David Trueba en la rueda de prensa del Teatro Cervantes.
David Trueba en la rueda de prensa del Teatro Cervantes.

EL MUNDO EN SUS MANOS

La verdad que en la presentación de la nueva película de David Trueba, que ya afortunadamente van dos años seguidos presentando estrenos y espero que se convierta en una tradición, vuelve a mostrar un aspecto en este caso de realidad social más que emocional, aunque también interviene nuestro propio desconocimiento, y nos cuenta en «A este lado del mundo», la visualización de un español medio que pasea por Melilla pudiendo comprobar in situ las vicisitudes por las que tantas personas arriesgan su vida para llegar a España.

Confieso que como le encanta hacer a David Trueba he tenido que escribir el título de la película revisándolo más de una vez para no equivocarme, en ese juego que al director le gusta hacer con la prensa y con el público aunque también para encontrar títulos más interesantes, y bien es cierto que el que he puesto yo para esta crónica es el que me ha venido a la cabeza tras visionar «A este lado de este mundo», porque además de ser un elemento especial para el film, me recordó a esa canción de «Tiene todo el mundo, en sus manos tiene el mundo entero…». Supongo que es algo especial que siempre consigue con sus trabajos cinematográficos, te involucras tanto en ellos y en lo que cuenta que te crees con el derecho y la razón para manipular a tu antojo, lo que te gustaría haber visto.

Volviendo a nuestra parte más formal, nos encontramos a Alberto, un joven ingeniero que tras ser despedido le encargan desde su antigua empresa de forma confidencial la construcción de un nuevo sistema de seguridad en Melilla que impida que los inmigrantes salten la valla. Allí su guía será Nagore, conocedora de la situación que le abrirá los ojos en lo que allí se encuentra, y que él desconocía desde nuestra perspectiva mundial sobre la que normalmente no nos llegan todos los detalles importantes a la hora de juzgar los verdaderos problemas que allí tienen.

Hay algo firme en la película de David Trueba y es que el personaje de Vito Sanz, retrata a ese español medio que siempre expresa «no sé» ante lo que desconoce o quiere desconocer. Y este asunto es un conflicto que lamentablemente lleva la deriva de ser eterno, y que aunque esta película la finalizaran antes de la pandemia, lo cierto es que es atemporal. Es nuestra vieja historia de ricos y pobres. Y este rol del actor para ayudarle a construirlo lo definió como una mezcla de James Stewart y un votante medio de Ciudadanos, que nunca se quiere meter en líos y está destinado a una vida plácida y sencilla. Lo que siempre ha aprendido el mundo desarrollado ha sido a poner parches, vivimos en un mundo averiado al que sólo le ponemos parches. Esa es la realidad. Con el sistema de ahora de privilegios, no se puede solucionar este tema.

Hay un personaje que me ha cautivado por lo que significa y también por lo que interpreta que es el de Joaquín Notario, que es un ingeniero anterior al que el personaje de Vito Sanz debe sustituir, y lo que refleja es esa persona que dice la verdad y no sabes si es un genio o un demente. A mi me vino a la mente enseguida, Julio Anguita cuyos vídeos y mitines se ponen ahora como reflexiones vitales cuando hacía muchos años que nadie le hacía caso y le tomaban como alguien que profesaba teorías locas.

En cuanto al trabajo de los actores protagonistas, Ana Alarcón habla de que el director tiene las cosas muy claras y las sabe transmitir al director, mientras que Vito Sanz argumenta que ha impreso un ritmo de trabajo en el que se ha adaptado muy bien, aunque no le haya dado tiempo para pensar, porque se sincera que si «piensa, la caga». En cuanto a rodar allí, Vito dice que le impactó la situación que se encontró y reconoce que la gran mayoría de los españoles no conocemos lo que ocurre allí, y Ana, en cambio, lo vivió de manera impactante también pero trastocó su manera de consumir que ahora la ha modificado por completo, especialmente porque fue sensible por el comercio alegal que todos estamos permitiendo.

Al hablar del propio oficio del cine, Trueba hace un recordatorio del gran Rafael Azcona haciendo un símil con un banquillo de baloncesto donde están todos colocados, pero cuando te descuidas el último cae de allí, por ello hablar de esa renovación constante, y que hay que estar en guardia aunque haya tiempo para cada cosa. Por eso al comentar sobre el estreno de la película, lo equipara a la ingeniería, el oficio del protagonista, la colgarán en la web de David Trueba para alquilarla y estrenarla en algunas salas, irán conquistando las ciudades por la prensa local, porque Netflix sólo quiere las películas que necesita. En ese sentido la estrategia es diferente y más realista de acuerdo a la nueva situación que estábamos, y que ya veníamos arrastrando en mi opinión. Y remata el realizador, «hay que intentar llegar al público con lo que hacemos, no con lo que la gente quiere que hagamos». Él no podría entrar en esos mecanismos con los que ahora se alcanza el éxito, además porque no quiere renunciar a las películas que quiere hacer, pero en todo discurso cargado de verdades como puños, hay siempre mucho espacio para el optimismo, y eso, de verdad, es algo que me engancha de esta trabajador incansable.

Vito Sanza, David Trueba y Ana Alarcón durante la rueda de prensa.
Vito Sanz, David Trueba y Ana Alarcón durante la rueda de prensa.

Cuando asistes a un coloquio con el director estás ávido de poder conocer su opinión sobre las realidades sociales y diarias que él plasma. Ante el avance de Internet, David pensaba que tendría más relación con los espectadores pero se ha dado cuenta que es al contrario, y que esa relación es cada vez menos directa. Y advierte a navegantes, «En el momento de mayor libertad, hay mayores emporios económicos».

Uno de los aspectos por los que quiero que David Trueba sea habitual cada año con película es por sus ruedas de prensa. Llenas de sabiduría, ironía y a la vez cercanía, como por ejemplo en ese comienzo donde expresa «Felicidades por estar aquí». Sabe resumir los momentos, hacer partícipes a todos como equipo y defender sus ideas audiovisuales de la misma forma que Achero Mañas, pero quizás en el caso de David el dolor lo esconde en la certeza de sus palabras, no en el tono de su voz. Aunque a ambos les tiendo la mano en cuanto a la firmeza de sus posiciones frente a los invasores Netflix y derivados, conozco una pequeña web que le sucede de esa misma manera a este lado del mundo y en cualquier otro.

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