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Me ha hecho gracia recordar qué había escrito sobre la función «Los vecinos de arriba» que es la obra teatral de la que se extrae esta película, «Sentimental», creada por el mismo autor que es Cesc Gay.

En mi crítica hacia referencia que la visita de estos vecinos que altera esa estabilidad fingida de cara a la galería, contenía mucho humor e hilaridad pero que no mantenía ningún esquema que pudiera ayudar a una compresión final al espectador de qué se lleva de toda esta experiencia. No se puede jugar al teatro con las mismas reglas del cine, pero nunca me podía esperar que al contrario, sí que me causara más sentido.

Tengo que reconocer que esa estructura teatral en cine siempre me llama más la atención en muchos directores, y en este caso vuelve a ocurrir. Hay una gran habilidad para ese doble filo y vara de medir por parte de Javier Cámara, Griselda Siciliani, Belén Cuesta y Alberto San Juan, frente a la propuesta que disfruté en escena con Eva Hache, Xavi Mira, María Lanau y Andrew Tarbet. Es que estos actores en la gran pantalla, y cómo asumen sus roles no tiene nada que ver con lo que pude ver en aquel Festival de Teatro de Málaga.

Por lo pronto entendí mejor el contexto, estaban mejor definidas las personalidades de cada uno y le dan a ese rollo irónico y cómico los detalles, subidas y bajadas, y saber darlo absolutamente todo para que el público ría y considere lo que está ocurriendo. Que sí ocurra esa línea argumental que hace más perceptible el contraste, y que aunque todo se sirva a una ficción que hace falta para hacer más visible el problema, hay aspectos constantes muy identificables y que encontramos en sujetos de nuestra vida cotidiana, en mayor o menor medida.

Están todos geniales pero, por favor, deléitense con ese abanico de «zascas» incómodos que va a soltar el señor Javier Cámara por la boca, y siendo el personaje más huraño y serio, no puedes dejar de observarle y considerar que eso que le pasa por la cabeza es bastante más cercano a lo que tú pensarías en ese momento. Y los demás actores presentan esa labor necesaria para el desarrollo tan divertido, y que el ritmo de la trama pueda ir in crecendo, aunque ya pienses que hace un rato que tu hubieras echado a esos individuos de tu casa para poder seguir cada uno con su vida, pero esa Belén Cuesta tranquilizadora y psicóloga que se convierte en insoportable, ese Alberto San Juan directo y pasional que quieres uno para tu vida sin dudarlo, aunque no sea fácil reconocerlo y esa Cecilia Siciliani nerviosa pero que le encantaría ser uno de sus vecinos para dejarse llevar como realmente quiere, son estupendos en sus propuestas. Y lo que se genera de cada trabajo personal es un gustazo para reírse a carcajada limpia como seguro que hace tiempo que no te pasa.

Cuidado con los vecinos, los que saludan y especialmente los que escuchan country y dicen que es música. No creo que sea buena idea invitarles a picar algo, mejor disfrutarles desde la pantalla grande y seguir sin tema de conversación en el ascensor.

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