MENTIR, A VECES, ES MÁS DURO QUE DECIR LA VERDAD

cartel_RGBComo aficionados al teatro, si les digo dos nombres que recuerden de las mejores obras de teatro que han visto sobre un escenario, entre las elegidas seguro que habrá alguna tanto de Carlos Hipólito o de Natalia Millán. Imagínense, sabiendo de su generosidad y talento actoral, que protagonizan juntos, por primera vez, una función y que tienen la oportunidad de disfrutarla en su ciudad. Los malagueños van a poder ver cumplida esta premisa, ya que se estrena «La mentira» dirigida por Claudio Tolcachir y que cuenta con estas excelentes personas y también un gran reparto que incluye a Armando del Río y Mapi Sagaseta. Logrando tachar un sueño de la lista de entrevistados ideales, puedo charlar con Carlos Hipólito sobre la función. 

P: Conocemos al autor, Florian Zeller, porque recientemente en el Festival de Teatro de Málaga se estrenó El padre» del mismo autor, que se caracteriza por tratar temas cotidianos con personajes reconocibles que hablan, en esta ocasión de esta obra que interpretas «La mentira», de la falta de confianza y el ser políticamente correcto con la pareja

Carlos Hipólito: Florian Zeller es un autor muy dúctil y muy diferente de una obra a otra. Esta obra no tiene que ver absolutamente con «El padre», en el sentido de que es otro estilo porque «El padre» tiene un estilo mucho más dramático y, esta es una comedia muy divertida en la que el hace una disertación sobre la mentira, por eso tituló la obra con ese concepto pero lo sitúa en el mundo de la pareja. Es una obra con un humor muy inteligente donde él va como dando vueltas y vueltas a una misma idea, consiguiendo durante hora y media que la atención del espectador no decaiga, lo cual es un gran acierto, con un único conflicto que es si en una pareja se debe decir toda la verdad o no. La obra hace determinadas preguntas al espectador, propone una reflexión para que el espectador se pregunte si es necesario el cien por cien de sinceridad en una relación de pareja, si esa pareja aguantaría ese cien por cien de sinceridad y si determinadas mentiras no serían sólo tolerables sino deseables para poder hacer más llevadera la convivencia. En fin, de todas esas cosas habla la obra.

P: Has dicho de tu personaje, Pablo, que ha resultado muy divertido de hacer

Carlos Hipólito: Es un personaje muy bien construido por el autor. Es el hilo conductor de la obra. Yo no salgo del escenario en la hora y media de representación. Voy pasando por distintas situaciones que hacen que el arco de desarrollo del personaje sea muy rico. Te permite pasar por muchos estados de ánimo diferentes y por muchas situaciones distintas y, eso siempre para un actor es muy divertido. Aparte que el personaje está construido de una manera que, inmediatamente, provoca una empatía enorme con el público y, entonces, es muy divertido ver cómo el público va siguiendo, a través de mi personaje, toda la trama de la obra.

P: La dificultad entonces radicará en ese ritmo dinámico que tendréis que mantener y el hecho que tienes estar permanentemente en escena

Carlos Hipólito: Por otro lado es un placer estar tanto tiempo en escena. Pero sí es cierto que te implica una mayor concentración para no perder el hilo en ningún momento y, sobre todo, tener muy claro en qué momento estás y qué grado de intensidad tienen que tener cada una de las emociones que comunicas a lo largo de la función. Para eso hemos tenido a un director maravilloso que es Claudio Tolcachir. Él le ha dado un ritmo a la obra que realmente nos permite, por un lado disfrutar de esa sensación de que tienes al público enganchado en todo momento y, por otro lado, nos implica una concentración enorme. No te puedes descolgar porque es como una especie de carrusel que va a toda velocidad y conque tu te despistes un momento, te caes. Hay que estar muy pendientes porque ya verás que el ritmo de la obra es muy rápido, lo cual no quiere decir que la velocidad signifique ritmo, hay momentos en los que todo se calma y hay muchos silencios pero, en general, la obra lleva un ritmo muy vertiginoso. Y eso hace que nosotros tengamos que estar permanentemente alerta todo el rato. También a mí, personalmente, recibo una ayuda inmensa con mi director que le adoro y es maravilloso, pero también con mis tres compañeros que son tres cracks absolutos y estamos ahí como una piña haciendo la función.

P: ¿Vamos a sentir esa sensación de reírnos mucho y, luego al salir darle vueltas a porqué nos hemos reído de esas situaciones?

