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Gracia Querejeta es una directora que en «Siete mesas de billar francés» logró ganarme como espectadora en una historia que me emocionó y me sorprendió por su particular forma de plasmarla, y una sensibilidad a la hora de dirigir actores que me dejó boquiabierta. Tras esta maravilla me dejó un poco indiferente con «Felices 140» a pesar de llevar una expectativa muy parecida a la de su anterior trabajo cinematográfico.

Pues en este caso, sabiendo que no es un guión original suyo y que su propósito es la pura diversión del espectador, tengo que decir que consigue lo que pretende. Se ha rodeado de actores que van muy a favor de obra de esta locura de cadáveres incesantes y acontecimientos sin sentido. Y el resultado es una comedia muy ácida, negra y con grandes momentos para reírte sin parar.

Bilbao se convierte en un personaje más de esta trama de personajes que buscan sus propios intereses, y que juegan con las exageraciones de las personalidades de cada uno de ellos. No te puedes esperar en ningún momento qué puede ir sucediendo, y la consecución de acontecimientos es de un surrealismo que se hace más divertido por los interpretes tan reconocibles que se ponen en esa piel, y se prestan a este juego como es el caso de Luis Tosar, Raúl Arévalo o Javier Cámara.

Maribel Verdú es un dulce que se presta a esta comedia de una manera sublime, y sigue demostrándome que le encanta ponerse en la piel de roles tan variopintos, y que le sale genial. Viva su versatilidad. Me encanta Juana Acosta y la vis cómica que desarrolla en esta película, y que la potencia como una de las mejores actrices que podemos seguir disfrutando en nuestro país. Todo lo demás funciona para que nos olvidemos de los problemas cotidianos y podamos reírnos un rato contemplando las andanzas de estas asesinas, que dejan todo arrasado a su paso por lo vertiginoso de sus decisiones.

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