LOQUITOS DE FUENGIROLA

Me he leído «Por si las voces vuelven» de Ángel Martín, y no sabía con qué capacidad iba a ser posible que llegara a tantas personas que le agradecen eternamente que haya puesto en primera página todos los problemas que se derivan de la salud mental, a través de este espectáculo «Punto para los locos». Como dice el propio cómico en el espectáculo, el poder de las palabras es muy importante pero igualmente lo es la verdad con la que es capaz de transmitirla a tanta gente a la que ha podido inspirar y ayudar.

Quería ser testigo de esta creación escénica, que no es un monólogo ni una sesión de autoayuda en positivo. Es un acto de generosidad pura desde la más sublime inteligencia.

Una de las mejores formas en que funciona la recepción de un mensaje en el mundo de la comedia es saber reírte primordialmente de ti mismo. Ángel Martín lo demostró ayer en el escenario del Marenostrum Fuengirola, en unas circunstancias climatológicamente complicadas por el viento y la temida probabilidad de lluvia, y lo supo hacer como un genio porque lo ha vivido en primera persona y saber hablarse bien, y de esa manera devuelve esperanza a tanto público que han visto en la propia vida del artista, un espejo de lo que ha podido sucedernos a cada uno. Pero es que además esas vivencias las traspasa con un humor del que te ríes pensando, en el que te identificas y que es ácido y mordiente, pero dentro de un completo respeto sano y la risa que surge es de admirar su ingenio pero también la capacidad de «reírnos bonito», que para mi es muy difícil de conseguir en este género, y Ángel Martín, sin duda, es uno de los mejores y de mis favoritos.

Personalmente la parte que más le aplaudo es la de los medios de comunicación, algo que él conoce y que es de los que mejor pueden hablar por haber transmitido desde dentro. Es una crítica feroz y acertada a la inmoralidad que han desarrollado para diseñar y enviar mentiras constantemente, además con una falta de sensibilidad tremenda. Ojalá este aspecto lo expanda con más profundidad porque encontraría mucha luz en muchos de mis pensamientos acerca de cómo tenemos un mundo donde hay que ser cautos y cuidadosos con esos mensajes e imágenes que nos llegan de una manera tan rápida y desinformando en muchas de esas ocasiones.

angelPero lo que descubrí ayer es otra alta capacidad importantísima. La de emocionar. En sus informativos siempre hay píldoras de cómo es una labor con conciencia social y emocional, pero al ampliarse en el tiempo en un show como el de ayer, supe lo imprescindible que es esta decisión interpretativa que está enviando al mundo. No es solo que te cuenta su propia experiencia, si no que ofrece mensajes para una mejora de vida, y para fundamentalmente empatizando con quién, como él, ha podido sentirse solo por las circunstancias que sea, ayudarle a que no se vea más así y accione ese botón para cambiar su vida y sentirse bien. No sabéis el orgullo de ver a tantas personas que lloraban con su discurso, pero de una manera que les va a ayudar a buscar su propia felicidad.

Son herramientas que desafortunadamente no nos enseñan en nuestra mochila del recuerdo, pero si alguien como Ángel Martín con esa habilidad poderosa de hablarte directamente a tu alma, es capaz de accionar ese cambio vital aunque solo sea en un espectador, merece absolutamente todo la pena. Además el discurso funciona porque, de nuevo apelando a su intelecto, es un guionista excelente que a base de repeticiones y en ese repaso de todo el texto de «Punto para los locos» recordando esos «ítems» que el público reconoce, hace que todo ese recorrido se quede en nuestra mente y le diera un broche final de ensueño.

Y lo mejor de todo es que al final no ha sido TAN mal cómico el Dani Martín.

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