ME ENTREGO A LAS HISTORIAS COMO SI ME FUERA LA VIDA EN ELLO PORQUE ES MI MANERA DE ENTENDER EL TRABAJO

Es uno de mis entrevistados clásicos desde que me quedé entusiasmada con su versión de «La función por hacer» dónde empezó a demostrarme porqué el teatro forma parte fundamental de mi vida. Miguel del Arco presenta su versión de «Antígona» este viernes 17, sábado 18 y domingo 19 a las 22:45 en el Festival de Teatro de Mérida y desde esta publicación vamos a estar en ese estreno para vivir una experiencia única cómo sólo este creador sabe hacer con su equipo. Logramos, además, entrevistarle antes del estreno.

P: Ya habéis estado anteriormente en este Festival con otra de vuestras producciones pero quizás ésta es la más clásica al uso por el escenario en el que nos vamos a encontrar estos días

Miguel del Arco: En este Festival siempre se estrenan cosas relacionadas con el mundo grecolatino. Ese es el sentido último del Festival, mantener un poco vivos estos textos que en el caso de los griegos son textos de hace 2.500 años pero que siguen de una forma vibrante y emocionante muy vigentes actualmente.

P: ¿Desde qué punto de vista te has enfrentado a este reto de adaptar “Antígona”?

Miguel del Arco: Lo desarrollamos dentro del proyecto «Teatro de la Ciudad» con Andrés Lima y Alfredo Sanzol. Era bastante inviable sobre el papel porque era largo y había que juntar muchos intereses y energías. En principio, era complicado, estuvimos casi un año dándole vueltas a cómo abordarlo y hace más de un año, antes del verano pasado, empezamos con los talleres de investigación que es como el centro de interés del «Teatro de la Ciudad», el I+D del teatro, tener tiempo más allá de los ensayos que son los 35 días que normalmente se tienen para sacar el espectáculo. Poder tener un tiempo de reflexión y de compartir, fundamentalmente, no solamente entre los tres directores sino que ha sido una experiencia que hemos abierto a la Universidad, a músicos, bailarines, actores y también a oyentes para abrirlo precisamente a la ciudad. Una idea de compartir y que la gente se juntara para reflexionar. El teatro es un lugar de encuentro y de diálogo y así lo quisimos argumentar de alguna manera para arrancar. Arrancamos con tres tragedias que fue algo que nos puso de acuerdo a los tres directores, nos parecía interesante que el germen del «Teatro de la Ciudad» acudiera a las fuentes donde surgió el teatro. Estos dramaturgos intentaron lo que prácticamente seguimos manejando a la hora de hacer teatro. Me rondó una «Medea» previa pero como Andrés lo tenía claro, yo me decidí por «Antígona» que siempre ha estado muy enredada en mi vida. De hecho, la representé como actor y haciendo el Creonte además, ese personaje que yo he convertido en mujer en esta versión que interpreta Carmen Machi. Me parecía que era bastante oportuno traer a «Antígona» ahora, por el enfrentamiento del individuo con la sociedad, dónde llegan las fronteras y dónde se pueden situar, dónde puede ser bueno para uno y cuando deja de serlo porque está en contra de la colectividad. Y sobre todo, el uso de la palabra y de la razón, dónde está la razón y quién estipula lo que es razonable o no. Y otra cosa que me parecía brutal, es que se llama «Antígona» pero se podía llamar «Creonte», porque abarcan arcos dramáticos espectaculares y tienen un diálogo sobre el poder que establece cómo se va transformando este personaje, que es Creonte, que aparece después de una situación terrorífica en la ciudad de Tebas después de una guerra fratricida que, además, personificada en la muerte que es dónde empieza la función con la muerte de los dos hermanos de Antígona que se enfrentan en la lucha final por la conquista de Tebas y se matan mutuamente. Creonte arranca ahí en el ejercicio del poder, que es algo complicadísimo, lo dice en algún momento «a nadie conoceremos en profundidad haciendo el ejercicio del poder», esta reflexión me interesaba sobre esa situación.

