La clave la dio el propio artista a escasos temas de comenzar su concierto dentro del ciclo Marenostrum Music Castle Park en Fuengirola, «voy a hacer que sea una gran noche y que escuchéis buena música». Y después de seis años de verle presentar esos primeros temas y versiones con los que fue conocido de «Catching Tales» o «The Pursuit» que era el más reciente, me encuentro a un Jamie Cullum que ha crecido como artista de una manera vertiginosa.

Consolida su propia forma de mezclar armonías y cambiar ritmos dentro de sus canciones y, a la vez, prepara con sus músicos, que desarrollan una multidisciplinaridad espectacular, un show en el que nadie puede preveer cómo empezaban cada una de las interpretaciones que realizó durante el evento y, mucho menos, cómo iban a acabar.

Jamie Cullum en un momento del concierto celebrado anoche en el Castillo Sohail de Fuengirola. Fotografía de Dani Aguilar.
Jamie Cullum en un momento del concierto celebrado anoche en el Castillo Sohail de Fuengirola. Fotografía de Dani Aguilar.

El escenario se le quedaba pequeño al británico, y no sólo por la cantidad de instrumentos con los que creaba esas dinámicas maravillosas en las canciones, sino porque Jamie Cullum no quería mantenerse sentado en su piano eternamente, y se desplazaba a poder interpretar algo de percusión y bailar y cantar hacia al público, al que hizo partícipe en todo momento con sus coros. De hecho en muchos de los conciertos que he estado, no recordaba una calidad bastante aceptable en los asistentes que no dudaron en exaltar las melodías que el artista les iba proponiendo. Por cierto a destacar la puntualidad inglesa exquisita puesto que las luces se apagaron exactamente a las 22:30, hora oficial del concierto. Es raro que tenga que destacarse pero buenos ejemplos de larga impuntualidad atesoramos en Málaga.

El look desenfadado y cómodo marcaba ese aire juvenil que Cullum ha querido implantar en adelante en su carrera. Ha buscado versiones nuevamente con las que sorprender a todo tipo de edades. Confieso quedarme completamente petrificada con la que nos mostró en «Shape of you» de Ed Sheeran. Pero además deleitó con sus grandes éxitos dándole un toque mucho más canalla y, al mismo tiempo, con un dinamismo increíble que hizo imposible que nadie se quedara quieto desde donde veíamos el show en este Castillo Sohail de Fuengirola.

No faltaron los temas del que considero que es su mejor disco, «Momentum», con «When I get famous», «Save your soul», «Everything you didn´t do»o «You´re not the only one», pero igualmente canciones muy esperadas tales como «I´m all over it now», «Please don´t stop the music», «These are the days», «Get your way» o «I´m all at sea». En todas ellas había características muy especiales como no perder nunca la sonrisa, esos momentos de pie delante del piano donde empuja con la boca el micrófono, esa gestualidad con la que lo expresa absolutamente todo y los dedos que no paran de bailar al ritmo que él impone en sus teclas. Ya eso en sí es un espectáculo digno de admiración, y como no, ese salto desde el piano.

Principalmente, quién escribe estas palabras que admira y sigue a este artista tan completo desde hace años, esperaba su versión y llegó. La hizo hace seis años solo a piano y, con el toque divertido de decirle al público que aprovecharan este tema, «What a difference a day made», para acercarse a la pareja que llevaran al concierto. Y en esta ocasión, esta pasada noche, Jamie Cullum se superó. Él solo con bajo, su voz tan exquisita, los susurros privilegiados y esa interpretación que te hace soñar hacia lo que su música te inspira. Todo eso lo consiguió e implantó melodías de felicidad que me hacen pedir, de manera insistente, que regreses pronto porque la diferencia de cualquier día, año o conciertos que una haya podido disfrutar en su vida, eres tú sin ninguna duda. Míster Cullum.

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