UN LUGAR EN EL QUE SÓLO PUEDES CONECTAR CON LO QUE HAY ALLÍ

Improvisación y naturaleza son dos de las características que primaron en el rodaje de «Julie». Un paraje de desconexión donde se sabía la historia que se iba a contar pero, a medida, que diferentes personas se iban involucrando en el proyecto aportaban su propia esencia y eso lo ha aprovechado la directora, Alba González de Molina, en ésta que es su ópera prima. Esa misma sensación nos la transmite en la entrevista junto con el resto del reparto, Marine Discazeaux, Silvia Maya, Rikar Gil y Daniel Martín

Alba González de Molina. Fotografía de Daniel Fernández Sosa
Alba González de Molina. Fotografía de Daniel Fernández Sosa

P: Te has metido en muchos retos siendo tu primera película

Alba González de Molina: Toda la película en sí era un riesgo, incluso el final. Haber terminado la película y presentarla es un riesgo de lo que pueda llegar a ocurrir después de esto. Desde como rodamos, como buscamos la forma de producirnos que fue autoproducción primero a través de crowfunding y luego conseguimos un productor ejecutivo que se sumó al carro y conseguimos un poco más de dinero. Aún así, los sueldos fueron todos capitalizados o casi todos porque en posproducción fue lo único que se cobró. En preproducción y rodaje, todo el mundo lo hizo por amor al arte porque creían en esta película. También como riesgo fue el sitio donde rodamos que es muy complicado de llegar, tuvimos que bajar todo el material en tirolinas y bajar más cosas en carretilla. Un despliegue de medios en el que la gente cargaba como loca. Otro riesgo fue trabajar con actores no profesionales con los niños y la gente del pueblo y con actores principales que era su primera vez al igual que casi todos del equipo técnico.

P: ¿Eso fue buscado o salió de casualidad?

Alba González de Molina: A mi me gustaba cuando le hacia las entrevistas a la gente no mirarle los currículums. Quería su motivación, sus ganas y que creyeran en este proyecto. Si me transmitían buen rollo y se lanzaban a la piscina conmigo es que estaban capacitados totalmente para hacerla.

Marine Discazeaux. Fotografía de Daniel Fernández Sosa
Marine Discazeaux. Fotografía de Daniel Fernández Sosa

P: Has tenido que construir un personaje muy dificil siendo tu primera película

Marine Discazeaux: En mi caso, no fue difícil porque conozco este tipo de caminos y de huidas. Todos a niveles muy diferentes conocemos lo que es huir. Cuando Alba me enseñó el guión, yo estaba al lado de ella construyendo al personaje, puliendo los diálogos juntas e intentando entender lo que le sucede a Julie. Era un reto por un lado pero por otro era ya una cosa adquirida porque la fuimos preparando juntas.

P: ¿Cómo te surgió la idea de «Julie»?

Alba González de Molina: Fue surgiendo poco a poco. Cuando tuve la idea principal sabía que quería tocar tres palos: ser mujer, la maternidad y la educación. También tenía muy claro que quería rodar en esa aldea. Esa conjunción de tres ideas más el espacio y la cara de Marine que también me ayudó muchísimo hizo que, de repente, pudiera darle forma y contar la historia de una huída. Improvisábamos también con los niños y ellos espontáneamente empezaron a divagar. Poder absorber de ellos y que tengan esa capacidad porque están acostumbrados a vivir allí, es muy bonito.

Rikar Gil. Fotografía de Daniel Fernández Sosa
Rikar Gil. Fotografía de Daniel Fernández Sosa

P: ¿Cómo podíais grabar con partes fijadas y partes improvisadas?

Rikar Gil: Sería un reto si no fueras acompañado. Pero en este caso, Alba lo tenía muy claro y entonces sabes donde tienes que ir, como tienes que llegar y lo que tienes que hacer. Más o menos, por la experiencia, los ensayos previos y las charlas sabes el arco que tienes que hacer de energía o de personaje.

