Entrevista Sergio Martínez Vila

YO PLANTEO DISPOSITIVOS MUY ACTUALES, CON LOS QUE EN UN HECHO DE VIOLENCIA COTIDIANA PODEMOS IDENTIFICARNOS MUY RÁPIDAMENTE. SE DA DE REPENTE UNA INVERSIÓN DE ROLES, UNA RUPTURA DE LO QUE CREÍAMOS ESTABLECIDO DESDE NUESTROS PREJUICIOS Y ENTONCES SE PUEDE DAR, QUIZÁS, UN PASO HACIA ADELANTE.

Os presentamos una propuesta incómoda, pero creo que analizar las cuestiones más vitales retando a nuestros propios conceptos es uno de los objetivos principales que tiene la cultura. Para ello, hemos querido hablar con el director de «Mapa de heridas» que se llama Sergio Martínez Vila y que protagonizan Cristina de Anta y Óscar Oliver.

P: La protagonista es Ana quién, 30 años después de que violen a su madre, ella quiere conocer a todos los hombres que lo hicieron. Y la razón tiene mucho que ver con el título de «Mapa de heridas».

Sergio Martínez Vila: Precisamente el mapa de heridas es la información genética heredada del clan de nuestros antepasados, de nuestros padres, de nuestros abuelos y todo eso que descubrimos que, de repente, nosotros estamos repitiendo y perpetuando aún sin darnos cuenta, y el mapa de heridas también al mismo tiempo es el cuerpo. El cuerpo es el gran protagonista del relato, además que tiene como eje central la violencia sexual. Es un cuerpo que crece y evoluciona, que se desarrolla y que aprende, que envejece y es en eso en lo que se va convirtiendo, en un mapa de heridas.

P: Yo decía que es una obra incómoda porque ella necesita hacer ese camino de comprensión y perdón, y relacionar estos aspectos con la violencia sexual resulta arduamente complicado

Sergio Martínez Vila: No tenemos muchas herramientas ni muchos recursos. De hecho, entra dentro de un terreno de inmoralidad manifiesta para mucha gente y yo comprendo que pudiera ser así porque, efectivamente, no tenemos lenguajes, demasiados recursos para lidiar con un tipo de unión de escucha, de empatía asociado al fenómeno de la violencia sexual, es algo que hace que la cabeza estalle. Ahí es donde yo me nutro mucho de la filosofía mística, de la doctrina mística donde precisamente este tipo de activadores de ruptura conceptual de cortocircuito mental son los fenómenos indispensables para que se de una especie de trascendencia o de iluminación espiritual. Por eso yo planteo dispositivos muy actuales, con los que en un hecho de violencia muy cotidiana podemos identificarnos rápidamente. Se da, de repente, una inversión de roles, una ruptura de lo que creíamos establecido desde nuestros prejuicios, y entonces se puede dar, quizás, un salto hacia adelante. Una especie de irrupción del amor donde no pensábamos que pudiese haber ningún tipo de posibilidad ni de amor, ni de compasión ni de perdón. Para mi es algo que no puedo no proponer aunque resulte muy incómodo, quizás incluso un poco a contracorriente.

P: Es complicado pensar que ese tipo de personas con unas conductas aprendidas, y viendo ese mapa de heridas de la protagonista de tu función, podamos pensar que puedan cambiar.

Sergio Martínez Vila: Nosotros no planteamos esa ausencia de dificultad. En realidad es un intento y una búsqueda, y no tanto una conquista. Sería muy ingenuo por mi parte, pensar que eso puede ser fácil. Yo no sé siquiera si yo mismo, poniéndome en la piel de los personajes que sí lo he hecho durante la escritura, podría llegar a experimentar algún tipo de unión, y precisamente he intentado ser fiel a eso y no ser complaciente tampoco con mi propia premisa. Es algo muy difícil. No sé si es posible, pero hay que mostrar relatos o proveer dispositivos como éste para generar un intento o ilustrar cómo podría llegar a ser un intento de eso. Me parece que por ahí, quizás, se ubique la salida a cosas que están profundamente arraigadas en nuestra sociedad, mentalidades duales de víctima y verdugo con la que realmente nosotros hemos construido toda nuestra vida y nuestro sistema de valores, y pues esa mentalidad va de la mano del fenómeno de la violencia. El fenómeno de la violencia existe, precisamente, por esa mentalidad, por esa oposición y ese dualismo con el que abordamos nuestras vidas. Sin él, la violencia se desmonta, no hace raíz. Entonces, aunque sea muy difícil, me parece que merece la pena reflexionar sobre ello.

P: Cristina de Anta representa a Ana y Óscar Oliver representa a los diferentes hombres que violaron a su madre

Sergio Martínez Vila: Él encarna un abanico amplio de masculinidades. En el sentido de que Ana no se enfrenta con cinco hombres, si no con un sistema cultural podríamos decir. El trabajo de cuerpo ha sido cogiendo prestados muchos códigos, a la danza, a la performance y es fundamental. Ya que también había que establecer unas pautas de cuidado y de escucha de los cuerpos, de lo que están generando porque no podemos perdernos el almacenar determinada toxicidad y es una obra muy vulnerable para los cuerpos.

P: Me encanta el nombre de vuestra compañía «La madre del cordero».

Sergio Martínez Vila: Es mi lugar artístico a partir de ahora. Yo creo que también que soy de un carácter marcadamente ritual. Yo no era plenamente consciente hace unos años, pero ahora sí que lo soy. Los rituales siempre abordan estas mismas teclas, estos mismos mimbres. Un ritual, y para mi también un acto escénico, tiene que ver con vehicularte hacia lo trascendente al final. Con generar al final un estado, más o menos, prolongado de presencia que es para mi de lo que va el fenómeno de lo trascendente. Y «Mapa de heridas», como todos mis trabajos, es un ritual para unir los fragmentos que están separados.

«Mapa de heridas» es el montaje de la productora «La madre del cordero» y puede verse los jueves, viernes y sábados a las 19:30 y los domingos a las 19:00 en la Sala Cuarta Pared de Madrid. Estará hasta el 28 de Febrero y las entradas las pueden comprar AQUÍ. Descubran por qué se pueden borrar esos límites entre víctima y verdugo en asuntos de violencia sexual.