UNA LUMINOSIDAD BASADA EN LA GENEROSIDAD PARA QUE EL RESTO DE LA FAMILIA NO PIERDA ESE VÍNCULO TOTAL

¿Sabían lo que son las personas tortuga? Pues son las personas que se iban con su mundo a cuesta, y en esta segunda película de Belen Funes lo aprendemos, además de buscar unas atmósferas rurales y en la ciudad en la que poder abordar un tema tan complicado como el duelo. Una película que refleja cómo lo abordan personas de la misma familia pero posicionándose desde puntos de vista diferente. Eso es lo que podemos aprender con «Los tortuga» y profundizamos un poco más entrevistando a dos de sus actrices, Mamen Camacho y Antonia Zegers

P: Que alivio cuando se escucha el acento andaluz tan orgánico sin artificios

Mamen Camacho: La película habla de cómo atraviesa el duelo cada miembro de la familia, y hay una gran parte de la familia que vive en Jaen. Entonces aparece ese entramado de trabajo de la oliva, del campo y mi personaje, Inés, regenta un hostal que se ha quedado apartado porque la carretera ha cambiado de sitio y su hermano ya tuvo que sufrir el duelo por el exilio y la emigración, y ahora tiene que atravesar el duelo por su muerte, ya se fue a Barcelona y claro, cuenta una historia que a mi me resulta muy cercana porque yo soy de Jaen. Yo estudié Arte Dramático en Madrid, y llevo toda la vida trabajando en Madrid en castellano neutro. Nadie sabía que yo era de Jaen, que era andaluza, porque cuando llegué mis profesores me dijeron que para no acotarme a ciertos papeles, tenía que neutralizar mi acento. Así que he trabajado en teatro y en audiovisual con el acento completamente neutro y al enterarme que Belén iba a hacer esta película, y enterarme que existía este personaje dije «es que soy yo». Yo soy de Jaen, yo he vivido rodeada de gente que se levantaba por las mañana e iba todos los días a varear la aceituna. Yo he vivido ese exilio, toda mi familia venía los verano de Barcelona, del País Vasco y Valencia y cada vez, es lo que pasa, se van muriendo los mayores y van viniendo menos. Mis padres han visto cómo se han ido sus hermanos, cómo se han ido sus hijos y este personaje de Inés es muy importante porque es la que se queda. Se queda como mis padres han hecho, sosteniendo la familia, la tierra y la que intenta atravesar este duelo con generosidad. Una luminosidad basada en la generosidad para que el resto de la familia no pierda ese vínculo total, para no quedarse sola, para seguir manteniendo, aunque haya sufrido estas pérdidas, esa unión y esa amistad, que era el hilo que se establecía a través de su hermano que ya no está.

P: Por lo que me estás contando ha sido uno de tus rodajes más especiales

Mamen Camacho: Podría decir perfectamente que ha sido mi rodaje más especial. Me he reencontrado con la tierra, me he reencontrado con el acento y Belén nos ha dado la oportunidad de poder dar valor a ese acento que yo tenía callado y que creía que me iba a frenar, me iba a reducir la posibilidad de trabajar. Y luego tengo tantos referentes a mi alrededor de familias, de ese escenario en el que hemos rodado. Esos campos de olivos que, para mi, son mi infancia, mi adolescencia y mi recuerdo. Entonces sí que tiene muchas cosas muy especiales para mi.

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P: En la película no se dogmatiza sobre cómo debe abordarse el duelo

Mamen Camacho: La película es totalmente comprensible por todo el mundo. Se entiende muy bien porque ¿quién no ha vivido un duelo? y ¿quién no se ha enfrentado y ha tenido que transitar por ese duelo de todas las maneras posibles?. Ese proceso es de los más duros de la vida. Y más cuando la persona que se pierde es un ser tan cercano y tan querido, que era tu familia, tu amigo o tu confidente. En el caso de los personajes de la madre y la hija, que es su pareja y su padre, y en mi caso mi hermano pues son personas que son tan cercanas que la ausencia y el vacío es tan grande que transitar eso se escapa de las dimensiones de lo entendible, y por lo tanto la película te muestra las diferentes maneras y diferentes viajes que realiza cada persona para pasar por ahí. Para mi todo es válido. Necesitamos poder viajar y nunca se llega a entender del todo, pero poder transitarlo cada uno como puede. En mi caso, el personaje es casi te diría es la que cura las heridas, pone la tirita, deja su propio duelo de lado para ocuparse del duelo de los demás, la que tiene el humor de desdramatizar una situación que tiene que continuar, la que se agarra a la psicomagia, a la religión muy mezclada y distorsionada con muchas cosas, y hay tantas maneras de transitar eso como personas.

P: ¿Crees que es un tema que se trata en nuestro cine?

Mamen Camacho: Belén ha sido muy valiente. Cuando recibí el guión, me pareció excepional. Ya el guión hablaba por si mismo, parece que se levantaban las palabras del papel. Estaba vivo. Ella misma ha querido que sea tan vivo que se ha metido en los campos de Jaen, por eso ha contado con actores naturales de allí que es lo que hacen en su día a día. Ha sido muy valiente al contar algo, que por otro lado es tan personal para ella, y por eso ha querido que sea tan personal para los demás, para los que estábamos remando a favor para contar la misma historia.