P: De lo que hemos podido leer en críticas se destaca ese papel de Manuela Paso en «Antígona» y ese cambio de personaje masculino a femenino en ese Creonte de Carmen Machi

Miguel del Arco: Manuela es una actriz brutal y brilla de forma especial en «La función por hacer» y tenía tres frases. Era un personaje enorme y de una gran profundidad aunque tenía poco texto. Nos preocupó mucho el tema del cambio de sexo de Creonte porque yo no quería que fuera una cosa gratuita. Era una reflexión que yo he tenido a lo largo de mucho tiempo y después de haberle metido mano como actor a este Creonte, se han dicho tantas cosas de este personaje que es muy fácil hacer de él un déspota y un tirano y a mi esa parte no me interesaba. En el primer discurso que Sófocles escribe para Creonte que es la investidura de su poder como nuevo mandatario de la ciudad, es una persona que intenta hacer las cosas bien y lo mejor para la ciudad. Intenta reconducir la situación terrorífica que tiene en la ciudad. Y luego ver, lo que los griegos llamaban «la hybris», que es este punto de soberbia donde te crees que todas las decisiones por estar en el ejercicio del poder son las adecuadas y empiezas a ensordecer, a perder las perspectiva y tomar las decisiones sin querer escuchar a nadie y cualquier otra opinión que no coincida con la tuya, la tomas como si fuera el enemigo a batir. Es una cosa que yo creo y siento en la política actual. No me interesaba esta parte déspota que Brecht hizo en su momento y que lo convirtió en una especie de Hitler pero viviendo en la época que vivían y a mí me parece que ahora mismo es una cosa más difuminada y que es difícil de definir al enemigo actual. Parece que todas las barbaridades que están sucediendo se hacen de una manera razonable en el mundo actual. Quería que esas barreras se difuminaran. También he leído que Creonte es un personaje misógino, cosa que no entiendo porque es un texto escrito hace 2.500 años donde en una democracia, posiblemente más participativa que la nuestra, pero sin embargo las mujeres no tenían voz ni voto y estaban a la altura de los esclavos, es decir, atendía a las costumbres de la época y ahí es donde me parece que se le puede meter mano a los textos para traerlos sin ningún tipo de esfuerzo, si no, le das un aspecto de negatividad al personaje que en principio no se entiende o que creo que no compartía el autor y simplemente era deudor de las costumbres de su época. Y luego, me parece buena la reflexión que, en el ejercicio del poder, no estamos todavía en igualdad de condiciones hombres y mujeres pero hay muchas mujeres que llegan al poder y francamente las que llegan no lo hacen de forma diferente a los hombres, hay hombres y mujeres que mandan bien y mandan mal, pero las mujeres que están al cargo y tenemos unas cuantas como ejemplo al cargo de gobiernos y tomando decisiones de peso, creo que están obedeciendo a un sistema y a una manera de hacer que forma parte de la historia del ser humano desde que tenemos conciencia de nosotros mismos.

 

 

TdlC-ANTIGONA_416_Fotograf°aLuisCastilla_elNorteCyC-750x500

 

P: Que maravilloso que el teatro pueda cumplir esa función y desquitarnos de los contextos aprendidos en la escuela o en algunas consideraciones muy cerradas y esquemáticas

Miguel del Arco: Entender el contexto de la obra o realmente hacerlo como punto de conflicto. Es muy fácil empatizar con el conflicto de Antígona, ¿quién no va a empatizar con una mujer que quiere enterrar a su hermano muerto?. Lo entendemos todos pero si no vemos ninguna fisura en las decisiones de Antígona, no es una tragedia. Se convierte en el drama de Antígona. Para que sea tragedia, había que equilibrar esas fuerzas del conflicto que se plantea por momentos si escuchas a Creonte y a Antígona, hay que observar todas las cosas que hacen ambos. Antígona dice actuar por amor por el hermano muerto y, sin embargo, rechaza visceralmente a su hermana viva. Antígona tiene ese poderío que la convierte en una heroína que tiene el valor de dar un paso adelante pero el 99% de los humanos somos más Ismene, vivimos con nuestros miedos y con nuestras incertidumbres, sobre todo cuando la vida entra en juego. Hacer una cosa que está en contra de la autoridad de turno, puede poner en peligro tu vida. Es absolutamente comprensible que la gente se pusiera en la piel de Ismene a la hora de tomar una serie de determinaciones. Que sí, que te hacen sentir como un cobarde porque no vas a tomar la determinación de desenterrar a tu hermano pero el ejemplo lo tenemos aquí muy cerca, hemos vivido cuarenta años en dictadura y Franco se murió en la cama tranquilamente y hubo muchos que levantaron la voz pero no los suficientes para que ese señor se fuera antes de tiempo.

P: De nuevo, habéis cuidado el apartado musical y de sonido. ¿Cómo la habéis enfocado para este montaje?

