REMA REMA REMA, ES NUESTRO LEMA

Siendo ronlalera desde sus inicios, tampoco es una ventaja inicial porque ya conoces su idiosincrasia y no vas a dar por bueno cualquier propuesta que te presenten y que te puede sonar ya a versos, rimas y música que han sido utilizados. Es un arma de doble filo, o mejor dicho es una nueva conquista. Y no me ando a la deriva, de que nuevamente esa compañía de juglares han conseguido ser los provocadores de mis mejores carcajadas y arduas reflexiones.

A través de un cronista y su aprendiz conocemos la historia del marino Fulano, Fray Pío y el capitán Hernán Galán quienes se embarcan en la conquista de un nuevo mundo. A lo largo de esa navegación se suceden diversas vicisitudes que pondrán en solfa muchas de las realidades que representan, y se enfrentaran a temidos peligros que, en tono de comedia, se desenvuelven en disparates cada vez más acuciantes, en el que lo inesperado resulta lo más excepcional para no parar de disfrutar en toda esta expedición. Unos extraños galimatías que me hacen seguir remando a su favor, en cualquier frontera que quieran atravesar para afrontar los aspectos de la vida que quieran trasladarnos desde su propuesta escénica tan personal.

Hay algo que sigue haciéndome virar los poros de mi piel y son las canciones en las que conjugan sus voces para llegar a una emocionabilidad desde la comedia, que siempre defiendo que es el mejor tránsito para llegar a lo que se quiere conseguir despertar sentimentalmente al espectador. Me río como me hace falta en los cánticos más delirantes, pero esa templanza en los temas más melódicos es algo que sobrepasa a lo más recóndito de mi ternura y siempre les agradezco que me hagan llegar hasta ese rincón que solo el arte logra provocarme. Son grandes maestros en lograr que salga más feliz de la función de cómo entré.

En definitiva esta compañía teatral de orates de la palabra y sonidos vibrantes, me reconquistaron porque nunca me he dejado desconquistar por su buen hacer, el ingenio locuaz, la música sublime y la ocasión de poder pensar sobre nuestra propia historia, y todas las sandeces que no dejaremos de seguir cometiendo dentro de 500 años a este nuevo mundo.

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