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Te tiene que gustar el cine británico en su máxima extensión. Sus sutilidades y lo políticamente correcto. Y lo digo hasta por el tema principal de «Regreso a Hope Gap» que es el abocamiento irrevocable de un matrimonio que esta en las últimas y que no son felices compartiendo la vida que empezaron hace muchos años. Se trata a través de los diálogos y de las propias cabezonerías de cada uno de los personajes, que sea la herramienta que nos deje llevar a todas las fases que el director y guionista, William Nicholson, ha querido sacar de esta historia. Para buena parte de los espectadores no van a ser comprensibles ciertas reacciones porque por nuestra cultura, entendemos que los problemas se resuelven de una manera más pasional como somos nosotros, pero lo cierto es que aquí no se quiere dar a entender esto, si no mostrar cómo sufren dos personas que se han querido, y la que deja no quiere hacer daño y el dejado se siente engañado por la situación.

Reconozco que quise ver la película por mi debilidad máxima que es Billy Nighy, que siempre recordaré mi momentazo encontrándomelo al salir de la Tate Gallery mientras se tomaba un café al aire libre, y una actriz, Annette Bening, a la que le cogí mania por ser una de las esposas de Harrison Ford en mi época de enamoramiento máximo y que luego pude descubrir y disfrutar con tranquilidad cuando se me fue la tontería. Ambos son soberbios en sus papeles, y muy complicados la tesitura de ambos.

Billy Nighy es Edward. Profesor. Él quiere dejar a su mujer Grace, (Annette Benning), editora de libros, porque se ha enamorado de otra mujer pero no sabe cómo hacerlo sin hacerle daño, pero especialmente lo que habla esta película es de dos aspectos fundamentales. Nuestra falta de comunicación y el empecinamiento en no querer ver la realidad para creernos que somos felices en nuestra vida. Lo que les unió en su momento, la poesía de la empatía que tuvieron ambos hace años, se ha modificado por monotonía y reproches. Y el realizador lo muestra muy inteligentemente en la manera que tienen de tratarse ambos personajes protagonistas, ves que Edward no está bien pero se mantiene serio y aparta la mirada, mientras que Grace no para de provocarle y reprocharle porque no quiere ver la realidad de lo que sucede. Esto ocurre en nuestra vida cotidiana y en nuestro entorno, se le puede poner otra manera de vivirlo o de conocerlo, pero lo increíble de «Regreso a Hope Gap» es la gran labor de interpretación de ambos protagonistas y cómo nos muestran todas sus capas y toda su evolución.

Quizás el problema de la película es no entrar desde el primer momento porque se te puede hacer totalmente incomprensible, y además tediosa con tantos momentos de silencio y calma entre imágenes de los paisajes de esa zona de acantilados donde se desarrolla el film. Y es de esas historias en las que no puedes encontrar respuestas, es saber dejarte llevar por una relación reconocible, de la que sacas tus propias conclusiones. ¿Eres feliz con lo que has escogido? ¿Eres sincero con la persona con la que has decidido compartir tu vida? ¿Te arrepientes de las decisiones que has escogido en tu camino?

De todo ello va «Regreso a Hope Gap» con un final culminante y perfecto porque de lo que se habla nosotros hemos estado ahí antes. Y si sentís este guión cómo lo he hecho yo, entenderéis esta poética tan luminosa.

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