Entrevista Juan Francisco Viruega y Rebeca Sala – Amanecer
EN LA PELÍCULA FUE IMPORTANTE TRABAJAR DESDE LA SUTILEZA Y FORMULAR PREGUNTAS
Reencontrarme con Juan Francisco Viruega ha sido otro de los regalos del Festival de Cine de Alicante. Como director de otro festival importante como es el de Tabernas, quería escudriñar en esta ópera prima donde ha dejado todo su talento y es un cine necesario para poder reflexionar y actuar mejor ante lo que se nos presenta en la vida. Esperamos que «Amanece» también reciba mucho amor como el que le hemos dado tanto a él como director como a una de sus actrices, Rebeca Sala
P: Te veo especialmente ilusionada en este Festival
Rebeca Sala: Porque es mío. Soy de Elche. A Juanfra le conozco desde que hicimos sus primeros cortometrajes en el 2007, y éste es su primer largo. A mi me hace especial ilusión acompañar a Juanfran. Es verdad que en la película tengo solo una secuencia, pero es un secuención. Y me hace especial su ilusión porque es Juanfran, porque es su ópera prima y porque es mi tierra.
P: Hablar de esta película es hablar de luz. Y en esa secuencia que mencionabas es muy importante
Rebeca Sala: Cuando leí el guión y llegué a ese momento me emocioné porque es un punto álgido. Va poco a poco y se va entendiendo, presentando a los personajes, y es tan poético y dramático que no te imaginas ese momento. He trabajado mucho con Juanfran y me encanta como trabaja con los actores, como elabora las personajes y la profundidad que creamos entre él y los artistas para que todo tenga un mundo detrás construído y sea verdad.
P: ¿Cómo trabaja Viruega con los actores?
Rebeca Sala: Le gusta ensayar, contar todo el mundo que ha creado para el personaje e improvisar mucho. Te pone ejemplos, te da mil referencias cinematográficas que te ayudan mucho, y poco a poco se va conformando un diálogo entre director y actores. Cuando hay secuencias que no nos acaban de funcionar y no sabemos por qué, las improvisamos para ver qué está pasando o qué otra cosa haríamos, y de ahí se reescribe. Cuando tienes un mundo súper rico detrás, yo puedo sacar este pensamiento o recuerdo, si no hay nada es cuando ves un personaje que te aburre o no te conecta porque hay una vida que hay que crear que no existe. Al interpretar no es solo aprender un texto y decirlo, es crear toda la vivencia y el fondo de ese personaje. Eso es un curro, da igual para rodar una película entera o una secuencia.
P: Háblanos de tu persona y la relación que tiene con Candela, uno de los personajes principales
Rebeca Sala: Para mi es un personaje disfrutón, que hace lo que le da la gana, no tiene miedo de nada y es una persona que ha viajado más, que ha visto mundo y puede elegir lo que quiere en cada momento. Y es bonito el contraste con el personaje que hace Iría del Rio que está metida en el pueblo, con un trabajo que no le acaba de llenar, cuidando de una madre enferma, sintiendo toda la carga sobre ella y tiene una vida con la que no acaba de sentirse libre, y el personaje de Elena es su válvula de escape. Es lo que le gustaría ser a ella, donde le gustaría estar y lo que le gustaría trabajar. Es una secuencia en la que se habla de las constelaciones familiares y lo que nos afecta nuestros antepasados, de donde venimos y cómo nos han amado nuestros padres a nuestra vida al día de hoy y a nuestras relaciones de intimidad.
P: ¿Qué has sacado de conclusión como espectadora cuando has visto la película?
