Crónica «Pancho Céspedes» – S!ngulares – Teatro Cervantes
REGALO DE UNA NOCHE COMO ÉSTA
Esta noche en el Teatro Cervantes hemos sentido esta vida loca con musicazos increibles que han traido la elegancia del jazz junto con el romanticismo del bolero, en una velada de homenajes y canciones propias del gran Pancho Céspedes. Un showman alocado como su propia vida loca, pero que se encuentra en un momento artístico en el que se siente más libre que nunca y crea los conciertos a su medida para el deleite de quienes quieren disfrutarle en plenitud. Y así lo logró anoche, junto con sorpresas como el invitado que nos deslumbró en alguno de los momentos importantes del evento.
El piano y la percusión como esa lluvia de abril en la que te soñé, hacen acto de presencia entre risas cómplices de los músicos arropando la aparición de Pancho Céspedes en el escenario. Un «buenas noches Málaga» enérgico presagiaba a un artista que no va a detenerse en ningún momento, para acercarse al público todas las veces que pueda o bailar de una manera alegre y feliz en muchos de los intermedios de los temas de su repertorio.
El viaje se inicia con uno de los grandes éxitos de la carrera del cantante como «Donde está la vida». Uno de los detalles que más me gustaron de todo el espectáculo es que Pancho Céspedes irá presentando siempre a todos sus músicos a lo largo del recorrido de canciones que nos esperaban. En este caso a Jorge Pinelo y Ruimán Martín. Y oportunistamente está la vida para llegar a «Parece que», aquí atisbamos cuando al intérprete se le va la voz para hacer esos juegos y requiebros que puede conseguir cuando canta relajado y a gusto, y aprovecha para presentar a David León a la batería.
Hay un equilibrio durante toda esta velada en el Teatro Cervantes donde el protagonista va a ir o narrando las canciones o convirtiéndolas en armonías donde controla el tiempo, y cómo quiere que se escuchen de fondo para dar rienda suelta a su gran capacidad de transmisión. Esa interpretación va de menos a más en «Que tu te vas». Disfrutamos de un solo de saxo impresionante, pero aparte Pancho Céspedes nos deja con la boca abierta magnetizándonos con su voz que rompe cada vez más. De aquí pasamos a «Qué hago contigo», en el que la ejecución de acciones en los espacios y señalando con las manos se hace mucho más palpable en esta letra, y nos deslumbramos ante Francisco Céspedes Rodríguez al finalizar la letra con un falsete de esos que identificas pronto ese color tan peculiar de voz que le hace único.
Posteriormente llegan los homenajes en primer lugar a Armando Manzanero donde suenan «Contigo aprendí», que bello escucharle sentado como si te narrara esa historia de amor por primera vez, prosiguiendo con «Esta tarde vi llover» donde me vuelve a dejar anonadada con ese solo de saxo increíble. Los tributos continúan con «Veinte años», pasando por Machín y sus «Dos gardenias» cerciorándome que cuando pancheniza estas versiones con el color de su voz es genial el resultado, y aquí aprovecha para presentar a Julio Baró al piano, y ahora es el turno de «Solamente una vez» para a continuación sentarse en las escaleras centrales del Teatro Cervantes a ritmo de «Bésame mucho». Que dulzura escucharle cantar en susurro esta bellísima melodía, y muchos más los afortunados que le han tenido cerca en el patio de butacas. El calor hace mella en el artista para quitarse la chaqueta y jugar con «Oye bien la clave» llevada con maestría por David León, y al ritmo también de las palmas del público, al final nos regala hasta unos cachitos de «Guantanamera».
Es el momento de más recuerdos inolvidables como «Adios felicidad» de Bola de Nieve, que incluso me atrevería que el propio Pancho Céspedes logró concentrarse tanto transmitiéndonos la canción que en algún momento se dejó llevar, aún estando de pie en el escenario, y volvió con nosotros para seguir con «No puedo ser feliz» en ese mismo tránsito en el que se queda sosteniendo el micro con las dos manos y los ojos cerrados. Y mi memoria se reaviva con «La flor de la canela», gustándome además como disfruta la propia estrella en nuestro recinto malagueño.
Y aquí llega el momento inesperado con José Luis Jaen, un artista que sorprendió a Pancho Céspedes como el mismo lo hizo en el 98 a un tal Alejandro Sanz, ayudándole a que llegara a España. Esa misma ayuda es la que recibe este intérprete cantando el tema que más esperaba, «Remolino». Solo os describo que cuando escuché a José Luis Jaen cantar, tuve que soltar mi libreta y mi bolígrafo para que las lágrimas de llorar bonito pudieran salir con fuerza y disfrutar para mi de ese momento único y mágico. Fue el mejor momento para seguir cantándola con mi padre, que también se llamaba José Luis, y que mi emoción se transformara en la banda sonora que precisaba para gestionar todos esos sentimientos tan intensos. Lo mejor de mi noche, sin duda. Encima el invitado sigue con «Fiebre de ti» en una actitud sensorial sin precedentes dando todo lo mejor en esta canción de Benny Moré. Y antes de marcharse nos regalan conjuntamente «Como fue» de este mismo artista.
Aterrizamos en el momento internacional con «Almost blue» de Chet Baker, una memoria a los que lamentablemente no están con ese reconocidísimo «You are so beautiful» que permite libremente unos solos de cada músico a cada cual más impresionante. Y sin pausa, acabamos este bloque en inglés escuchando «Feelings».
En esa vista atrás, Pancho Céspedes habla de la madre de sus hijos a la que le compuso «Como si el destino», y también de sus pinitos intentando entrar en la Warner y logrando en una convocatoria que lanzó Luis Miguel que consiguiera que su letra de «Pensar en ti» formara parte de su disco «Aries». Con su voz sensible me hace muy feliz con «Nadie como tú», el público reconoce al momento que cante «Señora», para luego volver a hacerme disfrutar con una de mis favoritas como es «Se me antoja tu vida» y acabar con la esperada «Vida loca» en la que hace partícipe de nuevo al gran José Luis Jaen.
Se despide al ritmo de «El manisero» en una noche en la que Pancho Céspedes encontró calor en el público malagueño, desplegando su carisma pero también esa visión tan talentosa de entender la música con tanta calidad. En vidas locas se nos antoja que nadie, absolutamente nadie, es como él. Gracias por un remolino de canciones que nos han hecho saber dónde está la vida.
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