VEREDICTO UNÁNIME DE ACIERTO TEATRAL

¿Qué busca un ansioso de teatro? Ver algo diferente, que le haga pensar y le sorprenda. Y si se trata de política, los mismos prejuicios que muestran los nueve miembros de este jurado pueden nublar la cabeza de los posibles espectadores de la obra. «Me van a intentar adoctrinar» o «Siempre defienden a los mismos» pueden ser esos argumentos que esgriman esa opinión anticipada. Pues «El Jurado» rompe esos esquemas que los amantes teatrales buscamos y que el público, en general, agradece. 

Lo mejor de esta historia excelentemente escrita por Luis Felipe Blasco Vilches, como ya lo fué «El encuentro», y no menos especialmente bien dirigida por Andrés Lima, es que no etiqueta a nadie. A través de estos nueve miembros del jurado como pasaba en «12 hombres sin piedad», hay un exquisito homenaje sobre todo al principio con gestos y diálogos,donde contemplamos a todas las partes de nuestra sociedad. En pequeños aspectos de los personajes interpretados por Josean Bengoetxea, Víctor Clavijo, Cuca Escribano, Pepón Nieto, Isabel Ordaz, Canco Rodríguez, Luz Valdenebro, Eduardo Velasco y Usun Yoon vemos a esa vecina conservadora que no ha podido estudiar, al joven empresario que da lecciones pero no las aplica en su propio terreno o al gracioso de turno que lo único que piensa es en sí mismo.  Pero lo más interesante es que lo que concebimos como persona de izquierdas o derechas, tiene sus matices en todos estos miembros del jurado. Como las tenemos todos en nuestra propia vida. Que sí, que podemos ser de una ideología pero si nos argumentan con razonamientos no nos volcamos únicamente en  lo que se supone que se debe defender a ultranza.

Víctor Clavijo durante nuestra entrevista. Fotografía de Mai Serrano
Víctor Clavijo durante nuestra entrevista. Fotografía de Mai Serrano

Hemos tenido la gran suerte de poder hablar con uno de sus jurados, el número 7, interpretado por Víctor Clavijo, a quién ya deseábamos haber entrevistado tras verle en «Sicarius, la noche y el silencio», recientemente en Gernika presentada en el último Festival de Cine de Málaga y como no, en tantas series de televisión donde su Lope de Vega de «El Ministerio del Tiempo» ha pegado el pelotazo de reconocimiento y mucho cariño.

Junto a sus 9 compañeros compone una torre de piezas perfectas que no se puede caer y que resulta indestructible por la gran calidad interpretativa de todos sus actores. Nos atendió momentos antes del ensayo del estreno de «El Jurado» en el Teatro Cervantes de Málaga

P: Personaje más que diferente de los que has podido interpretar en tu trayectoria

Víctor Clavijo: Cuando Eduardo Velasco me presentó el proyecto y me dejó leerlo, me dijo: ¿qué personaje te gusta? y le dije que me gustaba el que finalmente me había tocado. Sabía que el número 5 estaba ya, más o menos, asignado que es Pepón Nieto. Los personajes que no se parecen a mí en nada son los que más me gusta interpretar, porque sino ¿qué gracia tiene interpretarse a uno mismo?. Sin embargo, lo que mi personaje dice lo dice cargado de razones y con unos argumentos muy lógicos. Hay una parte de su discurso, muy mínimo, que me parece que está muy bien explicado por su parte y esa parte de su discurso la puedo llegar a entender, no a compartir. Me resulta muy fácil encarnarlo.

Víctor Clavijo durante nuestra entrevista. Fotografía de Mai Serrano
Víctor Clavijo durante nuestra entrevista. Fotografía de Mai Serrano

P: ¿Cómo no va a estar el público de acuerdo en que un político corrupto sea culpable?