Carlos Hipólito: Tal como está planteada la función, los personajes y los diálogos se crea una cercanía inmediata con el espectador. Cualquier espectador se puede reconocer en esa pareja que, básicamente, cuenta la historia que son los personajes que hace Natalia Millán y el mío, porque los de Mapi Sagaseta y Armando del Río son unos amigos que vienen a pasar una noche con nosotros y eso desencadena una especie de catarsis en esta pareja protagonista. El público inmediatamente se va a sentir identificado aunque no haya vivido exactamente la misma situación o no la haya vivido de la misma manera, seguro que se va a sentir identificado con lo que pasa ahí, con cómo nos hablamos, con cómo nos miramos o con las cosas que nos decimos. Todo el mundo o tiene pareja, o ha tenido pareja o ha querido tenerla o ha querido dejarla, pero todos tenemos una relación con ese mundo y todos sabemos muy bien cómo funcionan esos mecanismos en los que se empieza a discutir y luego te quieres y luego te odias, te enfadas y, a la vez, te reconcilias. Por todo este carrusel que pasa esta pareja, el público se siente identificado. Eso quiere decir que, por momentos, la situación es muy divertida. Lo cual no quiere decir que los personajes lo estén pasando bien. Los personajes lo pasan mal pero nosotros asistimos divertidos porque tenemos datos y porque nos recuerda a nosotros mismos y a gente que conocemos. Eso unido a que es una trama que después provoca el debate después de verla, esa reflexión inmediata en el momento en el que la estás viendo creo que es lo que hace que la obra sea tan interesante y lo que la convierte en una comedia muy inteligente.

P: Eres uno de los actores que tiene un respeto unánime por parte del público que a lo largo de este tiempo te lo han demostrado siempre

Carlos Hipólito: Me siento muy afortunado porque si algún patrimonio tengo es el haber tenido la sensación, en más de una vez, de conectar con la gente. Eso deja un recuerdo bonito en la gente que te ve y eso hace que tengan ganas de volverte a ver. Eso para mí es quizá el tesoro más grande que yo he podido conseguir en este oficio. Ese y el del respeto de mis compañeros, que también me hace mucha ilusión sentir que vas dejando buen recuerdo en la gente que va pasando por tu vida y por tu oficio. Me siento muy afortunado porque cada vez que salgo a un escenario, yo salgo a darlo todo porque nunca me guardo nada para mí. Tener la sensación que eso llega y lo reciben, es el privilegio más grande al que uno puede aspirar.

P: ¿Vamos a poder analizar si «mentir a veces es más duro que decir la verdad»?

Carlos Hipólito: Yo creo que hay determinadas mentiras que son tolerables porque lo que son mentirijillas o mentiras piadosas a mi me parecen estupendas. Porque ¿qué necesidad hay de decirle a alguien tiene mala cara?, al rato seguro que ya la tiene bien y no hay necesidad de estar creando una inseguridad o un mal rollo. Hombre, todas las mentiras que implican deslealtad o traición, yo creo que esas no sólo no son tolerables, sino que son imperdonables. Se pueden perdonar en un determinado momento pero vamos son muchísimo más graves. A veces, mentir por ayudar al otro, puede implicar un sacrificio por tu parte porque, a veces, es más fácil soltar lo que se tiene por la cabeza y desahogarte y el otro se queda hecho polvo pero tú te quedas tan tranquilo, aunque luego a lo mejor, te arrepientas. Yo creo que tener control sobre eso o intentar no hacer daño pues si supone que, a veces, mentir es más duro que decir la verdad. Claro que sí. También es verdad que esta reflexión puede implicar un poco de cinismo por parte del que lo dice.

Si quieren amar la verdad teatral aunque sea en una historia sobre mentiras, tienen que ir a ver esta función tanto el sábado 4 a las 20:00 como el domingo 5 a las 19:00 en el Teatro Cervantes. Decía Vitorio Gassman que «un buen actor es un hombre que ofrece tan real la mentira que todos participan de ella». Y eso es lo que estoy convencida que vamos a hacer con «La mentira». La pura verdad es que ya es un placer compartir impresiones con alguien tan increíble como Carlos Hipólito, eso no me lo quita ningún engaño o embuste.

Si queréis escuchar la entrevista, sólo tenéis que pinchar en este enlace:

http://www.ivoox.com/entrevista-carlos-hipolito-la-mentira-teatro-audios-mp3_rf_17250138_1.html

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