Miguel del Arco: Para mí, el sonido siempre es una cosa fundamental porque forma parte de la partitura sonora y entiendo como partitura sonora también el trabajo de los actores. El trabajo con Arnau Vila (músico) y Sandra Vicente (técnica de sonido) es un departamento muy poco especificado en teatro, de hecho no tiene ninguna categoría en los premios Max que me parece terrorífico. Yo trabajo mucho con Arnau a nivel musical pero también trabajo a nivel musical con Sandra. Hay una cuestión atmosférica del sonido que envuelve que, muchas veces además, afortunadamente ellos entienden perfectamente y trabajan en equipo. Hay veces que no se sabe cuál es el trabajo de Sandra y el de Arnau. Es la creación de una sonoridad que tiene que venir acompañada de la respiración de los actores y de la misma respiración del espectáculo. Para mí, eso es absolutamente básico y por eso Sandra trabaja conmigo desde el mismo día 1 para pergeñar el espectáculo y, por supuesto, en todos los ensayos. Hay algo que forma parte del aliento del espectáculo que es a través de los sonidos de Sandra. Hay algo, además, casi onírico como es un espacio mental sobre el que se desarrolla «Antígona» que es el de la guerra y fundamentalmente el que se sitúa entre la vida y la muerte, en una cierta irrealidad que es donde no sabes si tienes un pie en un lado o en el otro, en el que viven todos los personajes de una forma muy especial. Antígona dice en un momento dado «ya no pertenezco a los vivos, mi mente está más donde están todos mis muertos esperándome». Todos los personajes que aparecen están en ese espacio, como una especie de limbo porque han atravesado el espacio de guerra y destrucción donde todo el mundo ha muerto y han sido días y días de asedio de la ciudad, de matanza, muerte y desasosiego y eso me pedía una atmósfera muy especial y ha sido posible gracias al trabajo de Arnau Vila y Sandra Vicente

P: De entre las frases con las que estoy convencida que me sorprenderán de la obra me quedo con «Nómbrame una guerra que no haya sido patrocinada por un dios»

Miguel del Arco: Dentro del estilo que hacemos en la compañía y el trabajo que hacemos con los textos, hemos partido del texto de Sófocles, evidentemente, y es sorprendente cómo los griegos ya hace 2.500 años se plantearan las mismas cosas que nos preocupan y nos llegan a nosotros en el s.XXI. Dentro de esa necesidad de incidir en algunos aspectos como fomentar el personaje de Creonte, cuando Antígona esgrime delante de él las leyes que tienen que ver con la naturaleza de lo que es razonable y lo que no lo es, lo que es razonable de una forma íntima porque tengo que cumplir con una serie de rituales y algo de la naturaleza me lleva a decir que tengo que hacerlo y en nombre de esas leyes naturales, que también conforman todo lo peor del ser humano, se han emprendido tantas guerras que Creonte contraargumenta de alguna manera diciendo que hay que ser razonable pero con una visión de estado como él pretende tener. Incidir en ese conflicto era lo que nos interesaba

 

 

TdlC-ANTIGONA_572_Fotograf°aLuisCastilla_elNorteCyC

 

P: Y en estos meses que ya se puede empezar a valorar el trabajo, ese cambio esperanzador en Madrid lo estáis viendo una realidad con Manuela Carmena. Me refiero más que nada a faceta cultural.

Miguel del Arco: Ha empezado ese cambio porque, al menos, hay un cambio de actitud. Acaban de llegar. Se les está exigiendo algo que no se le ha exigido a nadie en ningún momento. No se les han dado ni los cien días de cortesía con los que se empiezan a hacer los primeros balances. Yo sabia que iba a pasar. Madrid ha sido un feudo de la derecha durante muchísimo tiempo y están desconcertados con lo que ha sucedido. No son profesionales de la política, seguramente van a cometer muchos errores y sé que van a aprender por el camino y tienen mi voto de confianza para hacer las cosas de otra manera. Los cambios son necesarios de forma permanente, pienso igual en la Junta de Andalucía que 30 años de PSOE lo que da es lo que ahora mismo hay. Yo entiendo que tengan esa voluntad de cambio pero hay algo del espíritu de esa gente que se aposenta y los hay de todos los colores, hay algo en el ser humano que nos lleva a decir ¿para qué esforzarme si esto ya está hecho?. Hay gente que intenta cosechar sus alicientes pero hay una gran mayoría que formalizan y bajan el entusiasmo y por eso creo que los cambios son importantes

P: ¿Y qué pasará en el resto de España?

