Crónica «Zenet» – Música y Museos – Palacio de la Aduana
OJALÁ SALGAMOS MEJORES PERSONAS QUE COMO ENTRAMOS
La fotografía de portada es de Francis Silva (Diario Sur)
Poco a poco, la vida cultural de Málaga intenta retomar su nueva normalidad que, como decía ayer el gran triunfador de la noche Zenet, es más nueva que normalidad. El patio del Museo de Málaga se convirtió en un escenario con una noche maravillosa de brisa fresca que mitiga el calor sofocante de estos días, para que Zenet y su inseparable José Taboada a la guitarra nos regalaran un concierto de los que hacía falta, de los que este maestro de boleros y palabras que acarician el corazón consiguió que viajáramos, como él quería, por el espacio y por el tiempo a través de un repertorio increíble que logró satisfacer a un público necesitado de olvidarse que estaba sentado con una mascarilla puesta, y lo consiguió.
El azul fue el color predominante de ambos artistas en el escenario. Toni Zenet con gorra de cuadros y chaqueta azul marino, y José Taboada con camisa azul claro, que no sé si con improvisación preparada, como parecía el detonante y el núcleo entre ambos durante todo el concierto, estaban perfectamente conjuntados, y junto a una iluminación preciosa que fue de menos a más en este lugar de ensueño, la verdad es que la fotografía musical resultaba especialmente bella y mucho más cuando empezaron a escucharse los primeros acordes del maestro y la voz cálida y de crooner del intérprete. Ya a la próxima, el culmen será poder estar sin mascarilla, aunque en esta situación lo que se agradece es poder estirar las piernas para quienes lo necesitamos.
El arranque de este concierto a guitarra y voz lo hizo con su último disco, «La Guapería», del que extrajo «Equivocada estás» de Celeste Mendoza. Se notaba que ambos estaban empezando a notar el escenario, y cómo abordar lo nuevo que se les presentaba. Toni Zenet comienza a relajarse en el taburete con esa postura inclinada para con su arte particular mover las manos a condición de lo que expresaba su voz, y va soltándose lo que puede manteniendo distancia física pero no emocional con José Taboada. La sincronía de ambos durante todo el concierto fue como estar viendo sus pruebas de composición y armonía, e imaginarnos cómo va creandose la magia zenetiana en el estudio. Al menos en este show lo más positivo es que para mi fue lo más palpable, y pude descubrir en ambos esa faceta nueva que siempre quería saber cómo se producía.
«Hemos trabajado más durante el confinamiento que fuera de él», comentaba jocoso el propio Zenet. Y es que se quedaron con la grabación de un disco a la mitad donde van a invitar a muchos artistas a que se transformen en este universo zenetiano, y adelantó algunos nombres interesantes como El Kanka, Javier Ruibal o Rozalén. Ahora está lanzando un disco de directos a la espera de poder concluir ese disco que se ha quedado colgado en este próximo mes de agosto. Y en esta noche de volver al momento en el que se componen las canciones y se puede ver su desnudez y pureza, ambos interpretan «Ansias locas» de Olga Guillot, también de «La Guapería». Toni ya empieza a hacer lo que también en su profesión como actor es todo un referente y es jugar. Esos finales tan canallas y divertidos, las improvisaciones locas donde Taboada le sigue a la perfección, y un detalle que me fascina que es el énfasis que le encanta poner en algunos momentos de la canción, y que le hacen un cantante único.
Destacando su labor como la gran suerte de hacer algo que les gusta muchísimo como es el arte, y como de una clase se tratara Toni Zenet nos hace un pequeño simposio sobre el bolero. Sobre su sonoridad y su literatura, y cómo los escogió para su disco «La Guapería» teniendo en cuenta que fueran los más cercanos a los días de hoy porque esas cuestiones más modernas son las que más le gustaban, y podía jugar a hacerlos suyos porque son flexibles y se puede hacer con ellos lo que se quiera con todo el respeto del mundo. Y canta uno de mis favoritos, «Borrasca» de Nelson Pinedo. Aquí ya empieza a hacer un gesto Juan Luis Guerra que nunca le había visto que es taparse la oreja con la mano, cosa que repetirá en más ocasiones durante el evento.
El concierto va in crescendo, y además cambiando de disco, porque escuchamos «Ella era mala» de su disco «Todas las calles» y hace el primer alegato que le hemos visto reivindicar a muchos compañeros del sector y con razón, además, y es que en el AVE iba toda la gente juntita y pegada y con muchísimo aforo, cosa que ahora no se puede hacer en teatros u otros espacios para sentenciar «van a ganar más dinero los del AVE que nosotros», o más adelante cuando propone hacer uno de sus conciertos en un vagón del AVE. Dicho queda.
