistad y de la vida, de alguna forma. Dos seres humanos que pactan una forma de relacionarse.

P: ¿Cómo cambia esa relación de amistad entre los dos personajes?

Pablo Puyol: Lo que engancha al público de esta función es el cómo está siendo afectada esa amistad por todo lo que está sucediendo a nivel político entre ellos dos.

Ignasi Vidal: Para estos dos personajes, la política es sagrada. Es su forma de relacionarse con el mundo y entre ellos. Cuando divergen en determinados temas, sobre todo en determinadas formas de hacer y en el modus operandi, esto les afecta en su amistad.

P: ¿Cómo habéis afrontado vuestros personajes?

Pablo Puyol: El trabajo más interesante era el del texto y a partir de ahí he ido construyendo el personaje. Estamos muy acostumbrados a ver a los políticos y siempre algo te queda, parte de mi gestualidad tiene que ver pero en lo que me he centrado es en el texto.

Ignasi Vidal. Fotografía de Mai Serrano
Ignasi Vidal. Fotografía de Mai Serrano

P: ¿No tenéis el riesgo de que el público piense que vais a adoctrinar ideológicamente con esta obra?

Ignasi Vidal: Yo cuando escribí el texto, era muy importante que no se identificara al partido político con ninguno de los de la actualidad. Me baso en los partidos clásicos por su trayectoria y, en ese aspecto, es reconocible. La corrupción es transversal, no afecta a un sólo partido, desgraciadamente afecta a todos. Lo cual no significa que todos los políticos sean unos corruptos. Y luego hay una cuestión en esta función que va más allá de la propia corrupción política y que está en la corrupción moral de la sociedad, los políticos no son extraterrestres que vienen aquí a ocupar el Parlamento o las instituciones. Son gente que están entre nosotros. Cualquiera puede llegar a ser políticos, los políticos somos nosotros. Nuestros patrones de comportamiento son los que se reproducen después en la política. No quiero decir que la corrupción se produzca por culpa de la sociedad, o no sólo por eso, sino por la condición humana. Lo importante para una democracia sería y eso es lo que está en entredicho, en este momento, cómo se defiende el sistema contra los corruptos.

P: Y la gente además parece que no reacciona antes esos casos

Ignasi Vidal: No reacciona cuando afecta a los nuestros. Cuando afecta a los otros, si reacciona. Ahora hemos llegado a un momento que empieza a mosquearnos cuando ocurre con los nuestros. Yo he notado una diferencia muy grande de la función cuando la estrenamos en 2015 en los Teatros del Canal con el público porque ahora está más sensible.

P: Igual «Dignidad» está haciendo que la gente reaccione ante todo lo que está pasando

Pablo Puyol: La sensación que tengo con el país, ahora mismo, es que se mosquean en el momento en el que ven la noticia y se enrabietan, pero luego piensan «bueno esto es lo que hay y ya está»

Ignasi Vidal: La prueba es que mira lo que votamos

Pablo Puyol: Cuando hay unas elecciones y la gente sigue votando lo mismo, es el enfado del momento pero luego siempre está ese pensamiento de «si no lo hacen estos, lo hacen otros». Hay una especie de conformismo con la sociedad y de cómo está funcionando el mundo de la política ahora mismo que me parece muy triste.

Pablo Puyol. Fotografía de Mai Serrano
Pablo Puyol. Fotografía de Mai Serrano

P: Se nos ha olvidado el valor de la honradez

Pablo Puyol: Lo que más me fastidia de eso no es que se lleve uno tantos millones a Suiza, no es el hecho en sí, es que eso le de pie al ciudadano a pensar que si lo hacen los de arriba, ¿por qué no lo voy a hacer yo haciendo trampas en la declaración de la renta?.

Ignasi Vidal: La corrupción es bidireccional.

Pablo Puyol: Lo que le hace falta a este país, en general, es educación en cuanto a que lo público no es gratis y a que la corrupción está en todos lados. Se les da como la coartada para hacerlo. Eso es lo que me enfada más todavía.

P: «Dignidad» por tanto sería una obra necesaria para hacer reflexionar al público sobre esto

Ignasi Vidal: Lo alucinante es que sea necesaria una obra de teatro para llegar a estas conclusiones. La palabra clave es «educación». Ese es el problema de este país. La corrupción se elimina con una buena calidad en la enseñanza. Si tuviéramos un sistema educativo que formara en valores democráticos, posiblemente con los años no veríamos ciertas actitudes, porque esto ya está todo podrido y hay que tirarlo abajo.

P: ¿Tenéis que interpretar a dos políticos y aún así, estáis bien?

Pablo Puyol: Yo tengo que decir que me lo paso muy bien haciendo esta función. Al principio, no sabía si la función me iba a divertir. Cuando leí el texto era bastante denso y no sabía hasta que punto sería entretenido. Como ejercicio personal es muy chulo y luego porque estoy interpretando a un personaje que no he hecho nunca. He de reconocer que desde la tercera o cuarta función, empecé a disfrutarlo muchísimo porque juego mucho con el personaje y con las palabras y lo hago mucho más de lo que lo he hecho nunca en una obra de teatro.

