NO HAY BURLAS CON CALDERÓN

Éxito en el Teatro del Carbón en el estreno de «No hay burlas con el amor» de Calderón de la Barca en un ejercicio teatral divertido y con mucho ritmo que hizo reír al público granadino desde la primera escena del montaje. No deben perderse los lios amorosos de Leonor y Beatriz en esta loca idea que brillantemente ejecutan desde la compañía «Teatro para un instante»

Lo difícil es hacer respetar al texto y que sea comprensible para el espectador. Una tarea en la que hay que trabajar cada escena, cuidar cada frase que se expone y conservar la idea y la ejecución que el autor inicial quiso llevar a cabo. Premisa que cumple la compañía «Teatro para un instante» que llevan hasta finales de agosto esta comedia en el Teatro del Carbón donde, más que nada, descubrimos el cambio de giro de unos de los personajes principales masculinos sobre su visión del amor que se condiciona a través de diversos líos y enredos entre los restantes personajes de la trama.

No hace falta que sea comprensible la primera palabra si no que constantemente podemos averiguar el contexto en el que cada una de las hijas de don Pedro hablan en escena o los galanes escudriñan un nuevo plan de conquista. Algo que ayuda a que en esta primera función se haya entendido y se hayan reído desde el primer momento, son los gestos que cada uno de los actores imprimen a sus personajes. Les dotan de sus propias características convirtiéndoles en transmisores fáciles y, a la vez, divertidos de lo que quieren transmitir al espectador.

Funciona a la perfección la adaptación de todas las escenas montadas, así como la minimalista puesta en escena que no precisa de mayor ambición y especialmente, los intermedios musicales donde denotamos, de nuevo, una buenísima labor de Pablo Sánchez de Medina acompañado por Javier Hervás a las cuerdas. Relajan la situación cómica y consiguen que se dividan los pasos que van acrecentándose durante toda la trama de «No hay burlas con el amor»

Pudimos comprobar también el gran trabajo del verso aprendido, cantado e interpretado que logra llegar a unos puntos cómicos muy altos, sobre todo jugando con el papel de la hermana mayor, Beatriz, quién utiliza palabras de lo más estrambóticas para expresar sus sentimientos. Los gestos más la posición del escenario también ayudan a que todo sea muy comprensible y se pueda seguir la historia en todo momento.

Lo que más alabo es que se diferencie completamente de otras versiones donde se eliminan personajes y se llevan a un estereotipo extremo donde pierden su razón de ser. El teatro debe dar cabida a estos personajes ya concebidos por Calderón que, de por sí, ya tienen unas licencias cómicas que bien trabajadas, no necesitan ni mayor explicación ni tergiversar a la actualidad para que se entiendan mejor.

Todos los actores realizan un trabajo tanto en las partes musicales como interpretadas de alto nivel, en el que se muestra el esfuerzo y la dedicación por hacer un Calderón a la altura de lo que escribió y mejorado con el ambiente en el que se envuelve esta comedia. Y, aunque puede que no sorprenda a nadie en cuanto a la resolución de las historias amorosas, merece la pena vivirlas para dejarse llevar y que nos podamos divertir con ellas.

Recordamos que hasta finales de agosto pueden disfrutar de esta comedia como de «La casa de Bernarda Alba» en el Teatro del Carbón. En estos días, decidí trasladarme a Granada para vivir esta aventura teatral que recomiendo a todos los amantes del buen tratamiento de sus obras en el escenario. Espero que se llene esa casa del Carbón todos los días de funciones porque su buen trabajo y hacer, lo merecen. Y que si este oficio tiene su razón de ser, es cuando los actores y todo el equipo de una compañía lo dan todo como he podido comprobar en estas dos noches inolvidables. Vayan a ver estas funciones. No se arrepentirán.

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