Crítica «La discreta enamorada» – Teatro del Soho Caixabank

HOPE

Anoche asistimos en Teatro del Soho Caixabank al estreno mundial de «La discreta enamorada» de Lope de Vega adaptada por la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico y dirigidos por el gran Lluís Homar.

La palabra esperanza se desplegaba en inglés durante toda la representación, y verdaderamente no solo lo representa para nuestro difícil mundo actual, también lo hace para ensalzar a una generación con la que ayer disfrutamos como niños, y me rememoraron a esa joven adolescente que empezaba a sentir y emocionar con autores de nuestro Siglo de Oro, y me contagiaron todo su entusiasmo y buen hacer sobre el escenario.

El mayor acierto a la hora de llevar un clásico es disfrutar con él, y todo el equipo artístico es lo que demostraba a cada instante, en cada verso y en cada movimiento. Es lo que el oficio del actor debe significar y representar: jugar. Y lo hicieron con una brillantez increíble de dicción y proyección de voz, transmisión de emociones (en diálogos y música) y un compañerismo que traspasaba el escenario del Teatro Soho Caixabank, para ejemplificar un verdadero trabajo en equipo en un desempeño muy complicado como es el que verso clásico cale en la sociedad actual para que se den cuenta del valor de nuestros clásicos, así como cerciorarse que en esa época se trataron prácticamente todos los temas que nos mueven en nuestra sociedad.

Hay determinados detalles que ya te hacen conocedor como público de una marca de garantía con la compañía nacional de teatro clásico, y que también pudimos disfrutarlo el año pasado con «Castelvines y Monteses» de Peris Mencheta, en este caso los actores antes de arrancar la función ya interactuaban con el público y entre ellos, también los propios técnicos son personajes más que irrumpen en el escenario y dan esa naturalidad maravillosa para realizar todas las transiciones espectaculares que tiene la función, y la música arranca poderosa para dar más fuerza al mensaje de amor, enredo y por supuesto esperanza que transmiten todos los jóvenes intérpretes, incluidos ellos a los que la edad llega como Lluís Homar y Montse Díez. Os garantizo que no faltan las sorpresas durante toda la función.

Hace dos años tuve la suerte de sentir por primera vez a Lluís Homar en «El príncipe constante», pero lo de ayer fue una gozada interpretativa en la que me encantó verle sonreír y entrar en esos líos que provoca el teatro clásico, pero especialmente me satisfizo como se deja llevar de una manera tan sublime con el personaje que no puedes más que admirarle aún más de una trayectoria inmejorable que hace a nuestra escena española que sea de las más talentosas del mundo.

No os podéis perder ninguna de las funciones hasta el domingo. El consejo es sentarte en la butaca y no tratar de entender, porque eso vendrá solo con la gran calidad y desempeño de esta Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico, dedicaos a indagar en los detalles que os encontraréis y viviréis una de las experiencias teatrales más positivas y llenas de esperanza de vuestra vida. Gracias por hacerme joven desde el patio de butacas.

Equipo artístico

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