Crónica «De mar y asfalto» – Kris León y Alba Jiménez – Velvet Club
NO SÉ LO QUE ME PASA
Ayer pudimos escuchar un sueño cumplido. Trabajo, esfuerzo y cariño hacia una profesión ingrata que te sabe regalar noches en las que sigas apostando por algo en lo que muchas veces quieres tirar la toalla. Ambas se conocieron mientras luchaban por su voz, en diferentes facetas, Kris León como emprendedora cultural y una de las poetas que, con más intensidad, llega a sentimientos que no querías conocer y Alba Jiménez como compositora y creadora de magia con su voz aterciopelada. Sabían que tenían que unir sus destinos para seguir apostando por un formato que no decae, música y poesía y, conquistaron una meta más subiéndose al escenario de la sala Velvet Club a presentarnos el espectáculo que habían creado, «De mar y asfalto» que, recientemente pudieron llevar con éxito a la sala Búho Real de Madrid.
Empezaron de riguroso negro en el caso de Alba y con un toque vaquero en el caso de Kris. A un lado, la guitarra, y al otro el papel y como ellas se expresaban en nuestra entrevista, y reincidieron encima del escenario, son artistas diferentes que se complementan. El mar y el asfalto, de ahí la relación. Conjuntadas en negro pero con personalidades diferentes. Y Alba Jiménez comienza amenizando con una impro en su voz que bien podía haber continuado o dar pie a nuevas propuestas musicales en el futuro. Quién sabe. Pero el arranque lo comienzo la Kris leyendo dos de su poemas, y ambientada por su compañera de escena dando esos sonidos que precisaba lo que se estaba recitando.
El formato residía en esta tesitura. Kris recita con ese acompañamiento de mano tan característico suyo y que le hace tener ese aspecto personal tan especial y que, simplemente, se ve diferente cuando suelta el papel en la parte intermedia del espectáculo y ya da la rienda suelta a las dos manos. Y a continuación, Alba interpretaba sus canciones, las que la dio a conocer e, incluso, algún tema nuevo de reciente composición. Al igual que Kris que nos enseña un escrito compuesto hace pocos días y que revuelve la piel de quién sepa hacia quién van directas sus palabras.
Nos regalaron lo mejor que tienen ellas. Alba con «Fin de partida», «Bienvenidos a la fiesta», con la participación del coro más espectacular que podía imaginar, su público bien preparado cerca de ellas, «La duda», «Séptima», «La tregua», «Kilómetros» o a esa canción a la que aún no ha puesto nombre. Tiene la capacidad de abstraerse para hacer llegar su voz donde quiera y si, muchas veces, deja sin sonar su guitarra es un momento donde su emoción se te transmite con mucha fuerza. Juega mucho con la canción pop pero, a veces, suena a country y quieres que siga jugando así con sus composiciones y así lo hace en algún tema donde baila las palabras. Nos habla de «mantras», como menciona al comienzo de una de sus interpretaciones, esas oraciones que se repitan y quedan establecidas en el inconsciente. Mi mantra son sus agudos que muchas veces me resulta inexplicable como llega y cuando eres testigo, es una sensación indescriptible. Y, a pesar de esas cuerdas para manos de Hulk, da esos toquecitos al cuerpo de la guitarra que le vuelven Alba Jiménez y te quedas con ganas de que te siga narrando más historias y quieres conocer hasta donde va a ser capaz de llegar. Que será muy lejos.
Por su parte, Kris, nos regala nuestra vida. Esas situaciones cotidianas donde te sientes identificada y no sabes cómo ha podido describir con tanto detalle lo que se te pasa por la cabeza. Y a ello, le acompaña también una visión única de cómo hacerte llegar lo que tiene escrito en el papel. Esa modulación de voz, esas palabras fuertes que quiere destacar como si estuvieran subrayadas y ese talento a la hora de hacerte descubrir que de quién está hablando es de tí, o al menos se le parece bastante. Me gusta cuando cita a Godard o a Luis García Montero, referencias que le habrán servido para seguir aprendiendo y llegar más lejos con sus ideas.Y para ella, es su instante de desahogo. Particularmente, no me gusta el termino «cortavena», creo que es más una capacidad extraordinaria de saber sacar lo que nos da miedo de nuestro interior pero al ser tan sensible, ya lo catalogamos como negativo y eso, creo que es un error. Kris es una valiente de hacerte pensar y decirte que es lo que piensa y le pasa. Es una maestra de conducirnos a ello, sin que nos demos cuenta. Me habla de «soñar con elefantes blancos», «de no estar sola», uno de los momentos confesables donde me llegó más de lo que me imaginaba y esa reciente creación donde escuchas frases hechas que no ayudan a superar tus problemas y que ella bien sabe reflejar en ese poema.
En los momentos en conjunto, deciden versionar un tema de Fabián, a quién pudimos entrevistar la semana pasada presentando «La fe prometida» que, precisamente, presentaba en la sala Velvet. Y la han ensayado para que suene perfecta. Kris a los agudos y Alba a las tonalidades más graves. Y esas miradas cómplices entre ellas son símbolo de un gustazo personal que se ha culminado en el escenario y que nos llegó a los que estábamos allí presentes. Y otra de las partes que me volvió más loca fue la versión de «Falling slowly» de la banda sonora de «Once», una película que deberíais visionar en cuanto podáis sino lo habéis hecho. Parecía que estábamos protagonizando una escena propiamente en un sala de concierto que formaría parte de esa película llamada «De mar y asfalto»
Y al final del concierto, un homenaje a las mujeres. Y cada una en su dominio más particular. Kris con un poema y Alba cantando. La conjunción es de nuevo un acierto y hacen ver, verdaderamente, el apoyo que nos tenemos que dar entre nosotras, sin sensacionalismos, sólo con nuestras emociones. Dos mujeres que supieron brillar y hacer un espectáculo personal, muy directo y emotivo, que demuestra que los contrapuntos nos hacen más fuertes. Y yo sé lo que os pasa, llegáis a casa y, al final en esta película, no se parece a lo que habías esperado, porque es mucho más.
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