P: Yo no lo sabía hasta que he visto la película, ¿tu sabías lo que era una persona tortuga?

Mamen Camacho: No. Yo soy de Jaen, de otro pueblo que el de la familia de Belén, de Villacarrillo, y yo creo que es muy local el término. Eso me lo enseñó Belén. Se lo pregunté a mis allegados, porque pensaba como vivo fuera igual se me ha olvidado, pero es muy local. Me parece completamente metafórico y perfecto. Las personas que se van con las mochilas a las espaldas, con la casa a cuesta, y que forman, construyen el hogar lejos de su tierra con esa mochila. Y al fin y al cabo, el hogar se contruye con las personas a las que amas cuando estás lejos de tu tierra madre, y por eso creo que al morir esas personas que amas es como si se cayera la casa, como si se convirtiera en escombros y todo ese legado tiene que volver a reconstruirlo, y es muy complicado porque estás en terreno hostil. Es muy bonito.

Además del Festival de Málaga la película ha tenido la oportunidad de ser seleccionada en un festival al otro lado del charco del que esperamos que también tengan éxito. También tuvimos la suerte de hablar con otra de las protagonistas, Antonia Zegers

P: Es un personaje muy temeroso a cómo se afronta a su alrededor el tema del duelo

Antonia Zegers: Ella no sabe cómo habitar su duelo. No todo el mundo lo sabe. La muerte es algo que tenemos poco resuelto, sobre todo en occidente. No todo el mundo sabe vivir un duelo. Yo creo que Delia es una mujer que está muy enojada con la muerte de su marido, él no se tenía que morir, las emociones de un duelo no son una. Ella está furiosa, ella no sabe vivir la vida sin Julián, entonces es un duelo distinto al de su hija. Ella tiene menos herramientas que su hija, y eso lo encuentro lindo en los traspases de roles porque los padres y las madres lo que más queremos es que nuestros hijos sean mejores que nosotros, y en ese sentido esto está bien hecho, porque su hija tiene más herramientas que ella y su hija le enseña a ella y la empuja a hacer un duelo que ella no está en condiciones de hacer.

P: Pero ella se resiste mucho

Antonia Zegers: La hija está a tono con la vida porque la vida la empuja hasta que ella tiene que habitar. Mi personaje no lo nombra en toda la película hasta que la vida le empuja. Y ¿cómo empuja la vida en general?. Cuando uno tiene temas pendientes, la vida te empuja.

1742150417033P: ¿Cómo te preparaste ese dolor tan grande que lleva tu personaje?

Antonia Zegers: Yo trabajo muchos para mis personajes, y es un trabajo caótico porque nunca sé qué me va a servir. Lo único que sé es que, de repente, yo entro en la matriz de alguien que no soy yo, y que soy yo al mismo tiempo porque es como un tercer cuerpo que se arma entre un personaje, yo y lo que resulta. De pronto, lo que más me gusta es cuando no tengo que medir, cuando las cosas me empiezan a pasar normal, y a Delia llegó un punto en que ya la sentí. Ese taxi es su caparazón, ese es su lugar de refugio y su zona de cónfort. El único lugar donde no se siente cuestionada, ni empujada y está ella sola con la guantera que es su vida completa. No tiene herramientas para vivir ese duelo hasta que la vida se lo enseña. Tiene esa dicotomía y no sabe cómo. A mi me pasa que hay cosas que yo no sé hacer o no sé vivir, y no tengo herramientas y he tenido que encontrar soluciones fuera de mi contextura de lo que sé y lo que he aprendido.

P: Háblame del rodaje en el campo. ¿Cómo te resultó?

Antonia Zegers: Muy lindo trabajar con la gente de Jaen, porque además eran actores naturales y que tenían mucho que enseñarnos. Cuando uno trabaja con actores naturales, es uno el que tiene que ir al real no ellos a la actuación, porque no tienen herramientas, y está bien que sea así. Es el punto de realidad que te obliga a un nivel de verdad brutal, y eso fue muy lindo de trabajar con ellos. Las taxistas me empujaban también a lo real, me deshice de las cosas que sabía hacer y sintonicé como químicamente con ellas. Era un trabajo que tenía muchas ganas de hacer hace tiempo, así que cuando Belén me llamó, me invitó a esta película y me dijo que sólo íbamos a ser cinco actores y todos los demás naturales, pues dije «que rico», porque era un deseo hecho realidad. Tenía muchas ganas de probar eso.

P: ¿Sabías lo que eran las personas tortuga?

Antonia Zegers: No. Porque parece que es un dicho de Andalucía. Cuando hubo esa migración grande a Barcelona de gente buscando trabajo, le decían tortuga. Es lindo porque andaban con todo a cuestas. Yo también me vine como una tortuga, me traje a mi hijo y a mi mamá para que lo cuidara mientras yo hacía la película, y descubrí que también me puedo mover, y que es posible con lo que soy, con lo que tengo y con mi familia.

Les deseamos toda la suerte del mundo a «Los tortuga» en nuestra 28 edición del Festival de Málaga, agradeciéndoles conocer este concepto tan hermoso que formó parte de tantas familias buscándose la vida fuera de nuestra tierra. 

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