Crónica «M Clan» – Marenostrum Fuengirola
PLURIEMPLEADO TARQUE
Es la primera vez que desde nuestra web podemos cubrir este certamen al que llevamos tiempo siguiendo la pista, así que agradecemos la oportunidad con la intención e ilusión de seguir colaborando en el futuro. Y comenzamos con un plato muy fuerte, y es que «M Clan» es seguramente de los grupos de los que forman parte indiscutible de nuestra banda sonora, pero en mi caso nunca podía esperar que tanto. Había canciones que ni recordaba que era de ellos y que tarareaba nada más escuchar mis primeros acordes, y otro aspecto que me animaba a descubrir esta experiencia es que hay artistas de toda la vida, a los que para poder valorar hay que sentirlos en directo. Y en mi caso ya les puedo tachar de mi lista.
Con todas las entradas vendidas y un protocolo de seguridad más que eficiente, distancias de seguridad, mascarillas y camareros encargados de traerte la bebida o comida que quisieras durante el concierto, el show comenzaba con una interesante puesta en escena con luces que ayudaron durante todas las canciones a crear la atmósfera adecuada para meterte en ellas y una circunstancia de estos tiempos de nueva normalidad, que es que todos los grupos han tenido que readaptar su formato para poder seguir siendo rentables en este ya complicado de por si mundo de la música, así que Carlos Tarque junto a Ricardo Ruipérez son los que tienen que sacar todas las habilidades y experiencia adquirida para que no se echara de menos, en ningún momento, contar con más músicos como si de una banda completa se tratase. En eso hay mucha inteligencia a la hora de elegir repertorio, así como buscar esos elementos artísticos que te puedan suplir esos ritmos y sonidos que se precisaban a cada instante. Y el rey de esto es el propio Carlos Tarque, que como bien dijo era el «pluriempleado» del evento tocando pandereta, armónica, percusión y guitarra.
El pistoletazo de salida fue «Filosofía barata», uno de esos grandes clásicos que nunca fallan. Esos juegos de palabras en los que dieron las buenas noches a los fuengiroleños, y destacaron lo bien que nos lo íbamos a pasar en un sitio tan maravilloso como el Castillo Sohail. Algo que denoté durante todo el show es que Carlos Tarque es un ávido en conseguir la atención del público, era inconformista en quedarse en el escenario tocando sus temas, en todo momento estaba buscando la complicidad del público ya sea con los brazos arriba o intentando que ellos cantaran a coro las estrofas más reconocibles. Supongo que tiene que ver con ese puro nervio que se le atisba desde el escenario, aunque con el tema de la voz es pura adrenalina, aunque controlada, que es un auténtico gustazo escucharla en directo.Fue de lo mejor que me llevé de la noche.
En ese mismo ambiente en el que parecía que estábamos sentados en un césped mientras escuchábamos los temas preparados continuaron con otro clásico, «Souvenir», donde Ruipérez me conquistó con unos coros dulces y que me permitieron disfrutar aún más de este «hit». Los brazos de Tarque tocando la pandereta no pueden estar quietos adoptando una postura hacia arriba con energía para soltar todo ese sentimiento que llevaba por dentro.
Con «Para no ver el final» escucho las primeras improvisaciones del vocalista en inglés, cosa que me hubiera gustado ver más desarrollado en el concierto, porque esa naturalidad es la que luego se te queda en el corazón de los conciertos, y parecía que se soltaba y al momento volvía a la posición original, aunque algo sí que tuve con ese final con la voz de mister Tarque que fue desagarrador y apoteósico. No hubiera estado de más un poco de ese desmadre incoherente como si sintiera que estuviéramos todos en un bar sin querer de terminar la última copa para volver a casa.
De aquí vamos al que fue uno de los grandes momentazos de la noche. «Llamando a la tierra» sonando con Carlos Tarque al cajón flamenco. Impresionante. No sabría describiros cómo sonaba y lo que te hacía emocionarte por dentro con esta versión acústica. Bravo.
Evidentemente la situación que hemos pasado cobra protagonismo en ciertos momentos del evento. En esta ocasión preguntando al público si éste era el primero de los conciertos que acudían después del confinamiento, la alegría de los protagonistas es que cada vez tenían menos manos arriba por lo que se alegraban de sus compañeros que también están teniendo la oportunidad de tocar. E interpretan «Dando vueltas»
Volviendo a destacar la espectacularidad del sitio cantan una de las más queridas de «M Clan» que es «Calle sin luz», donde además podemos disfrutar de un solo de pandereta muy intenso de Carlos Tarque, ritmo que va creciendo a medida que va animándose cuando el público le sigue a tono, y regresamos a ese momento improvisación que tanto despertó mi curiosidad que culminó con la propia pandereta al suelo de tanta pasión en el escenario.
La sorpresa se dejó asomar por una servidora por un tema que no recordaba que era de ellos ni lo que me gustaba escucharlo que es «Roto por dentro», que para mi es una de las mejores baladas del grupo. Nos deja cantar el final pero la verdad es que él se lo lleva de calle con ese agarre ronco que maneja como le da la gana y da unos efectos espectaculares.
«No perdamos nunca la esperanza» dice el propio Ricardo Ruipérez cuando interpretan la letra de «La esperanza», para luego seguir con «Perdido en la ciudad», donde giramos el concierto hacia un blues enérgico y mágico con coros fascinantes y estupendos, y dando rienda suelta a ese rapeo en castellano e inglés que empieza a convertirse en adictivo.
Volvemos al tema de la incertidumbre y vuelve a agradecernos el que podamos compartir esta noche con ellos, y además nos dedica «Gracias por los días que vendrán». Son de esas canciones en las que Carlos Tarque me recuerda a un juglar del que quiero estar pendiente a cada nota de su voz para conocer toda la historia.
En este instante, llega quizás el momento del show más tedioso y algo desubicado a lo que veníamos sintiendo. Es lógico que tenían que resaltar canciones de su último disco publicado titulado «Delta», grabado en Nashville y con una banda americana, y se nota por la estética y esa música reconocible del país. Así que deciden tocar dos seguidas de este álbum, «California» y»Delta».
El cuerpo pedía más y más. Y cómo lo hicieron. Nos embrujaron de placer inconmensurable con «Las calles están ardiendo». Que caña con la percusión, Tarque se estaba guardando su mejor voz para ahora y los solos instrumentales de ambos nos precipitaban hacia un final brutal, que indiscutiblemente provocó en el show un pico enorme de abajo a arriba.
Tenía que sonar «Miedo» y lo hizo de manera especial, dedicada a los sanitarios y todos los héroes de los servicios esenciales durante este tiempo de confinamiento. No había un himno mejor para la ocasión.
Y ya parecía que iba a finiquitar el concierto, aunque la gente lo sabía. ¿Dónde estaba «Maggie despierta», «Quédate a dormir» y «Carolina»?. Pues guardadas para dos momentos de bises que jugaron con el público. Y entremedias, mucho homenaje de Tarque a viejos conocidos y amigos como Andrés Calamaro o Radio Futura. El show está por todo lo alto y se remarcaba aún más esta idea que marcó todo este concierto de Marenostrum Fuengirola de sentir que había muchos más componentes de una banda, y al mirar y ver a Carlos Tarque y Ricardo Ruipérez no se puede dejar de agradecer y asombrarse de ese gran esfuerzo por dejarnos una noche de música para el recuerdo. Y encima aún quedaba el remate propio con «Concierto salvaje», muy adecuada para cerrar esta crónica ya que «saben que estamos vivos y eso es lo mejor».
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