A continuación con una elegancia, de esas que nos encantaría aprender a muchos para frenar nuestra impulsividad, anima a un espectador a que cese de grabar con el móvil, indicándole que el momento de ahora es único e irrepetible, y que aunque luego lo vea grabado en su casa se está perdiendo justo enfrente una magia que nunca va a volver a suceder, para luego lanzarle un beso de agradecimiento desde el escenario. Hasta para estos aspectos que para ellos les aseguro que es una molestia constante tiene ese sello inconfundible de educación y amabilidad, bravo por ese detalle. Posteriormente nos devela un truco de cómo crean esas canciones que tienen su sello inconfundible y es que se les tienen que poner los vellos de punta. Así lo logran, sin ningún tipo de duda, con «Cuando te enfadas» del disco «Si sucede, conviene». Aquí me alegra ya escuchar el «qué bonita esta» que pasará a formar parte de una comicidad en aumento hasta el final del show, más risas incontroladas e improvisaciones maravillosas con el público.
Recuperando el aliento y el micro, que teniendo un tamaño estándar siempre dice que se lo ponen a una altura europea nos aporta otro consejo, y es que confesando que tiene mala memoria, él siempre se adelanta para decir «pero ¿te acuerdas tu antes de…?», y así suenan los primeros acordes de otro temazo, esta vez de «La menor explicación» que es «Quién sabe», siendo cierto como habla este tema que lo más bonito te puede pasar cualquier día y que, de hecho, lo que te pasa con 15 años es mejor dejarlo atrás.
Para dejar paso a «No lo dudes» de su segundo trabajo discográfico recuerda esos teléfonos antiguos forrados en los que te daba tiempo a arrepentirte, para luego llegar a una de las canciones más queridas por el público del álbum con el que comenzó todo, «Los mares de China» y el público mascarilla en la boca cantamos el estribillo de «Un beso de esos». Uno de los momentos más especiales, sin duda, y no sé el aroma nuevo que le han dado a este tema pero me pareció como si lo escuchara por primera vez, aunque me la supiera desde la primera estrofa. Volviendo a «La Guapería» interpreta una de mis favoritas, y es que Marta Valdés tiene en «No te empeñes más», la valentía, como dice el propio Toni Zenet, de hablar del final de una relación.
Posteriormente es el turno de «Qué será lo que me has dado» de «Si sucede, conviene», para luego volver a «La Guapería» con uno de los cantantes a los que Zenet le ha costado más trabajo llevar a su terreno personal porque él también es un artista que se reconoce perfectamente como es Bola de Nieve. Toni habla de los retos y como a Taboada y a él le gusta asumir estos retos porque son piezas maestras que obliga a todos a trabajar al máximo en los arreglos. El tema se titula «Devuélveme mis besos». De aquí volvemos a «Los mares de China» con «Entre tu balcón y mi ventana» que nunca se me olvidará una versión preciosa que pude escuchar en directo en el Teatro Echegaray con Jacier Ojeda, muy al principio de toda esta trayectoria que al actor y cantante malagueño empezaba a atisbar. Me vino ese bonito recuerdo.
Y aquí nos sorprendió con mi momentazo y reconozco que una de mis debilidades zenetianas, además como siempre explica la anécdota de que al principio a Zenet no le convencía esta canción por parecer infantil ya estaba preparada para «Mil veces prefiero» de «Si sucede, conviene», donde siempre me alegra que José Taboada apostara por ella porque es un tema verdaderamente delicioso. Y nos animó a cantar de nuevo al público. De este mismo disco subió la temperatura con otra predilección que es «A poquito que te roce», vaya letra e interpretación tan sensual y apasionante, teniendo lo más elemental que es la propia esencia de estos artistas.
Llegando al final, Zenet nos explicó que en «La Guapería» debía haber una canción original y encontraron la solución en un poema libre sin estructura de Gradelio Pérez. Las coincidencias de la vida hicieron que viviera en Madrid y que pudieran componen esta canción donde a su conclusión logra montar, incluso en esta situación anodina de concierto, una fiesta cubana de felicidad donde el público se entregó y cantaba a coro «la guapería llegó, dice que no». Haciéndose poco de rogar y el público reclamando bises, ofrecieron tres. Una especial para Zenet que resultó «30 de febrero» de «Todas las calles», de ese mismo disco una especial para Taboada siendo la elegida «Todo lo que nos quisimos» donde se nota que está implantada su semilla y, como no, iba a ser la conclusión final la esperada por todos los asistentes a este Museo de Málaga que es «Soñar contigo».
De las palabras que más me llegaron de Toni Zenet en este concierto con el que arrancamos este mes de julio incierto y que se vive día a día, es cuando habló de la sencillez. Las cosas más bellas de la vida son sencillas y todo esto nos ha enseñado el valor de lo sencillo y que hay belleza en lo pequeño. Ayer sucedió. Gracias a ambos por conseguir que nos miremos al espejo con guapería.
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