Entrevista Roberto Álvarez – El discurso del Rey – Teatro Cervantes
LAS GRANDES COSAS SE CUENTAN, MUCHO MEJOR, CUANDO HAY HUMOR
Creo que todos necesitamos un Lionel Logue en nuestra vida. Sea por la misma circunstancia que el protagonista de «El discurso del rey», precisando un especialista que le ayude a transmitir un discurso vital para su mandato, o la que ustedes requieran en sus días cotidianos. Lo cierto es que un asesor que se convierta también en amigo ayuda a que podamos conseguir nuestros objetivos y el mío en esta entrevista es que no se pierdan esta obra en el Teatro Cervantes tanto mañana viernes a las 21:00 como el sábado a las 20:00. Hablamos con Roberto Álvarez, intérprete que se encarga de dar voz a este personaje de Lionel Logue.
P: No solamente habéis cogido la famosa película como referencia. Creo que también habéis tenido ocasión de ver documentos originales y escuchar discursos de la época
Roberto Álvarez: La obra de teatro nos la propone la directora, Magüi Mira, con una versión de Emilio Hernández. En aquella época, el autor de la obra teatral, Seidler, le propuso a la casa real, a la madre de la actual reina de Inglaterra, la idea de representarla. Si que estuvo de acuerdo pero quería que se supiera de su vida y de sus circunstancias cuando ya hubiera fallecido, así que cuando ocurrió se hizo primero la película, dicen también que un poco edulcorada y luego se hizo la versión teatral. El autor, David Seidler, también era tartamudo y conoció esta historia y le fascinó escribirla porque sabía muy bien de lo que estaba hablando porque tenía las mismas circunstancias que el rey Jorge. En la obra, este rey tuvo que tomar el poder ante la abdicación de su hermano David que lo hizo por amor. Él no quería asumir el trono porque tenía esta dificultad y, en aquella época, al igual que ahora, los reyes no tenían poder legislativo, no podían declarar una guerra o hacer leyes. Para eso estaba el gobierno que presidía Churchill. La única misión que tenía era representar al pueblo de Inglaterra, hablarle, seducirle, animar o no entrar en ninguna guerra y la única manera de hacerlo era a través de la palabra. Esta es la historia que se cuenta y en la versión teatral si hay cosas añadidas con respecto a la versión del cine, está más dibujada la guerra como fondo de la historia, que sigue siendo la misma, la historia de amistad del rey y su logopeda y el único añadido que se ha permitido Magüi es el discurso de la reina que se dirige a las mujeres para que en el momento que vayan a entrar en la II Guerra Mundial, animarlas a que no se queden cruzadas de brazos y emprendan una lucha por la libertad y por el futuro de sus hijos. Este discurso está presente en la obra y también es original. Está recogido en los múltiples artículos, referencias y vídeos que hay de la época. Nosotros para prepararnos acudimos a esos discursos originales.
P: Un punto interesante de «El discurso del rey» será ver cómo evoluciona el personaje de Adrián Lastra a través de tu personaje
Roberto Álvarez: Llevamos muchísimas funciones con un éxito que nos ha sorprendido y creemos que es por el aliciente de una historia real que contamos encima de un escenario en tiempo directo cara a cara con los actores. Se da el caso que Adrián tiene la edad real del personaje, con lo cual es más joven que en la película, y yo tengo una edad superior. Así que se da un binomio diferente al de la película por relación de edades. La evolución está basada en que el logopeda fue invitado al palco real en un momento de la coronación, solo reservado a la familia real, y a partir de ahí adquirieron una amistad a lo largo de los años. Él era un autodidacta australiano, forjado en la I Guerra Mundial, y su estrategia no sólo pasa por hacer ejercicios de logopedia o físicos para superar el mal de la tartamudez, sino también usando su inteligencia, sagacidad, capacidad de empatía y su sentido del humor para desbloquear los problemas que tiene el rey, probablemente de índole psicológico de infancia y deshaciendo ese nudo hasta conseguir que supere este problema de la tartamudez.