Miguel del Arco: No lo sé. Hay una parte del ser humano que tiende al conservadurismo y además meten mucho miedo, por ejemplo con todo lo que ha pasado con la crisis griega. Te dicen, cuidado con lo que está pasando en Grecia que puede pasar aquí. Ahora mismo están cacareando que España va saliendo de la crisis económica a velocidad de crucero y que vamos a crecer por encima de la Comunidad Económica Europea, pero yo me tengo que ceñir a lo que tengo alrededor. Somos siete hermanos y más de la mitad están en paro. Esto es una realidad cuando, además, uno es biólogo con un currículum estelar viviendo en Málaga, tengo un hermano restaurador que se podía ganar la vida perfectamente pero llevan cuatro años sin levantar cabeza o mi cuñado que acaba de salir de una empresa multinacional en la que se han esgrimido a través de la crisis después de hacer unos ERE salvajes, cuando han firmado los años de más ventas de coches de lujo de su historia en España. Esa es la realidad que yo vivo en mi entorno familiar. No te quiero ni contar en mi entorno profesional que hay más del 70% de paro. Entre los hermanos que estamos sacando la cabeza adelante, estamos costeando la vida de los demás para que no caigan. Mi madre que se desespera muchísimo yo le tengo que decir que «afortunados nosotros, mamá, que somos una familia que podemos responder pero hay mucha gente en la misma situación que mi hermano, que no tienen a nadie que les ayude». La angustia vital de estar un mes tras otro sin llegar a fin de mes es una cosa con la que no se puede vivir. Además, las autoestimas se destruyen y es imposible sacar cabeza, ves que van pasando los meses y que esto no tiene solución y se te agotan los recursos, no sólo económicos sino fundamentalmente los anímicos para intentar solucionar y salir adelante. Cuando veo a Rajoy o a De Guindos diciendo lo bien que vamos, me descompongo. No están en la calle ni en la dificultad que es el vivir día a día y creo que es terrible. Necesitamos si o si, un cambio. Hay una falta de percepción de la ciudadanía y de apostar realmente por la gente, se está sólo en las cuestiones macroeconómicas donde se piden los rescates para los bancos. Bajar a una cosa más pequeña se ve como perder el tiempo. Desprecian a toda la gente que les habla de desahucios porque son como cosas bajas, hay que estar en la visión de estado y de corporaciones bancarias y en cómo sacar adelante el sistema financiero y se olvidan de la gente del día a día. Ese es el sitio donde yo no me quiero mover porque no puedo porque tengo una cuestión afectiva que me desespera. Estos cuatros años han sido de una dificultad terrible. Es imposible que uno sea feliz y siga adelante cuando ve a la gente querida y que amas en situaciones tan desesperadas. Realmente, esa es mi realidad.

P: Después de cómo te has sincerado con esa situación que vives diaria, cuando lees en artículos que eres un valor seguro teatral, yo estoy convencida que aún mantienes esos pies en el suelo

Miguel del Arco: A mi eso me da igual. Mi maestra y amiga del alma que es Nuria Espert me decía, «no leas las críticas». Tenía activadas las notificaciones y no tenía ningún sentido que las lea, ni para bien ni para mal. Algunas me las manda Aitor, diciéndome que es graciosa o que nos pone a caldo y las leemos cuando ha pasado el tiempo y ya tenemos una cierta seguridad en lo que hemos hecho y estamos contentos porque va funcionando y me he permitido el lujo de leer una crítica devastadora, que las hemos tenido. Hay algo que forma parte de la inconsciencia que yo intento cultivar personalmente que es contar las historias de lo que la historia necesita. Estoy a punto de empezar el rodaje de mi primera película el día 10 y francamente me cago vivo. Ese es el vértigo en el que me quiero mover. No doy nada por sentado. Un día le dije a Carmen Machi, «yo estoy convencido que nunca voy a ser una mierda» y me decía ella «no, yo nunca voy a ser una mierda porque no creo que me lo permitiera». Que luego no funcione y lo que yo he creído que podía enganchar, no lo haga, eso es otra cosa. Pero el trabajo siempre va a estar. Nos vamos a entregar a las historias y empezar los montajes como si nos fuera la vida en ello, porque es mi única manera de entender el trabajo. Mal va una historia que yo empiece diciendo que no me apetece contarla o comenzarla con una premisa económica o mercantil que nunca es la premisa de partida, ahí daría el patinazo gigantesco. En las demás podremos acertar, más o menos, tendremos mejores o peores críticas, la gente vendrá más o menos pero siempre con el equipo nos sentaremos a hacer examen de conciencia y valorar en qué nos hemos equivocado o en qué hemos fallado. Ese examen permanente y constante que tiene esta profesión que es empezar casi de cero a partir de que surge una historia que contar.

