Huyo de la rutina,
Contemplo los minutos,
Mato mis silencios
y me atropello en tu desenfreno

Y si buscas en mi mirada,
la dulce orquesta de la felicidad,
por ahora no vas a hallar nada
por ahora es lujoso el azar
por ahora no hay mitad que alcanzar

Incluso en estos tiempos,
veloces del Cadillac sin frenos de Sabina,
intento creer y no me dejan,
pero el sueño permanece
y la ilusión no se desvela

Amargo sabor de una victoria escondida,
de amistades encontradas,
de personas frustradas,
de imágenes que duelen
y a las que el olvido no alcanza

Mueran los «y si» que no sucedieron,
las palabras que no se dijeron,
las emociones que volaron
y los malentendidos que malentendieron

Y el camino aún se me dibuja,
persigo la arena que no me quema en los zapatos,
el humo que sabe mejor que tu pensamiento y
la rabia que hay oculta en cualquier maleficio

No soy invisible, no merezco serlo
no me uses, no estoy para ello,
no me juzgues sin ser el que debe hacerlo,
no me odies haciendole caso a la razón y no al lamento,
y vísteme de tu sonrisa,
contagiáme de tu alegría,
termina con tu apatía,
veneno que pruebas constantemente
y tu antídoto está donde no miras.

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