MONTAÑA RUSA OLIGOFRÉNICA EMOCIONAL

En resumidas cuentas este titular incide en lo que hemos vivido en esta primera de las representaciones que Dani Rovira tendrá en el Teatro Cervantes durante este fin de semana. Estoy convencida que todos los espectadores que hemos tenido la suerte de asistir  a esta función, jamás nos imaginábamos ese ejercicio intenso de generosidad y proporción de herramientas para cuando la tristeza asoma cerca de la soledad, y te hace sentir que esa emoción solo te pasa a ti, aliviándote el conocer que hasta alguien que ha alcanzado el éxito como este malagueño despertador de sonrisas y contador de cuentos maravilloso, le ha sucedido en más o menos medida, lo mismo que a ti.

Muchos se esperarían el monólogo de la playa, que lo hemos tenido en forma de aprendizaje de anatomia sexual masculina y femenina (con ejemplos muy gráficos para la apertura de nuestro conocimiento), pero más que nada proliferaba la ternura de «¿Quieres salir conmigo?», con la evolución de «Odio» hasta llegar a la madurez de «Vale la pena».

Y es que Dani Rovira se ha convertido en un inconformista de emociones. Sus propias vivencias le han llevado a un punto, donde no solo el humor puede salvarte, si no que mediante la lectura y el aprendizaje, ha hallado un recorrido personal importantísimo que le ha servido para llegar a una profesionalidad encima del escenario como nunca le había visto, pero además con un interés muy fehaciente en ayudar a que muchas personas puedan salir de esas situaciones de ansiedad y depresión. Todo trasladado desde la propia verdad del intérprete, en donde percibimos de manera acuciante esa recuperación que, poco a poco, le sigue permitiendo utilizar la cultura como vehículo para hacer llegar todas esas ideas que permiten gestionar mucho dolor que nos seguirá sucediendo en nuestra vida.

Agradezco también que dentro del espectáculo podamos disfrutar de su capacidad para narrar cuentos.  Ese origen del que creo que le surgió todo el pensamiento mágico que le ha ido ayudando en su recorrido vital. Esta función de «Vale la pena» te llega al corazón por su defensa de la salud mental, pero también te hace reír de manera inesperada por el culmen de locura al que puede llegar este cómico tan genuino, como te ensueña con su imaginario para llegar a esa moraleja que nunca se olvida.

Mi «llorar bonito» se ha modificado en un «llanto limpio» donde honro aquello que se ha ido. Agradezco que existan profesionales como Dani Rovira cuyo grado de intensidad provoca que deje atrás esa culpabilidad que puede condenar un pesar más profundo, sobre todo en esa gestión de perdidas. Y por ser un «pokemon de oro» que ha acallado el ruido del mundo para dejarnos escuchar el suyo propio, y por ende, el nuestro. El de su público élite de Málaga que se ha mostrado orgulloso ante él llorando de la risa.

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