NUNCA PONGO INSULTOS EN MIS PELÍCULAS

Dentro del universo particular de un cineasta, si en rueda de prensa te clarifica sus intenciones es más fácil de entender un concepto de película tan humanista y oscuro, donde el tiempo no es aliado para mantener el interés de esos intereses particulares de todos los implicados en esta trama rural de «La terra negra», que es lo que me ha sucedido a mi. Pero aún así, el resultado no me han compensado todo el tránsito especialmente, y esto es un demérito particular, no soporto las escenas de agresiones sexuales o violencia, cualquier espectador debe desmarcarse para mantener la contextualización de lo que se va narrando, pero en mi caso me es imposible. Soy una espectadora que no cesa de estar en pantalla, acompañando a los protas, implicándome en sus decisiones o queriendo conocer mucho más. Este ejercicio ha provocado que ver esta película me haya resultado tremendamente desagradable, siendo el fin que buscaba pero que, como afirmo, lo paso bastante mal con ello.

En otro orden de cosas ha contado con un triunvirato de actores que para mi son de lo mejor de nuestro cine como es Sergi López, Laia Marrull y Andrés Gertrudix. Su talento, la manera de comprender al director y jugar a favor de lo que se les pedía da como resultado ejercicios de interpretación de los que tomar nota para ir preparando diferentes personajes a lo largo de la vida de muchos profesionales. Talentazo puro el que ha contado Alberto Morais en su ópera prima.

El director primero revela que la película es una admiración especular entre protagonistas, un réquiem con elementos místicos que además se acrecienta aún más con la música clásica que se usa durante todo el film. La metáfora que explica da sentido a todos los pormenores de esta familia que intenta mantener el molimno familiar, puesto que el personaje de Sergi López es el que se quema para que el personaje de Laia Marrull se libere. Y esto también afecta a la relación con el hermano y esa mochila confusa que le hace estar en un universo de amigos que realmente no lo son, y es algo que se plasma fehacientemente en la película.

1742234856261Los intérpretes ayudaron al realizador a encontrar ese ritmo, ya que les indicó claramente lo que quería y el texto acompañaba para poder cumplir lo que se esperaba. Sergi López lo narraba cómo entrar sin saber por dónde estás pisando hasta entrar en una energía mística. En el caso de Laia Marrull era la tercera vez que trabajaba con Morais, y siempre parte de encontrar su personaje y que las cosas fluyen en el universo de la película.

Una de las partes que Alberto disfrutó más fue la parte del montaje donde se encontró auténticos regalos en sus actores que fueron una revelación, y todo ello es porque todo el equipo estuvo comprometido a nivel narrativo y productivo. Mientras uno contempla «La terra negra» encuentra la diferencia entre culpa y responsabilidad, siendo la culpa lo que te infantiliza y con la responsabilidad se madura.

Andrés Gertrudix también relataba de la labor interpretativa que se necesita un doble nivel de escucha, para entender sin que hubiera un verbo detrás, y con muy poquito contar lo que le está pasando a alguien. Y Laia hacía una petición algo onírica pero sería interesante y es que la cámara entrara dentro de los actores y descubrieran las emociones que sacan interiormente.

Como conclusión, Sergi López se alegraba de que lo bonito de la profesión era encontrarte cosas que no esperas. Yo no estoy tan en esa tesitura, porque si me hubiera dejado un poso de reflexión y menos mal cuerpo, me hubiera valido la pena. No quitándole el valor de su cine tan personal, pero quizás mi mirada no tenga tanta cabida ahí. Además el director concluía que se encuentra fuera del sistema porque ve el fracaso de una sociedad que va a peor, con lo cual no sé qué próximos mensajes me pueda resultar atractivos pero ánimo con esa voluntad única.

¡Compártelo!
Share on Facebook
Facebook
Tweet about this on Twitter
Twitter