Víctor Clavijo: A mi fue una de las dudas que me surgió cuando leí el proyecto. A diferencia de 12 hombres sin piedad, uno empatiza con la víctima porque es un chico joven de una clase un poco desarraigada, de una etnia latina que vive en la periferia de Nueva York y se le acusa de asesinato y las pruebas indican que no lo es. Es víctima de un prejuicio racial. Aquí estamos acostumbrados a ver políticos corruptos, con lo cual en el juicio del espectado,r a priori, ya está la condena y eso es muy interesante de ver, cómo el propio espectador va cambiando también, de algún modo, su propio juicio y va comprando parte de los argumentos de los propios integrantes del jurado. Está muy bien que pueda entrar con un prejuicio de entrada pero que vayan cambiando como cambian nuestros personajes en la función.

Víctor Clavijo durante nuestra entrevista. Fotografía de Mai Serrano
Víctor Clavijo durante nuestra entrevista. Fotografía de Mai Serrano

P: ¿Cómo ha sido el proceso de ensayar en esa plataforma giratoria donde el espectador ve todos los puntos de vista de esa mesa de «El Jurado»?

Víctor Clavijo: Desde la segunda semana de ensayo, empezamos a incorporar el escenario giratorio. Antes ensayábamos con una mesa y el propio Andrés Lima era el que nos iba diciendo dónde iba ir girando el público. Y así era muy difícil orientarse. Cuando nos trajeron el escenario giratorio, los primeros días era un mareo directamente pero luego ya te vas acostumbrando. Pensamos que incluso íbamos a necesitar tomar Biodramina. Nos acostumbramos prácticamente a los dos o tres días en la sala de ensayos. La dificultad fue cuando llevamos la obra a un teatro de verdad porque teníamos toda la sala completamente a oscuras, con lo cual no tenías ninguna referencia visual para saber dónde estaba el público en ese momento. Nos costó como un par de días más de adaptación. Una vez que ya te adaptas a ello, está muy bien saber que puedes estar dando la espalda al público sin ningún problema porque todos los movimientos actorales son naturales. No estás obligado a buscar la frontalidad, con lo cual es muy gozoso jugar así y sabiendo que la responsabilidad está compartida. No eres tú el que lleva el peso de la función ni tienes que estar todo el rato frente al público y eso es una propuesta muy interesante. La idea original de Andrés es que el escenario giratorio, aparte de que fuese democrático en el sentido de que el público tuviese la oportunidad de ver a todos los integrantes del jurado, verlos de frente en alguna ocasión, se quería hacer un homenaje con la idea de un travelling continuo al cine judicial y al cine negro.

Víctor Clavijo durante nuestra entrevista. Fotografía de Mai Serrano
Víctor Clavijo durante nuestra entrevista. Fotografía de Mai Serrano

P: Y trabajo extra teniendo en cuenta al resto de compañeros

Víctor Clavijo: Es un ejercicio continuo coreográfico en el que hay una estructura clara y todos los días tenemos que adaptarnos porque, en cada función, pasan cosas evidentemente. Es una función que está muy viva. Aún sabiendo cuales son tus posiciones y te permites un cierto grado de libertad, tienes que ser consciente que no puedes tapar a tu compañero y hay un grado de adaptación todos los días que es muy interesante y que hace que la función esté muy viva.

P: ¿Qué se escucha desde el escenario?

Víctor Clavijo: Notas cuando el público está muy metido en la función. En ciertos momentos, que reaccionan con una risa o con un silencio te das cuenta por dónde está pasando el público.

Víctor Clavijo durante nuestra entrevista. Fotografía de Mai Serrano
Víctor Clavijo durante nuestra entrevista. Fotografía de Mai Serrano

P: Aparte de reflexionar sobre si existe la justicia, ¿qué más puede deducir el público de lo que vea en «El Jurado»?