P: Nos vendría bien a los usamos la palabra un especialista como Logue en nuestras vidas
Roberto Álvarez: Absolutamente. Cuando el rey tropieza o es incapaz e continuar, lo que le aconseja Logue es que convierta las interrupciones en pausas. Las pausas dan solemnidad a las grandes ocasiones. Y es verdad. Si ves el discurso original, efectivamente lo consigue. Cuanto tropiezas, en vez de bloquearte, señalar y subrayar que no puedes seguir, lo que haces es tomar una pausa y continuar y respirar. Efectivamente, el discurso coge una altura diferente superior a la que haría si se dijera corriendo.
P: He visto que hay mucha coreografía en escena
Roberto Álvarez: Vengo del teatro de la danza así que no tengo ningún problema. Es una propuesta de Magüi que ha hecho un trabajo extraordinario y se basa que los actores estamos a lo largo de toda la obra en el escenario, no salimos nunca. La manera de transcurrir la obra de una escena a otra es con pequeños bailes totalmente justificados. La obra está así adornada para que resulte más entretenida de lo que ya es.
P: Y en la escenografía muchos objetos en el suelo, ¿no hay peligro de tirarlos por despiste?
Roberto Álvarez: Alguna vez ha pasado, no estás diciendo ninguna tontería. Alguna copa u objeto ha volado. Es una manera de presentar una obra. No es novedosa pero si en la disposición, hay una propuesta muy inteligente por parte de Magüi. Por otro lado, es una manera de trabajar que no es habitual pero cuando los actores tienen que ubicar al espectador en algún lugar, lo hacen a través de estos objetos. Aquí esta manera de trabajar está hecha con muchísima personalidad y fineza por parte de Magüi. El espectador en todo momento sabe donde está y en ningún momento pierde la conversación.
P: Nos hacía falta una obra que desprendiera tanta ternura como preveo que va a ser «El discurso del rey»
Roberto Álvarez: Yo lloro un par de veces en el discurso de la reina cuando estoy en escena. Me emociona muchísimo porque ella se dirige a las mujeres de Inglaterra para decirles que no adquieran una actitud pasiva frente al horror que les espera. Les anima a que la lucha servirá para que puedan construir un futuro mejor. La de muertos que hubo en la II Guerra Mundial y actualmente las guerras vuelven a suceder. No con la dimensión de aquella pero estamos viviendo horrores relativamente cercanos. Cuando yo veo a una mujer, en un discurso que fue real, dirigirse a un número de mujeres y hombres para construir un futuro, veo que el futuro está siempre lleno de trampas y que las cosas vuelven otra vez a suceder y me emociona muchísimo porque aquella mujer hablaba con una sinceridad enorme y con una fe en que aquella lucha iba a servir para algo. Para algo sirvió pero las guerras son todas inútiles y no solucionan las cosas, sólo se vuelven a repetir. Esa idea me transporta y me emociona. Hay otras muchas maneras de emocionarse en la obra, por ejemplo con el rey, en su sufrimiento por impedimento y eso también está bañado con mucho sentido del humor. Eso es muy importante. Las grandes cosas se cuentan mucho mejor cuando hay humor. En este caso, es una obra que se representará muchísimas veces más y que nosotros seremos los primeros, en España al menos, en hacerlo encima de un escenario. Es una obra muy grande y muy buena.
No se pueden perder una obra que despliega tantos sentimientos y que transmite tanto desde escena. Ese es mi discurso para que vayan tanto el viernes 27 a las 21:00 como el sábado 28 a las 20:00 en el Teatro Cervantes de Málaga. Una apuesta teatral donde vamos a ver un gran trabajo de todos los actores y quizás descubrir una faceta diferente de ellos con un texto lleno de tanta complejidad y, a la vez, tan sorprendente.
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