Crítica «Los guapos» – Festival de Teatro
LO MEJOR NO NOS LO HEMOS LLEVADO NOSOTROS
Al principio de la función, Vito Sanz improvisando dice una frase que escucha a alguno espectador del público malagueño en la que dice «Últimamente no me gusta nada de lo que veo en el teatro». Yo no podría argumentar esa frase, por lo que muestra una pluralidad de opiniones y sensaciones que me viene adecuada y afortunada para reflejar mi desánimo y desapego hacia una función como «Los guapos».
Con David Trueba me pasó exactamente igual en el Festival de Cine de Málaga y su propuesta de «El hombre bueno». y es que reconozco absolutamente muchos de los ítems que me voy a encontrar en su obra: «tener pueblo», Felipe González o Julio Iglesias, pero seguramente sin ser su pretensión, mi viaje hacia lo que plantea no se lleva ningún poso, es decir, algo con lo que pueda reflexionar o mirar un espejo que me resulte interesante. Salí de esa película con pesadumbre, porque en otras situaciones y me refiero a su libro «Saber perder», a la película «A este lado del mundo», o a la que para mi es una de sus grandes obras maestras para prepararme para esta etapa como es «Casi 40», sin contar uno de los mejores programas musicales que ha habido en la historia de la televisión como es «Un lugar llamado mundo», en todos esos casos siempre he admirado esa originalidad personal, descubrir su perspectiva a través de personajes que construye desde esa verdad y he hecho muchos recorridos emocionales pasando por un aprendizaje que es único, y por lo que merece la pena disfrutar de una propuesta cultural.
Sin embargo, me desarma salir de una función de «Los guapos» entendiendo todo y alabando un buen trabajo de dos buenos actores, pero sin más. Otros espectadores si que han conectado con ese ritmo, con esas desigualdades de barrio donde estos dos protagonistas se conocen y se reencuentran a lo largo del tiempo, las conversaciones que pasan por diferentes planos a veces inconexos pero que al final encuentran un sentido, con esa intención humana de querer resolver un pasado al que ya no se puede regresar, y con un final creo que por prácticamente todos muy esperado pero que resalta esos valores entre nosotros, que en muchas ocasiones no queremos reconocer.
Me gusta un David Trueba que tiene un «cañerismo» social muy afilado pero que desordena mis propios prejuicios, como plantea en esta historia de Nuria y Pablo, pero en este caso se desliza de una forma más sutil y somera, y en este caso, me faltaba mucho más ritmo y acción. No la violencia que argumentan en uno de los diálogos, pero si una rotundidad más profunda que abarcara diferentes temas, y con mucho más contenido, y no simplemente cambiando las horas de un reloj en la escenografía o marcar los tiempos pasados y futuros con los juegos de luces.
Como ocurre con ese personaje de Anna Alarcón con lo que se juega y se reconecta durante toda la función de «Los guapos», me hubiera gustado llegar tarde y confundirme con la hora.
Texto y dirección David Trueba
Con Anna Alarcón y Vito Sanz
Producción Centro Dramático Nacional y Bitò
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