Víctor Clavijo: Cuando hay un juicio popular y es un juicio mediático, evidentemente el público que asiste al juicio y el propio jurado ya viene con un prejuicio inevitable. Parte de la preparación del personaje me la hice viendo el documental de «Making a murderer» de Netflix o «Lost in paradise». Si los medios de comunicación te hacen ver que es un monstruo aunque todas las pruebas sean evidentes o demuestren su inocencia, el jurado de algún modo ya va condicionado. En este caso, ocurre igual, el jurado empieza con un prejuicio de que ese político es culpable. La obra de teatro te plantea hasta que punto la justicia es justa y hasta que punto no somos cómplices de corrupción en muchos sentidos. Por votar a políticos corruptos porque en nuestra mano está no hacerlo y por nuestros pequeños actos de corrupción cotidianos que todos tenemos. Ahí el público se siente muy reconocido también porque se dan cuenta que la corrupción no es solo una cosa que atañe a los políticos, sino que nosotros en nuestra vida privada también somos cómplices de corrupción. La cometemos o la sufrimos y padecemos, pero entendemos que es lo normal. Es un mal endémico que está instalado en los cimientos de nuestra sociedad y que hay que atajarlo principalmente con la educación.

Víctor Clavijo durante nuestra entrevista. Fotografía de Mai Serrano
Víctor Clavijo durante nuestra entrevista. Fotografía de Mai Serrano

P: ¿Ha podido opinar algún jurista sobre la obra?

Víctor Clavijo: Tuvimos una charla con Elpidio Silva y con un par de jueces de «Jueces para la democracia» previas al inicio de los ensayos en las que hablamos sobre el sistema judicial y de los jurados populares. Luego hubo una charla con el público en la que se hizo una mesa redonda con varios jueces y varias personas integrantes de jurados populares para dar su experiencia. Algún juez ya ha comentado que nuestro sistema judicial esta corrupto y que esto se queda muy corto. Es una función que hace las delicias tanto de gente entendida, gente del medio jurista como gente profana que la va a entender fácilmente.

P: Igual el público al salir del Teatro Cervantes reflexiona sobre si puede cambiar esta situación

Víctor Clavijo: Aparte del tema de si la justicia es justa o no y qué harías tú en una situación como ésta de jurado, lo que yo creo que se plantea es el tema de la corrupción. Es una actitud de vida. El tema de la honestidad. No es igual de condenable o punible, una corruptela cotidiana como que no pases una factura al señor que desfalca miles de millones del erario público que nos pertenece a todos. Si ese señor desde pequeño siente que está bien hacer esas cosas al nivel que él pueda hacerlo, cuando tiene más posibilidades de hacer mucho más dinero, lo hace a mayor escala.

Víctor Clavijo durante nuestra entrevista. Fotografía de Mai Serrano
Víctor Clavijo durante nuestra entrevista. Fotografía de Mai Serrano

P: Permíteme una licencia ministérica pero ¿qué va a pasar con «El Ministerio del Tiempo»?

Víctor Clavijo: No sé cuales son las razones que esgrime TVE, supongo que son de audiencia pero yo siempre he pensado que una serie como «El Ministerio del Tiempo» no debería estar supeditada a temas de audiencia. Una serie con una calidad indiscutible que ha ganado premios y tiene legiones de seguidores, debería ser tratada como la joya de la corona. La misión de la televisión pública no es buscar audiencia, es buscar calidad y  a «El Ministerio del Tiempo» le sobra calidad por los cuatro costados.

