Hace un par de años, Anastacia me deslumbró con el potencial de voz que sabía que atesoraba en cada una de sus interpretaciones, pero sí que es verdad que se me quedó la sensación de no haber vivido un concierto completamente redondo. Era como si a sus canciones, les faltara el ambiente que precisaba para hacerlas más atractivas y memorables para el público. Se sabía que estaba la esencia de la americana, eso lo lleva latente pero deseaba que diera un paso más y anoche lo cumplió en el escenario de Starlite Marbella de esta edición de 2017.

Anastacia2A la «A», inicial de la intérprete, que ya presidía el escenario en 2015 se le suma en este año una acertadísima plataforma en forma de «C» donde con el juego de luces y la incorporación de dos músicos, coristas y bailarinas, implementaron las grandes sorpresas del show de Anastacia. Tanto ellas como la artista, se movían por ese montaje como pez en el agua y con una armonía de movimientos y voces que daba muchísimo juego durante todo el concierto. Incluso tocando el violín y la percusión en determinados momentos imprevistos.

Lo que también ha estado pensado de una manera más lógica, para que el espectáculo tuviera más éxito, es la estructura en la forma de organizar las canciones. Comienza con sus composiciones más poperas, pasando por temas en los que se puede lucir más como cantante melódica y adoptando una postura más de diva, para acabar por todo lo alto con su vertiente más rockera. Así consiguió que no fueran simplemente sus éxitos uno detrás de otro, y que la sensación fuera de ir de menos a más en sus temas más conocidos por sus seguidores.

En cuanto a vestuario hace una apuesta más propia de Anastacia. En principio con temas como «Sick and tired», «Stupid Little Things» y como no, Paid my dues», lleva corsé marcando su lado más sexy, chaqueta larga, pantalón blanco y gafas, para su parte más diva donde nos deleita con «Heavy on my heart», «Pieces of my dream»o «You´ll never be alone», aparece con un vestido muy brillante en tono gris que marca el momento más emotivo, especialmente con este último tema que recuerda que escribió en el 2002 con una temática bien diferente a lo que significaba en su momento. En esa época marcó una ruptura y posteriormente muchos de sus fans utilizaron «You´ll never be alone» para acompañarla en sus momentos más duros batallando contra el cáncer. Y, finalmente se vino arriba con «Not that kind»,  «Why´d did you lie to me», la versión de «Best of you» de Foo Fighters, «I´m outta love», «Left outside alone» y «One day in your life», luciendo hombreras negras brillantes con otro corsé, vaqueros y gafas de nuevo, por supuesto.

Sí que pude encontrar un parecido, desde el show anterior, en cómo le gusta jugar con su voz para hacer lo que le de la gana. Es un ejemplo de ese tipo de artistas que no necesitan una parafernalia de movimientos o moverse sin cesar de un lado a otro. Ella dice de una manera divertida pero también directa lo que siente de corazón y, además si quiere, hace que su particular tesitura de negra en cuerpo de blanca alcance la nota más elevada y lo realiza sin problema ninguno. Y lo que Anastacia quiso en este concierto de Starlite fue reservarse su voz de menos a más, no cediendo al silencio en ningún instante entre canción y canción y, poco a poco, con esos juegos de luces en la escenografía, las coristas y el buen hacer de sus músicos lograron una fiesta musical que no dejó indiferente a nadie en calidad y en reconocer la entrega hacia su público desde el primer acorde en la cantera de Nagüeles.

E igualmente la recordaba muy divertida y ha seguido sin defraudarme, además de aprendiendo un poquito más de español. No ha parado de jugar y sacar a la gente más de una sonrisa con su naturalidad y con lo que ella consideraba a destacar de su estancia en nuestro país. Reconoció su temor a que figuras como Trump lideren su país de origen, y nuevamente transmite un mensaje de paz y comunidad entre nacionalidades, que hace partícipe de la misma forma en sus canciones. Algo en lo que lleva insistiendo en llevar como mensaje y que me parece a destacar por ese valor que aún, algunos cantantes, quieren mantener en su filosofía de hacer espectáculo.

Mi mejor momento ha sido cuando ha interpretado la banda sonora de «Los cuatro fantásticos», «Everything burns», con ella cantando sólo a guitarra. Reconozco que cuando se arranca a capella o tiene muy poca instrumentación, disfruto más de su talento y ojalá lo hiciera en más momentos de sus conciertos. Y, por supuesto, en ese «spanglish» maravilloso me quedo con ese «Marbella is in the house» con el que ha dado colofón final al show remarcando ese buen recibimiento que ha querido repetir en esta temporada en Marbella. Y si ya, como sugerencia, me acepta cantar «Love is a crime», que me parece una genial banda sonora que realizó para «Chicago», ya no tendría ningún derecho a quejarme. Igual me sorprende.

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