Crónica «Sexo fácil, películas tristes» – Sexta jornada del Festival de Cine de Málaga
LLEGÓ MI PELÍCULA DEL FESTIVAL
Dicen que lo bueno se hace esperar y hasta esta jornada de este Festival de Cine Español de Málaga, no me he logrado emocionar de tal manera como el cine sabe conseguir. El creador de esta maravilla que, en un principio, parecía que iba a ironizar y caricaturizar el género de la comedia romántica es Alejo Flah que junto a soberbios actores que han puesto en escena y transmitido esas geniales sensaciones, explican porqué disfrutamos con esas películas y las características propias de las mismas. La cinta es «Sexo fácil, películas tristes» y ojala tenga su recompensa en forma de galardón en esa disputa de biznagas con el resto de largometrajes de la sección oficial
La película nos presenta a Pablo, un guionista que no logra tener éxito después del último libro que ha publicado y que decide escribir un género con el que cree que podrá recuperar a ese público que perdió. Desde el principio de «Sexo fácil, películas tristes» nos describe a través de este personaje, los ingredientes que debe tener una buena comedia romántica. Un encuentro casual, preferentemente en una librería, un poco de dificultad a la hora de entablar ese primer contacto y que se produzca ese primer beso, amigos secundarios menos agraciados que soportan el peso de los protagonistas y, que también logran unirse gracias a ellos y en definitiva, esas «pequeñas cosas» que decía Serrat que, reconociendo ser defensora a ultranza de las comedias románticas, me han hecho reír, enternecerme, ponerme en tensión y acabar rendida a los protagonistas de la «historia» de Víctor y Marina que crea Pablo, dando saltos como un niña pequeña deseando que estén juntos y tengan ese final feliz en el que comen perdices.
La motivación que el director, Alejo Flah, nos confiesa en rueda de prensa que le hizo escribir esta película es esa sensación que todos tuvimos al ir al cine y pensar que nuestra vida no es como las comedias románticas. Él quería poner esas dos tramas en paralelo, la realidad y la ficción. Pero no lo hace para criticar vilmente este género como genéricamente hacen los cinéfilos de pro que destruyen a la mínima de cambio este tipo de historias, lo hace para inculcar que en la ficción ese vínculo se acaba pero en la vida real, no. Ahí se puede crear tu propia historia romántica aunque no quede tan perfecta como en una película.
Al salir del patio de butacas del Teatro Cervantes, he recordado mis favoritas, «Tienes un e-mail», «La boda de mi mejor amigo», «Algo para recordar», «Notting Hill» o Mientras dormías». No me gustan las comedias románticas actuales desde que desaparecieron mis divas de este género, Meg Ryan, Julia Roberts o Sandra Bullock. No me gustan porque cuidan más la estética, poner canciones estridentes con el volumen más alto que se pueda y tener en el reparto a chicos a los que no te crees que suelten esos monólogos finales perfectos y dedicados expresamente a la protagonista, porque en el fondo intuyes que no saben ni leer. Con «Sexo fácil, películas tristes», he vuelto a recuperar a esa Natalia soñadora que quiere que su Quim Gutiérrez particular le haga esas cosas especiales, tengan esos colores perfectos y termine con su beso soñado en el final.
Ernesto Alterio, quién formó parte el año pasado del jurado de la sección oficial de largometrajes y que este año es el protagonista de esta película, aunque lamentablemente creo que no se va a llevar biznaga al mejor actor (las comedias de este estilo no propician a que se animen a premiarlas), describe que su personaje realiza una revancha escribiendo el guión de Marina y Víctor frente a su vida cotidiana donde es engañado por su pareja y tiene dudas acerca de una nueva relación que se le presenta. Su momento más emotivo ha sido cuando ha expresado que su interpretación roza lo perecedero y lo eterno y que, en la ficción, es cuando más es él mismo y que en la vida real miente y es un desastre y con este personaje de Pablo tuvo la oportunidad de hablar de eso.
Me gusta una de las intenciones que realiza Alejo Flah, «quería hacer una comedia romántica que evite lo cínico». Es más, la intelectualiza de tal forma que explica porque quieres todos esos momentos que tienen que estar en el desarrollo de la trama pero también esperas que en algún momento te sorprenda.
Y que me perdonen pero yo me he derretido completamente con la relación de los protagonistas de la historia que escribe el guionista en la vida real. Quim Gutiérrez y Marta Etura son maravillosos, sus miradas, sus gestos, cómo se acarician y cómo se dicen las cosas hacen que cada una de sus escenas sea perfecta. La que yo busco en mis comedias románticas. «Lo hemos conseguido por un equipo increíble, confirma Marta Etura, y además por la claridad en los personajes y en la trama que tenía Alejo desde el principio, pero incluso nos ha dado libertad creativa con lo cual el resultado no puede ser más satisfactorio». Tengo la oportunidad de preguntarle a la actriz por su oportunidad de bailar por primera vez en una película, unos momentos con una dulzura y emoción soberbias que han disparado más de una lágrima de esta servidora que les escribe, y ella me confirma que la danza es una de sus pasiones y que fue un placer poder demostrarlo en «Sexo fácil, películas tristes»
Es curioso cuando Quim tiene la oportunidad de hablar sobre su personaje, Víctor, porque al principio le caía antipático. Pero mientras hablaba, no podía parar de recordar a Víctor y de pensar que era él quién hablaba. Quim reconoce que es un homenaje a este tipo de roles, y personalmente me encanta que sea así. Es también emocionante escucharle hablar de su trabajo con Marta Etura, quienes coincidieron por primera vez en «Azul oscuro casi negro», reconocen que tienen principios de trabajo muy parecidos y que se miran a los ojos y ya comparten los estímulos que necesitan para hacer realidad sus personajes.
Marta recuerda que sus anteriores trabajos han sido dramas y que, al ser una comedia, ha sido una gozada el poder mostrar esa gran química que existe entre ellos. Dice la actriz que «ha sido una gozada poder reflejar el trabajo anterior antes de entrar a escena»
Cuando vuelve la palabra a Alejo habla de un concepto que también me llama la atención. No hay porqué tener miedos a la hora de tratar géneros, abandonar el purismo y aprender a crear desde la neutralidad. Me gusta su llamada a la moderación frente al pensamiento extremo de que las cosas tienen que ser así porque siempre se han hecho así.
Y otro de los grandes aciertos de «Sexo fácil, películas tristes» es rescatar la figura del productor. No mostrarlo como ese trabajador que va en contra de la película si no como esa parte del equipo que ama el cine. Luis Luque interpreta este papel tan completo porque muestra aspectos de oscuridad y ternura a la vez.
Por tanto, gracias a Alejo Flah por reconciliarme con mi género y a los actores por regalarme los momentos románticos que esperaba y las sorpresas con las que no contaba. El cine debe emocionar de esta forma y «Sexo fácil, películas tristes» se merece un recorrido largo por la cartelera española y deja una emoción muy intensa y duradera en soñadoras que buscamos al protagonista de una comedia romántica. No se la pierdan a partir de este viernes 24 de Abril que se estrena en toda España.
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