Silvia Maya: Creo que tampoco podía ser de otra manera porque nosotros estábamos compartiendo secuencias con habitantes de ese pueblo que no son actores. Lo bueno que tuvo ese proceso también es que nosotros vivíamos en sus casas, por lo tanto teníamos relación con ellos. Al conocer a la persona eso hacía que a la hora de grabar, todo fuese más fácil.

P: ¿Cómo trabajasteis la relación entre vosotras ?

Marine Discazeaux: No se tampoco si lo llegamos a trabajar. Estábamos todos en el pueblo, todo era muy natural y teníamos claro quienes eramos dentro de «Julie». No estábamos en un rodaje normal que después de la sesión cada uno se va a su casa, seguíamos ahí así que esa relación entre nosotras era natural. La historia entre ellas dentro de la historia se hace por inercia.

Silvia Maya: A la vez que nos íbamos conociendo personalmente, íbamos descubriendo los personajes.

Alba González de Molina y Sivia Maya. Fotografía de Daniel Fernández Sosa
Alba González de Molina y Sivia Maya. Fotografía de Daniel Fernández Sosa

P: Si en esta entrevista, están saliendo muchos aspectos desde lo que compartís, supongo que eso es lo que aprovechaste para la película

Alba González de Molina: Nosotros tuvimos poco tiempo para ensayar. Lo que si hubo fueron muchas reuniones. En ese espacio les fue más sencillo a ellos, meterse en el personaje. Confié mucho en ellos en una forma muy ciega.

P: ¿Hubo aspectos que te sorprendieron?

Alba González de Molina: A mí hay secuencias que se me pusieron los vellos de punta in situ. Hay una de mis secuencias que es de mis favoritas que es cuando se habla en el sauco con Marco y Julie que es el primer contacto más personal que tienen. Ese momento tiene un potencial y ellos están muy metidos ahí. Que de repente se improvise algo, buscando un árbol y como interiorizaron ese momento, me parece espectacular.

P: ¿Por qué está dedicada la película «a nuestros padres y madres»?

Alba González de Molina: Por muchos motivos. Por un lado es una forma de agradecerle a los nuestros, los que nos acompañaron en esta película y por otro, en general. Hay que entender que, a veces, es necesario despegarse para volverse a pegar. Es como me tengo que quitar esta capa, para hacer capas e identificarme yo como persona. Madurar, en el caso de Julie, para querer otras cosas y aprender a enfrentarse. Necesito despegarme de esos lazos familiares que tengo para luego acercarme a ellos. Es lo que sucede en la película.

Daniel Martín. Fotografía de Daniel Fernández Sosa
Daniel Martín. Fotografía de Daniel Fernández Sosa

P: ¿Se desconecta de verdad en ese lugar?

Daniel Martín: En este lugar no puedes conectar con nada más que con lo que hay allí. No hay cobertura, carretera o electricidad suficiente para poder tener todos los placeres y comodidades. Te obligan a estar contigo, a desconectar realmente de tu día a día y de todos los caprichos que te puedes dar con un interruptor o con bajar a la calle. Te aíslas, estas contigo y con tus vecinos y entras en otra dinámica. Es otra manera de funcionar.

P: ¿Cuanto tiempo lleva existiendo ese sitio?

Daniel Martín: Lleva 27 años. Es un proyecto de recuperación del pueblo. Se abandonó en el año 1962, unos hippies dando vueltas por ahí, encontraron el pueblo, presentaron un proyecto a la Diputación de León y ahí están.

P: ¿Ellos cómo recibieron la noticia cuando sabían que ibais a rodar allí?

Alba González de Molina: Fue una proposición. Nosotros necesitábamos su permiso. Yo en su momento hice el documental «Rodando el cambio» y ya conocía el sitio. Le escribí por facebook a uno de los habitantes, a Cuque y le pregunté qué les iba a parecer en el pueblo que fuera a rodar una película allí. Se rió y me ofreció casa y que todo sería posible. Ese fue el primer acercamiento, luego ya fui para allá, hablamos con Dani y ya conocían el proyecto. Ellos sirvieron de apoyo en la misma asamblea en la que yo hablé para proponer la película. Luego fuimos convenciendo a los habitantes y salió todo bien.