Rebeca Sala: Yo he descubierto recientemente en mi por mi experiencia y mis terapias psicológicas lo importante que es tu niñez. Ahí es donde se forja la manera en la que tu aprendes a amar y aprendes a entender cómo se supone que te tienen que amar. Las películas que me gustan son las que me mueven a nivel interno, las que me producen cosas, sentir y emocionarme, y ésta lo consigue. El primer día que hicimos un pase en Madrid para equipo y amigos, fue un pase pequeñito y cuando se encendieron las luces estaba todo el mundo llorando. Mujeres y hombres. Ver a todos los hombres de la sala llorando me pareció una muestra de que como sea te toca el alma. Hay muchos mensajes dentro de la película, y lo interesante es que cada uno puede hacerse el que quiera, en relación a la experiencia que ha vivido y empatizará con unas cosas más que con otras. Hay un momento que Iría del Río cuenta una historia de cuando era pequeña, y desde entonces siempre se agobia con algo y yo lo he descubierto recientemente en terapia. Hay cosas que no entiendes, vienen de algo en concreto que a lo mejor ni recuerdas y te está afectando. Todo el tema de las constelaciones familiares me parece súper interesante. Y tiene un final apoteósico que nadie se espera, que te rompe y hay muchos mensajes pero no hay uno específico concreto, entonces creo que cada uno en cada momento de su vida puede recoger, leer o filtrar a su manera.
P: La luz es una de las protagonistas, sin duda, de la película
Juan Francisco Viruega: La película es luz a nivel visual y es luz a nivel metafórico. Habla de personas que tienen una luz dormida dentro de ellas, y luego a nivel narrativo siempre digo que la película, de alguna manera, es esperanzadora porque hay mucho conflicto y sufrimiento dentro de los personajes y van haciendo un viaje desde esa oscuridad a la luz, con el momento final que comparten con la madre dentro de la cámara oscura. A nivel visual empieza siendo muy luminosa con la luz del desierto, luego se va oscureciendo y al final acaba en una cámara óscura. A nivel visual va de la luz a la oscuridad, pero a nivel narrativo va de la oscuridad de los personajes a la luz de los personajes. Esto me gusta indicarlo pero la luz está muy presente en el elemento fotográfico, de hecho la secuencia de Rebeca transcurre en un laboratorio fotográfico donde la luz tiene una importancia metafórica, porque al final se habla de esa luz oculta en el personaje de Candela. Y luego la luz de Almería que en Alicante se van a sentir muy próximos, porque es mediterránea, y a nivel cultural y social estamos muy cerca en el sentido de que es una película muy generacional que explora conflictos familiares. Si que es biográfica pero no solo en primera persona, si no de todos los amigos y amigas que me rodean. Personas que nos hemos comido dos crisis económicas, que hemos tenido unos padres que se han desvivido por darnos una oportunidad a nosotros. Una oportunidad que ellos no tuvieron porque nuestros abuelos trabajaron para sobrevivir, y nuestros padres trabajaron para darnos una oportunidad a nosotros, ésa es la diferencia. Ahora hay que ver las siguientes generaciones como van a continuar eso. En el caso del trabajo de la luz con el desierto y con el Cabo de Gata pues es como jugar en casa. Es una luz y paisaje que conozco muy bien, se perfectamente cual es la graduación tonal del paisaje en el mes de junio, en otoño que es totalmente diferente, cómo son los ocres del amanecer y el atardecer, y además en el caso de esta película, el paisaje funciona como un elemento catalizador, simbólico, poético y metafórico del estado emocional de los personajes.
P: Al reflexionar sobre la película me daba miedo afrontar ese viaje de cómo mi infancia ha repercutido en mis decisiones de presente y futuro. Pero además la catársis es maravillosa porque «Amanece» rezuma esperanza.