Ignasi Vidal: Yo es que tengo muchos amigos políticos. La génesis de este proyecto empezó por una conversación con un diputado asturiano que me enseñó el parlamento de allí y me explicó una anécdota sucedida con un político de toda la vida. Me pareció tan brutal que uniéndose a que estaba repasando las obras de Ortega y Gasset, yo tenía que escribir algo con todo esto.

P: ¿Se pueden tener amigos políticos, entonces?

Ignasi Vidal: En realidad, los corruptos son menos que los no corruptos. El problema son las disciplinas de partido que hacen que se tapen ciertas acciones y actitudes. En general, son gente muy trabajadora. Al menos, los que yo conozco trabajan mucho y no ganan tanto dinero. Para mí, ha sido muy placentero hacer todo este proceso como actor y con el texto también porque he podido contrastarlo con políticos. Aquí hemos tenido a Eduardo Madina, Alfredo Pérez-Rubalcaba, Carlos Martínez Gorriarán, Maite Pagazartundua o Rosa Díez, que conocen la política de dentro y me han ayudado mucho.

P: ¿Y qué te han dicho cuando han visto la obra?

Ignasi Vidal: En general, que conozco muy bien los entresijos de los despachos y el lenguaje. Luego hay divergencias porque Rubalcaba me puntualizaba, con el verbo y adjetivo justo que siempre tiene, que el whisky que aparece en «Dignidad» no estaría en la sede del PSOE. En un encuentro, además, que tuvimos con el público y estando él en primera fila, también me comentó que más allá de los elementos de realidad que tenga la función, lo que duele es darse cuenta, después de 30 años en política en cargos de responsabilidad, de que dejaron la cosa así.

Entrevista con Pablo Puyol e Ignasi Vidal. Fotografía de Mai Serrano
Entrevista con Pablo Puyol e Ignasi Vidal. Fotografía de Mai Serrano

Tuvimos la ocasión posteriormente de asistir a la primera función en el Teatro Echegaray. «Dignidad» es uno de los ejercicios teatrales más inteligentes que he podido asimilar como espectadora. Te hace reflexionar en un ambiente real, con reflexiones y expresiones que sabes que son así y que te van indignando poco a poco, en ese ejemplo de evolución que tienen los dos personajes de Fran y Ale, para cualquier creador teatral que idea una trama.

Ignasi Vidal logra con su texto posicionar tanto en puesta en escena como en el desarrollo del texto a sus dos protagonistas. Fran es el líder del partido político en cuestión, se mantiene sentado mirando a su compañero de partido, y amigo, en la primera parte de la obra, sin perder la compostura pero sin ejercer ningún tipo de poder. Da la impresión que es un títere manejable al antojo de los propios intereses de Ale y logra que hagas pensar eso. Pero luego se destapa todo y es cuando asumiendo el poder, Fran se mantiene en pie, para no sentarse, dejando a su adversario empequeñecido y sin escapatoria. 

Lo que escuchas no te suena a nuevo y no es la pretensión. «Dignidad» provoca que te quieras levantar de la butaca para reaccionar ante lo que no tiene justificación moral. A que seas ese Fran, que debería ser la política. Justo y honrado. Pero además, escuchas verdades sobre la prensa, sobre las patadas que nos damos unos a otros en el propio trabajo y en como la condición humana cada vez es más frágil. Más aún, cómo no podemos afirmar con rotundidad que el poder no nos corrompería y que en esa misma situación, no siempre nos ayuda nuestra propia moral y se apropia más la ambición sobre nosotros. Hay que verse en ese pellejo y eso es algo que esta obra consigue con creces y con mucha dignidad.

Y encima que se consigue hacer ese debate posterior tan deseado en la escena teatral, lo que sucede es realmente sorprendente y muy poco esperable, teniendo en cuenta que nos hemos sumergido en un contexto político realmente reconocible desde que los dos actores entran en escena. La historia les va a dejar con la boca abierta, se lo aseguro. 

No quiero concluir sin felicitar a Pablo Puyol e Ignasi Vidal por su trabajo. Nunca les han visto en esta tesitura y están realmente espectaculares. Me han hecho disfrutar como espectadora con sus personajes y descubriendo nuevas facetas en sus pausas, su gestualidad y la manera de llevar a cabo sus diálogos, como nunca podía llegar a imaginarme. Cuando se descubre esa versatilidad en un actor, es una auténtica delicia para un alma teatral y ellos están de sobresaliente. Pura generosidad y respeto al espectador. Muy digna, como no podía ser de otra forma.

Hoy última oportunidad a las 20:00 en el Teatro Echegaray. Vayan a descubrir lo que se cuece en este despacho político que merece muchísimo la pena. Y si queréis escuchar a ambos actores durante nuestra entrevista, sólo tenéis que pinchar en este enlace:

http://www.ivoox.com/entrevista-ignasi-vidal-pablo-puyol-dignidad-audios-mp3_rf_10590421_1.html

¡Compártelo!
Share on Facebook
Facebook
Tweet about this on Twitter
Twitter