 

TdlC-ANTIGONA_353_Fotograf°aLuisCastilla_elNorteCyC-750x500

 

P: Entonces ya vas a rodar «Las furias»

Miguel del Arco: Tengo una excitación tremenda y un vértigo que creo que es absolutamente necesario. En teatro empiezas desde cero pero tienes una cosa que es la experiencia, que yo intento cultivar permanentemente en la inconsciencia y en ponerme retos a mí mismo pero hacer películas en este país es casi un milagro. Son tantas cosas a poner en pie, tantísimo dinero aunque sea un presupuesto ajustado que da un vértigo muy especial. Si que he hecho cine y he tenido relación con el audiovisual porque he dirigido algunas cosas en televisión y 3 cortometrajes pero no deja de ser un lenguaje nuevo. La parte técnica puede llegar a ser un descontrol pero tengo un equipo maravilloso.

P: También hablamos en su momento de la coproducción francesa “La clausura del amor” que ya vais a estrenar este mes

Miguel del Arco: Están en la recta final ahora mismo. Es una cosa que me entusiasma que suceda en Kamikaze que es abrir el espacio artístico y que no todo tenga que pasar por mí, estoy implicado pero es un texto demoledor de Pascal Rambert. Ha venido desde París a dirigirlo con Israel Elejalde y Bárbara Lennie que está que no se lo puede creer, vino aquí y se le planteó y no conocía a los actores y cuando empezaron a ensayar, les pareció descomunales. Nos preguntaba si éste era el nivel de todos los actores españoles y nosotros le decíamos que los actores españoles son buenísimos y que, además, iba a trabajar con dos de los mejores de este país. Me consta que Pascal está encantado, es una producción muy especial porque es un texto muy doloroso sobre el amor. Se estrenará el 23 de Julio en el Festival Grec de Barcelona y luego llega a Madrid en noviembre en el marco del Festival de Otoño

P: Te parecerá raro para acabar la entrevista, pero con esa hiperactividad que tanto me alienta que tengas, ¿cómo estás?

Miguel del Arco: Yo estoy muy bien. Estoy encantado. Soy un privilegiado. Tengo la inmensa suerte de trabajar en una profesión que fue mi vocación que como dice Nuria Espert, «poco a poco se va transformando en mi forma de vida». Es complicado separar mi vida de mi trabajo. La gente me dice que tenga cuidado de trabajar mucho y que no me olvide de vivir, cree que estoy en una apnea vital y es todo lo contrario. El año pasado fue muy tranquilo porque no dirigí desde enero de 2014 hasta febrero de 2015 que empezamos con «Antígona» y lo he dedicado a viajar, escribir y acompañar a la gira sudamericana, o en Grecia, Jordania o Italia. Ha sido un año estupendo que me ha cundido mucho en lectura, escritura y preparación. Todo lo que hemos ido alentando en este año un poco más en off, ha hecho que no tenga vacaciones este año y ya las tendré en verano de 2016. Soy un afortunado, según como está el panorama, de tener este cúmulo de proyectos que me apasionan cada uno en su forma.

La buena noticia de todos los proyectos de Miguel del Arco es que habrá más oportunidades de entrevistarle. Tiene esa generosidad y esa predisposición que es de agradecer. No se queda nada en el tintero y su sinceridad traspasa cualquier teléfono o grabadora con la que captes toda esa ilusión y buen trabajo que le caracteriza. Eso se traspasa en sus adaptaciones y en ese proceso creativo constante que hace que saque lo mejor de los actores y el equipo técnico que le acompaña en sus obras. Cumplo mi sueño de ir a Mérida y él va a ser mi pistoletazo de salida en una «Antígona» que preveo que me hará reflexionar y disfrutar en cada uno de los instantes que me regalen. Recuerden que pueden verla este viernes 17, sábado 18  y domingo 19 a las 22:45 en el Festival de Teatro Clásico en el marco incomparable de ese anfiteatro maravilloso.

Si queréis escuchar la entrevista con Miguel del Arco, sólo tenéis que pinchar en este enlace:

http://www.ivoox.com/entrevista-miguel-del-arco-antigona-festival-audios-mp3_rf_4811232_1.html

¡Compártelo!
Share on Facebook
Facebook
Tweet about this on Twitter
Twitter