Juan Francisco Viruega: La pretensión era hacerlo todo sutil y hablar de emociones que son universales. Lo más particular femenino que hay en la película, que para mi eso es extremadamente femenino, es la exigencia que hay entre las madres y las hijas. Una madre no es así de exigente con un hijo, ni un padre es así de exigente con una hija. Hay algo en la comunicación y en la relación que se establece entre madres e hijas que es muy particular. No digo que sea mejor ni peor, digo que es muy particular y eso quería radiografiarlo y representarlo de alguna manera en la película, teniendo en cuenta que no se puede verbalizar tampoco. Cuando ves películas de conflictos familiares, cuando los personajes empiezan a verbalizar sentimientos pues generalmente eso no se hace a ese nivel. Entonces era importante el plano de la sutileza, y sobre todo formular preguntas pero no dar respuestas. A mi como espectador no me gusta que me den respuestas cuando voy a ver películas. Me gusta que me den preguntas y yo completaré la historia con mi experiencia. Es curioso porque hay gente que ve la película y le resbala totalmente, o hay gente que la ve y le parece aburrida por los silencios y luego hay gente que sale emocionada y le conmueve. Yo pienso que así debería ser el cine. No todo el mundo está en el mismo punto en sus vidas, en el mismo ciclo vital y a mi, de hecho, hay películas que he visto en un momento de mi vida y no le he dado el valor que podían tener como «Lost in translation», porque me resultaba lenta y se cuenta a través de silencios y miradas, y cuando fui por primera vez a un país extranjero, y yo veía que todo el mundo que me hablaba o los letreros que veía me hacían sentir que nadie me entendía ni yo me sabía explicar, volví a ver la película y ví que estaba todo ahí. El cine tiene que tener la vigencia de poder conectar con un espectador en un momento concreto, teniendo en cuenta que en el cine no hay que intentar ser perfecto ni que te salga una película perfecta. Algo que me parece bello en cualquier obra artística que es dejar la impronta de quién tú eres en ese momento, con tus imperfecciones, con tus inexperiencias y tus fallos. Yo evidentemente en esta película con 50 o 60 años no la haría igual, ni la hubiera hecho igual con 20, es la película que me ha salido con 40. A mi, a Rebeca y a toda la gente que la hemos hecho, y hay algo muy bello en eso. Me parece muy bonito.
P: Todos los días amanece
Juan Francisco Viruega: Yo tengo una casa en Almería enfrente del mar. A mi el mar me sana mucho. El amanecer que ocurre todos los días y que siempre nos lo perdemos por estirar más el sueño o porque vamos a trabajar, es de las cosas más bellas que hay. Tiene una connotación totalmente distinta al atarceder que también es bello, pero el amanecer simboliza una cosa, y el atardecer simboliza otra. El atardecer es nostálgico y melancólico, y el amanecer es positivismo. Porque es un nuevo día con todas las oportunidades que te brinda. Lo que le está diciendo la madre es cada día, por muchas cosas que os ocurran, tenéis la posibilidad de empezar de nuevo.
P: ¿Estaba pensado desde el principio que Aura Garrido cantara esa canción tan preciosa?
Juan Francisco Viruega: Al principio iba a ser una canción de Nina Simone porque la madre siempre dice que le hubiera encantado ver a Nina Simone pero la cabrona se murió. La canción que le cantaba era de Nina Simone, «Black is the color of my true love´s hair». Lo que pasó es que de repente de pedirnos 10.000 euros, nos pidieron 30.000 por los derechos. Esas herederas que no se hablaban con la madre y ahora, de repente, están sacando buena tajada. Utilizar a Nina Simone era por eso, por su propia historia, me gustaba ese guiño. Cuando hay algo malo, en lugar de quedarme ahí pues dimos la oportunidad de incorporar otra canción y creo que en la vida todo pasa por algo. La canción es de Andrés Lewin que es un artista argentino que falleció hace unos años, y yo hice una obra musical con sus canciones y esta canción, «Este fin», se la dedicó a su madre cuando falleció. Él no quería cantarla en los conciertos. Contacté con sus amigos que ostentan los derechos de autor, Marwan, Luis Ramiro o Conchita, leyeron el guión y sabía que le hubiera gustado estar en ese final de la película. Cuando Aura la escuchó y la leyó, le emocionó muchísimo y la canción está a pelo.
Mi trabajo es muy gratificante cuando puedo compartir estas sensaciones y experiencias con talentos como el de Juan Francisco Viruega o Rebeca Sala. Aportando esa sinceridad única, y ese conocimiento emocional que permite que el espectador no salga igual que entró. Además «Amanece» es una luz de esperanza para quién no ha encontrado respuestas en su historia familiar. Un lujazo disfrutar de ella en Festival de Alicante, y que personas como Juan Francisco Viruega se vuelquen en dar lo mejor de ellos mismos para seguir disfrutando del cine. Y espero que su próximo proyecto nos ilumine pronto.
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