P: Vaya felicitación unánime de todos esos seguidores por tu interpretación como Lope de Vega

Víctor Clavijo: Para mí ha sido un regalazo y una sorpresa. Cuando tienes algún tipo de expectativa con algo, por lo general no se te cumple y cuando no esperas nada y haces las cosas con placer y con divertimento como fue el caso de «El Ministerio del Tiempo», de repente la vida te devuelve cosas maravillosas como ésta. Ver cómo ha funcionado este personaje. Cuando leí el guión, me pareció maravilloso y me divirtió muchísimo. Sentí que no leía un guión tan divertido, que me leyese tan rápido y le dije a mi representante que bloqueara lo que tuviéramos en esas fechas para hacerlo. Me lo pasaron como cinco meses antes de hacer el capítulo, coincidió que acababa de terminar el rodaje de «La isla del viento» en Fuerteventura y empezaba los ensayos de «Fausto» en Madrid. Estuve a punto de no poder hacer una cosa u otra pero finalmente conseguí encajar las dos. Cosas de la vida, me tocó hacer las sesiones de «El Ministerio del Tiempo», dos semanas antes de estrenar «Fausto» en la que me tocó sustituir al coprotagonista y hacer de Mefisto. Imagínate el infarto. ¿Cómo lo hice? Me tiré a la piscina en los dos trabajos, sin pensar y con disfrute. Estaba tan bien escrito el guión por parte de los hermanos Olivares que no hacía falta hacer mucho más. Tuvimos claro, una vez leímos el guión, por dónde queríamos tirar al personaje. Entendí un par de pautas muy concretas. Entendimos que el rollo «fucker» era el suyo y eso es lo que le definía. Eso te coloca como actor en un lugar muy canalla y divertido y es un gustazo poder hacer así un personaje. Es presentar a alguien que la gente considera un intelectual pero mostrandoles también la otra faceta.

Víctor Clavijo durante nuestra entrevista. Fotografía de Mai Serrano
Víctor Clavijo durante nuestra entrevista. Fotografía de Mai Serrano

P: ¿Cuáles son tus próximos proyectos?

Víctor Clavijo: Tengo pendiente de estrenar en televisión, «Lo que escondían sus ojos». En cine, «Gernika», que pudísteis verla en el Festival de Cine de Málaga y «La isla del viento». Y el domingo me voy a rodar con Gerardo Herrero al Caribe.

P: Nos falta una exposición de fotos

Víctor Clavijo: Ya hice tres el año pasado. Acepté porque me apetecía mostrar el trabajo y por un punto lógicamente de vanidad. La primera fue porque me la prepararon, la segunda era porque iba a revelar a un sitio de fotografía analógica y ya que lo positivaba allí me dejaron exponer y la tercera fue con parte de la primera exposición. Siempre es un coñazo preparar una exposición porque no soy profesional, soy amateur y me da mucho pudor y porque requiere mucha preparación. Para mí es un disfrute poder hacer fotografía y poder compartirla.

Hoy tienen la última oportunidad a las 20:00 en el Teatro Cervantes de acudir como público de este jurado y experimentar unas sensaciones teatrales completas. Desde lo comentado de lo que se analiza y da que pensar de todo lo que se contempla, hasta la propia puesta en escena brillante, que permite que el ritmo no decaiga y que en un alarde de estudio profundo de las luces y los movimientos, la coreografía se hace impecable y atractiva para seguir, sin ningún tipo de problema, el desarrollo de las deliberaciones de este jurado.

Los amantes del género judicial encontramos lo que siempre andamos buscando y los que no tanto, no se quedan impasibles ante toda la información y reflexiones que se deducen de los diálogos entre estos personajes. Los actores se desenvuelven como pez en el agua , consiguiendo que se les oiga e interpretar una verdad palpable en muchas de nuestras personas más cercanas. Un valor indiscutible que refuerza la idea de muchas compañías que están apostando por hacernos pensar, a la vez que disfrutar, desde el patio de butacas. Mi veredicto de culpabilidad hacia «El Jurado» es claro. Y diré en mi sentencia, que cualquier representación que me siga haciendo creer en el teatro y en su valor cultural, consigue mi plena condena.

Si queréis escuchar la entrevista con Víctor Clavijo, sólo tenéis que pinchar en este enlace:

http://www.ivoox.com/entrevista-victor-clavijo-el-jurado-teatro-audios-mp3_rf_11775344_1.html

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