Equipo de "Julie" durante la entrevista. Fotografía de Daniel Fernández Sosa.
Equipo de «Julie» durante la entrevista. Fotografía de Daniel Fernández Sosa.

P: ¿Volverías a rodar allí?

Alba González de Molina: Si. Y durante mucho más tiempo y más reposadamente.

P: ¿Y ellos cómo vieron la parafernalia de montar un set de rodaje allí en el pueblo?

Daniel Martín: Lo que más chocó es ver tanta tecnología junta funcionando. Ver todo ese bulto de cables y cámaras, para muchos fue un shock. Pero se integró muy bien porque eran como si fueran nuestros nuevos vecinos.

P: ¿Encontrarse algún actor o actriz entre ellos?

Alba González de Molina: Empezando por el propio Dani que ya sabía que quería un papel para él. Yo lo que hice fue proponer quién le gustaría participar en esta película. Sobre la marcha, hubo una secuencia que luego no salió, pero fue muy improvisada con Anelí, ella era una de las chicas del pueblo y no iba a salir en la película, hasta que empezamos a rodar y se apuntó al carro.

P: En la escena que estás cortando leña, ¿esa rabia también salió improvisada?

Marine Discazeaux: Yo creo que sale del personaje pero quizás de todas la película, es el momento que más hice mio. Saqué también mis cosas ahí. Yo creo que Julie tiene muchas cosas que sacar así que me vino bien. La gente que sufre tiene mucha violencia dentro y quizás es el único momento de la película donde le desborda un poco esta violencia que tiene hacia sí misma y este dolor. Ahí se percibe bastante la frustración y todas las locuras mentales que pueden pasar por su cabeza en aquel momento.

Silvia Maya. Fotografía de Daniel Fernández Sosa
Silvia Maya. Fotografía de Daniel Fernández Sosa

P: Esa manera de reunirse como vemos en la película tomando decisiones en asambleas, ¿creéis que se puede trasladar fuera de ese lugar?

Rikar Gil: Yo creo que sí. No sé si lo creo por una realidad o porque mi cabeza va en ese deseo. A veces consigues evadirte un poco de la burbuja de tus pensamientos y ves que no cambia nada. Si que es posible y se empieza a ver, creo que son cambios muy lentos y que es una conciencia que se irá moviendo poco a poco. Gente nueva, joven y con otros pensamientos que tengan más fuerza sobre lo que hay ahora.

Silvia Maya: Yo creo que sería posible si fuéramos honestos con nosotros mismos y amables con los demás. Si quisiéramos entender al mundo y a la gente que nos rodea, sería más fácil.

P: ¿Cómo fue el trabajo con los niños?

Silvia Maya: Los niños son increíbles. Me dan mil vueltas a mi en todos los sentidos. Sólo les tenías que dejar y que fueran como son. No tenían que hacer un gran esfuerzo de imaginación ni buscar ningún personaje, simplemente se les dejó ser libres y con la improvisación nos dejaron a todos boquiabiertos.

P: ¿Va a ser este festival un buen escaparate para vuestra película?

Alba González de Molina: Este Festival está en el top 10, por no decir el top 5. Es un sitio ideal para hacer contactos. Y luego también para que te vean. Está siendo, en ese sentido, muy interesante con que se están quedando los periodistas de la película. Lo que más ilusión me hace es que se vea en el cine y lo vean nuestras familias que va a ser brutal, va a venir gente de la aldea y va a ser la leche en todos los aspectos. Desde ese punto, es cuando más emocionados nos vamos a sentir.

Mantenemos el anonimato de ese lugar donde se rodó la película por la propia petición de los habitantes de allí que lo quieren seguir conservando como lugar de retiro y de tomar sus propias decisiones como aparece en «Julie». Esperemos que ese recorrido por festivales sea fructífero y que puedan seguir descubriendo, gracias a este proceso de la propia directora, muchos más cineastas que nos sorprendan en el futuro.

Si queréis escuchar el audio con el equipo de «Julie», sólo tenéis que pinchar en este enlace:

http://www.ivoox.com/equipo-julie-festival-cine-espanol-de-audios-mp3_rf_11313116_1.html

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